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Gerard estaba lavando los platos cuando Frank llegó a casa del trabajo. Realmente debería haber terminado sus quehaceres desde hace tiempo, pero estaba haciendo todo muy lento sólo para recrear la escena clásica del marido y su mujer. El marido llega a casa, la esposa está lavando los platos y la comida esta en la mesa.

"¿No has terminado con eso todavía?" Preguntó Frank, sentándose a la mesa y probando un bocado de la cena. "Esto está muy bueno, bebe".

"Gracias" dijo Gerard, cerrando la llave y sentándose lentamente frente a su secuestrador.

"¿Cuál es la ocasión? Me estás dando esa mirada."

'Esa mirada' era lo que Gerard consiguió inventar de una mezcla de seducción y ansiedad. Era su forma de 'controlar la situación' cuando Frank comenzaban sus torturas, pero no se atrevía a hacer mucho más que eso.

"No hay una ocasión" murmuró Gerard. "Sólo me siento bien..." Frank tarareó y siguió con su cena.

"¿Sabes?... Creo que voy a ser bueno contigo esta noche." Gerard se le quedó mirando con incredulidad. ¿Qué significaba eso? ¿Qué significaban esas palabras? "Siempre y cuando te comportes."

"Sabes que siempre voy a hacer lo que tu digas" dijo Gerard suavemente. "¿Qué... qué quieres que haga?" preguntó, dejando su tenedor y mirando a Frank con tristeza.

"Termina tu cena" dijo Frank. Gerard recogió el tenedor de nuevo y empezó a comer más rápido. "No tan rápido" agregó Frank. Gerard se desaceleró y copio el ritmo de Frank para que terminaran al mismo tiempo. "Limpia esto, y luego vuelve a la habitación." Gerard asintió y se levantó de la mesa. Lavo los platos y corrió a la habitación, antes asegurándose de que sus manos ya no olían a comida.

"¿Frankie?" Dijo Gerard, mirando a escondidas dentro del dormitorio y tratando de mantener su cena en su estómago cuando vio el cinturón de Frank sobre la cama. No quería una paliza... No quería estar tan herido de nuevo; ya había recuperado la capacidad de sentarse.

"Vamos" dijo Frank. "A la cama" mando, señalando a la cama y luego se volvió hacia el cajón de la cómoda donde estaban todos sus juguetes.

Gerard intento no hacer sonidos de miedo e incomodidad cuando se arrastró hasta la cama y se acostó. Se quedó mirando el cinturón de Frank y contuvo el impulso de ocultarlo debajo de las mantas. No quería que lo golpeara con eso. No quería. No, no... no quería.

"¿Frankie?" Murmuró Gerard.

"¿Qué?" Preguntó Frank, lanzando un consolador por encima de su hombro y golpeando a Gerard en la cara antes de caer sobre la cama. Gerard se le quedó mirándolo... sorprendido de lo pequeño que parecía. Se veía tan pequeño y aparentemente inocente con ese color rosa pastel.

"Yo... yo voy a-"

"¿Ser azotado? sí." Gerard gimió y se puso en la posición en la que Frank le había entrenado para recibir azotes. Frank lanzó otro juguete en la cama, pero Gerard no estaba mirando. Estaba aterrado por el cinturón de Frank. Nada más le desconcertaba tanto, además del cinturón y su perforación sensible. "No estes tan triste", murmuró Frank. "Puedes tomarlo."

"Pero... duele" murmuró Gerard.

"No me digas," Frank dijo distraídamente, todavía excavando en el cajón. El contenido del cajón nunca se terminaba, pero Gerard nunca lo vio traer juguetes nuevos a casa. Era como el pozo sin fondo del terror.

"¿Va a ser tan malo como..."

"¿La última vez? No, me molesta cuando manchas de sangre todas mis sillas".

Llora todo lo que quieras (No me importa) ||FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora