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Estamos tomados de la mano, caminando por esa banqueta que tomábamos todos los días cuando íbamos de la escuela a mi casa.

-Aún siento un poco de lástima por Mariana, la pobre salió corriendo y no pude siquiera decirle algo.

-No es tu culpa, linda. Fue un accidente, pero sabes que la gente de nuestra escuela es todo menos comprensiva. – me dijo apretando un poco más mi mano para reconfortarme.

Levanté la mirada que tenía clavada en el suelo y lo miré a los ojos.

-Sé que fue un accidente, la rutina era fácil, pero un simple tropiezo hizo que toda la escuela se burlara de ella, se debe de sentir fatal, y sé que no somos amigas, pero es mi compañera de baile, y siento que fue mi culpa por no ensayar más.

Paró de golpe y tomo mi rostro con ambas manos.

-Shammy, no te sientas mal amor, no fue tu culpa y hasta a un profesional le puede pasar; ¿Quieres ir a casa de Mariana después de comer? – pregunta; lo veo directamente a esos ojos grises y no hay más que comprensión en ellos.

-¿No te importa cancelar la ida al cine?

-Cariño, ni le hubieras puesto atención a la película por estar pensando en Mariana – sonríe – además, no me agrada mucho la idea de que estés toda la película babeando por Thor y Iron Man.

Río animadamente y replico:

-O vamos, que Iron Man es el hombre más sexy del mundo. – sus pupilas se dilatan inesperadamente y suelta una leve carcajada mientras me acerca a sus brazos.

-¿Enserio? ¿Aún más sexy que yo?

Me acerco lentamente a sus labios dando un simple pero dulce beso, me separo un poco.

-Si más sexy que tú.

Me separo de él y salgo corriendo riendo como loca, mientras él grita detrás de mí:

"¡Shammy, espérame, Samantha Reynolds, ¿Enserio crees que es más sexy que yo?!"

Un ruido bastante molesto me despierta, volteo y de un golpe el despertador deja de sonar.

Me tallo los ojos con ambas manos, el sueño aún esta tan nítido en mi cabeza, lo peor de todo es que más que un sueño, es un recuerdo; me es cada vez más difícil olvidar lo sucedido,  ya que sueño con él todos los días.

Observo el reloj del despertador y marca las 5:34 am; es una de las grandes desventajas de Nueva York; las grandes distancias a recorrer, antes me despertaba a las 7:30 am y entraba a las 8:00 am, hoy entro a las 9:00 am y aun así tengo que salir del apartamento a las 7:30 am más tardar para no llegar tarde.

Tomo una ducha rápida y desayuno un cereal con leche, aun cuando ya tengo cuatro días en la ciudad no eh comprado mucha comida. Reviso rápidamente mi mochila para ver si todo está en orden (aunque hice lo mismo unas cinco veces la noche anterior) y tomo mi celular y mi flauta transversal y salgo corriendo del apartamento.

Por suerte, no duré nada en encontrar un taxi así que llegue a las 8:45 am a la escuela. Saqué el horario que tenía guardado en mi mochila y me dirigí a mi primera clase, la cual era apreciación musical. Al llegar me sorprendí un poco ya que la mitad del salón ya estaba lleno, tome un asiento por los lugares de en medio, enseguida de un chico que lucía muy centrado en lo que tenía en su cuaderno.

-Buenos días. – le salude educadamente.

El solo se limitó a mover un poco su cabeza.

-Soy Samantha.

PretendingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora