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Me encuentro sentada en la parte trasera de un taxi analizando lo ocurrido la noche anterior, más que nada por un acontecimiento que no me esperaba; ¿de verdad Isaac se ha molestado conmigo? Vamos, no podría ser más infantil su actitud, yo conozco a Adam, es un joven bastante agradable y mis padres le guardan aprecio. Pero la reacción de Isaac y Eleanor podría ser infundada, ¿o no? Probablemente tenían una estúpida rivalidad por competencia en alguna etapa de su vida y dejaron que las cosas se salieran de control. Sí debe de ser eso.

Pero Isaac no debe desquitarse conmigo, yo no he hecho nada... bueno, fui bastante dura con él, lo acepto, ¿pero solo por eso dejará sus intentos de salir conmigo? Eso es injusto, yo no estaba lista para eso.

Abro mis ojos como platos.

-Oh por Dios, ¡comenzaba a sentir algo por Isaac!

-¿Cómo dice, señorita? – sacudo mi cabeza y observo al taxista, sin darme cuenta he hablado en voz alta.

-Nada, disculpe. – Al momento que va a aparcar el taxi en mi facultad suelto un suspiro y niego. – Cambio de planes, a la facultad de derecho, por favor.

El hombre asiente y sigue de largo.


Vamos, solo perderé la primer clase, no será nada malo, es la universidad, hay personas que solo se presentan incluso a los exámenes, faltar a una clase no me afectará, no pasará nada, no pasará nada malo.

Repito lo último una y otra vez en mis pensamientos.


Justo comienzo a arrepentirme de lo que estoy apunto de hacer cuando me sacudo un poco a causa de que el taxi ha parado.

-Muchas gracias. –saco un poco de efectivo y se lo tiendo al conductor con una sonrisa bajando del auto y sosteniendo mi mochila y maleta.

Suelto un suspiro y camino entre la gente, observando en particular a los chicos altos y de cabello castaño para ver si de verdad tengo suerte y distingo a Isaac.

Al no tener suerte, entro al edificio y camino al aula de información.


Detrás del escritorio observo a una señora de unos 50 años comiendo una ensalada que para mi opinión lucía muy apetitosa, pero a juzgar por su rostro, no era lo que esperaba comer, ya que lo observa con cara de asco y no aparta su mirada de ella, como si mirándola fijamente fuera a cambiar a otra comida.

Me aclaro la garganta y ella seria levanta la mirada.

-Sí, ¿Qué se te ofrece? – pregunta en tono seco.

-¿Sabe dónde puedo encontrar al alumno Isaac.... Isaac McFuller?- frunce el ceño.

-¿Es alguna emergencia?

-No – suspiro al momento que me doy cuenta que debí haber dicho que sí.

-Si no es una emergencia y usted no es algún familiar, no puedo darle datos sobre los alumnos, lo siento. –es lo último que me dice para regresar su mirada a su plato de ensalada.

-Gracias. – digo en un suspiro y salgo del aula mirando mis pies.


Ya casi me encuentro fuera del edificio cuando observo a alguien que reconozco, pego un salto de la emoción y corro hacia él evadiendo las miradas y los cuerpos de las personas en mi camino.

Me coloco frente a la chica con la que habla sin darme cuenta de lo maleducada que me he visto pero eso no me impide decir lo siguiente.

-¿Sabes dónde puedo encontrar a Isaac?

Un chico rubio, me mira con unos ojos azules demasiado confundidos.

Es el amigo de Isaac, uno de los chicos con los que lo vi en la cafetería el martes de tacos. Es uno de los chicos más guapos que he visto y no he podido olvidarlo.

Bueno, para ser honesta, no se puede olvidar a ninguno de los cuatro amigos por sus particularidades especiales.


-¿Y tú quién eres?- pregunta con voz intrigada.




Sí, es corto, demasiado corto, pero ya quiero reponer una historia que dejé en el olvido hace demasiado tiempo. Las vacaciones estan a la vuelta de la esquina, espero que lo que me he propuesto de seguirla hasta terminarla se cumpla. Los quiero a todos, gracias por leer.

XOXO


PretendingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora