Capítulo 2

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El shock inicial de haber visto a tremenda criatura frente a mi se me ha pasado y ahora charlamos mientras calentamos, al parecer ya ha montado más o menos nuestro baile.

Robert es un hombre muy serio, de hecho, todavía no lo he visto sonreír. La verdad es que impone un poco, sus ojos azules parecen atravesarte cada vez que te miran y eso me pone muy nerviosa.

- Bueno y ya está. Vamos a empezar.- Dice él levantándose.- Muy bien, empezamos con nosotros pegados así,- Continúa diciendo, entonces me sujeta contra él, noto cada músculo de su cuerpo y el corazón se me acelera, espero que no se dé cuenta.- Ahora pongo mi mano en el medio de tu espalda y tú te dejas caer hacia atrás.- Yo me dejo caer pero no soy capaz de caer del todo.- Rebecca, por favor, necesito que caigas del todo, si no se te ve demasiado tiesa.

- No puedo, no confío en ti todavía.

- No tenemos tiempo para pararnos a hacer ejercicios de confianza.

Yo sigo colgando literalmente en sus manos cuando de repente su agarre en mi cintura desaparece y noto que mi cuerpo se precipita al suelo. Un grito se forma en mi garganta pero se queda en un ridículo chillido porque Robert me coge por una mano y evita mi caída.

- ¡Estás loco! ¡Podía haberme hecho daño!- Le grito al profesor mientras me pongo derecha de nuevo.

- No te iba a dejar caer. Vamos a probar el paso de nuevo.

- Ni de broma.

- No te he dejado caer, te he agarrado en el último segundo precisamente para que confíes en mí.

Me quedo mirando a sus ojos azules mientras hago que mi respiración se ralentice. Cuando consigo respirar con normalidad de nuevo veo que tiene razón y me acerco al señor Rosb para que volvamos a comenzar. En cuanto estamos de nuevo pegados mi corazón vuelve a latir a toda pastilla.

- Muy bien, ahora déjate caer, confía en mi...- Me dice él mientras su mano pega mi cuerpo más al suyo. Yo me dejo caer hacia atrás creando un arco perfecto con mi espalda, quedando mis piernas casi en paralelo con mi cabeza.- Perfecto.- Susurra Rosb.- Siguiente.

Me agarra por una mano y tira de mi hacia arriba haciendo que me quede derecha y con  nuestros cuerpos totalmente pegados. Coloca su mano derecha sobre mi omóplato y la otra agarra mi mano derecha, la estira formando así la postura de bailar el baltz. Mi mano izquierda descansa sobre su hombro y siento cada músculo debajo de su fina camiseta de manga corta.

- Y ahora apoya tus manos en mis hombros y...- Le hago caso y él me agarra por la cintura con ambas manos y me hace dar un leve salto que me levanta unos cincuenta centímetros del suelo.

- Vaya.- Digo cuando vuelvo a poner los pies en el suelo.- Has sido capaz de levantarme a peso puro. No he tenido ni que propulsarme.- Le digo mientras volvemos a la postura del baltz y vamos dando vueltas por toda la sala de ensayo.- Es impresionante.

- No pesas tanto. Vuelta y abajo.- Yo hago lo que me ordena una vez más y doy una vuelta y acabo cayendo sobre sus brazos como en la postura del principio.

- Mido 1.80, normalmente no son capaces de levantarme a peso puro.- Le digo cuando volvemos a estar cara a cara.

- Pero yo sí.- Me responde secamente.- Ahora tus manos a mis hombros, te impulsas y me rodeas con tus piernas.

Hago lo que me dice y de un salto rodeo su torso con mis largas piernas.

- Ahora cae hacia atrás y yo daré vueltas.

- ¿Conmigo colgando bocabajo?- Le pregunto algo asustada. Temo por mi vida.

- Sí, hazlo.

Yo me fío de él y le hago caso, me hecho para atrás confiando una vez más en sus fuertes brazos. La sangre sube rápidamente a mi cabeza cuando empieza a dar vueltas. Justo cuando estoy a punto de decirle que necesito parar, sus brazos me impulsan hacia arriba hasta que estamos cara a cara de nuevo, con nuestras narices a escasos milímetros.

- Muy bien, sigamos.

Siete horas más tarde necesitamos parar para comer. Media hora de comida después son las cuatro y tenemos que volver a ensayar.

Robert es muy duro, pero es un increíble profesor. Cuando acabamos a las nueve y media de la noche hacemos el baile lento y torpemente, pero vamos avanzando. No me siento los músculos y creo que si sudara más podría llenar una piscina olímpica. El profesor Rosb está igual de empapado que yo, pero no parece ni la mitad de agotado, de echo le quedan fuerzas para seguir siendo un borde total.

- Mañana trabajaremos más y mejor.- Me dice muy seguro de sí mientras yo hidrato mi cuerpo medio muerto.

- No sé si seré capaz de levantarme de la cama.

- Iré a por ti si hace falta.

- ¿Tanto te cuesta ser más amable?

Él se me queda mirando mientras medita su respuesta.

- Estamos aquí para bailar, no para ser amiguitos del alma.

- Pero podemos al menos llevarnos bien, digo yo vamos.

Él me mira y por un segundo una pequeña sonrisa parece asomar por la comisura de sus labios, pero desaparece al segundo.

- No necesariamente.- Dice  sale de la sala sin decir otra palabra.

Yo me quedo ahí, quieta, mirando la puerta intentando que mi corazón vaya a un ritmo normal, porque se ha acelerado sin razón. 


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Robert multimedia 😘


Mi Último Baile [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora