_____ Stewart empujó la puerta de urgencias del hospital y entró dando zancadas en el pasillo que llevaba hasta información. Estaba calada hasta los huesos. Había tomado un taxi, pero se habían quedado atrapados en uno de los típicos atascos de la ciudad de Denver, así que se había bajado y había ido caminando dos manzanas hasta el hospital.
-Me han dicho que han traído aquí a mi hermana. El apellido es Stewart -dijo con tranquilidad. Se alegraba de que su imagen de serenidad, que tanto la favorecía en su trabajo como abogada, escondiera los ansiosos latidos de su corazón. La imperturbable enfermera comprobó sus papeles, estuvo a punto de hacer un comentario y, después, viendo la expresión de ____, se lo pensó mejor.
-La encontrará en la UCI (unidad de cuidados intensivos) Tome el ascensor hasta la sexta planta.
¿En la UCI? ¡Dios Santo! ¿Por qué no le habían dicho que era tan grave? Intentando convencerse a sí misma de que no había ocurrido lo peor, ____ se dirigió hacia el ascensor, sin prestar atención a la curiosa mirada de la enfermera. Cuando se abrieron las puertas, salió y miró a su alrededor. No parecía haber nadie a quien pudiera preguntar pero, acostumbrada a tomar decisiones rápidas, se dirigió sin dudarlo hacia la derecha. Fue mirando habitación por habitación y entró rápidamente en una de ellas cuando vio una figura familiar. En lugar de estar tumbada en una cama, su hermana estaba paseando arriba y abajo en la salita de espera.
-Cuando me dijeron que estabas en la UCI pensé que te encontraría malherida -dijo ____ tensa.
- ¿Desilusionada?
. ______ y Caroline Stewart eran gemelas idénticas. Tenían veintisiete años y eran dos mujeres bellísimas, con unos ojos de un Café tan intenso que a veces los chicos se perdían en ellos y un aspecto tan delicado que las hacía parecer frágiles. Tenían la piel de porcelana, en magnífico contraste con el brillo de su pelo negro. Las dos eran altas, esbeltas y con muchas curvas. La única diferencia que saltaba a la vista era que _______, ____ para los amigos, llevaba media melena. Las diferencias realmente importantes no se veían. Precisamente por esas diferencias las dos hermanas habían dejado de verse hacía mucho tiempo. Caroline era una secretaria excepcionalmente buena pero, en lugar de usar su cerebro, usaba su aspecto físico para conseguir lo que quería. Los hombres, decía, pensaban con otra parte de su anatomía y podían ser utilizados para mejorar de posición en la vida. Por contraste, el aspecto físico era un hándicap para ____ en su trabajo. Tenía que trabajar el doble para convencer a la gente de que no era sólo una cara bonita sino una buena abogada. A pesar de que, por deseo de Caroline, sólo se veían en raras ocasiones, a ____ le seguía importando su hermana. Era la única familia que tenía.
-Parece que estás bien -dijo burlona.
- ¿Bien? ¡Mira esto, me va a quedar una cicatriz, ya lo verás! -exclamó Caroline señalando un pequeñísimo corte en su mejilla derecha que había sido limpiado y que ni siquiera había necesitado puntos.
Por la fuerza de la costumbre, ____ ignoró el comentario de su hermana y buscó información.
- ¿Qué ha pasado? Lo único que me ha dicho la policía es que habías sufrido un accidente -dijo recordando el miedo que había sentido pensando que había perdido a su único familiar. Huérfanas desde pequeñas, siempre habían estado solas, razón por la que ____ seguía aferrada a Caroline. Ignorando descaradamente el cartel de «No fumar», Caroline encendió un cigarrillo y le dio una profunda calada durante unos segundos antes de contestar.
-Ha sido horrible, creí que iba a morir. Un coche perdió el control cuando salíamos del restaurante y se subió a la acera, directamente hacia nosotros. Justin me empujó para apartarme, pero el coche lo atropello a él. ¡Y yo me di un golpe contra la pared y me hice esto! -de nuevo señalaba el cortesito en la mejilla. ____ se prometió a sí misma no prestar atención al infantil egoísmo de su hermana.
- ¿Quien es Justin?- Caroline exhaló el humo y la miró intensamente.
-Justin Bieber.
- ¿Justin Bieber, el abogado? -preguntó incrédula. Cuando su hermana asintió, ____ no podía dar crédito. Había oído hablar de él. ¿Quién no lo había hecho en el mundo de las leyes? Su reputación como abogado era increíble. Era casi una leyenda a los treinta años.- ¿Y cómo lo has conocido?-Un día entró en el gimnasio al que yo voy y empezamos a charlar. Había venido a Denver a llevar un caso y, en fin, supongo que debes saberlo, me ha pedido que me case con él.
Decir que ____ estaba atónita era decir poco. Ni siquiera sabía que Justin Bieber estuviera en Denver y ahora descubría que era nada más y nada menos que el prometido de su hermana. ¡Su prometido! Nunca pensó que eso pudiera ocurrir. Estaba tan acostumbrada a los devaneos de su hermana con los hombres que no se le había ocurrido que un día pudiera enamorarse de uno de ellos. Que fuera Justin Bieber el que había hecho el milagro era una sorpresa, pero la vida está llena de ellas. Se quedó mirando a su hermana, intentando imaginar la horrible ansiedad que debía de estar sufriendo. Cada persona se comporta de forma diferente ante una situación de tensión y el miedo hace que la gente se comporte de forma curiosa. Su hermana debía de estar escondiendo el suyo tras una fachada de indiferencia. El corazón de ____ se ablandó.
- ¿Y cómo está? -preguntó cariñosamente. Su hermana apagó el cigarrillo y tomó su abrigo.
-Entra y mira tú misma.
La llevó hasta una habitación en la que, casi tapado por una serie de monitores y cables, Justin estaba tumbado en una cama. Lo único que ____ pudo ver fue que tenía el pelo castaño y que estaba terriblemente pálido. A pesar de ser un hombre que aparecía a menudo en los medios de comunicación, nunca había visto una fotografía suya y no tenía ni idea de cuál era su aspecto.
- ¿Han llamado a su familia? -preguntó ____ preocupada.
-Mira, a mí no me preguntes porque tengo otras cosas en la cabeza. Lo acaban de traer del quirófano y aún no saben si va a sobrevivir. Pero si lo hiciera, podría quedarse paralítico.
-No sabes cómo lo siento -dijo tomando la mano de su hermana.
-No lo sientas. Yo no voy a quedarme aquí para verlo.
____ se quedó helada y olvidó toda noción de que su hermana estuviera sufriendo. Ninguna persona enamorada podría ser tan insensible.
- ¿Qué quieres decir?
- ¿Te puedes creer la mala suerte que tengo? Cuando por fin consigo enganchar a un hombre guapo y con dinero, ¡va y casi se mata! -contestó su hermana con una risa amarga.
Esa risa estaba tan fuera de lugar en una habitación en la que un hombre estaba gravemente herido que _____ sólo pudo mirar a su hermana, incrédula.
-Creí que estabas enamorada de él.
- ¿Enamorada? Por favor, ____, el amor es para los cuentos. Lo que quiero es dinero, una posición y un hombre que pueda llevarme a todos los sitios a los que quiero ir. ¡No esperarás que me case con un paralítico!
____ se tuvo que tragar el asco y la ira antes de poder decir:
-Te ha salvado la vida. No puedes abandonarlo ahora.
- ¿Que no puedo? Espera y verás.
-Te necesita, Caroline -dijo ____ furiosa.
-Pues yo no lo necesito a él -contestó Caroline quitándose un anillo de compromiso del dedo y tirándolo sobre la cama-. ¡Vaya pérdida de tiempo!
- ¡No me lo puedo creer! Llevo años dando excusas por tu comportamiento, Caroline, pero no hay excusa que valga para esto. Su hermana se acercó a ella y le puso un dedo en el pecho.
-Escúchame, doña Perfecta. Me da lo mismo que te parezca bien o no. Pero si estás tan preocupada ¿por qué no te quedas tú con él? Eres tan fría que te daría igual que pudiera satisfacerte o no. Yo me voy de aquí. Hay muchos más peces en el mar y creo que un cambio me irá bien. Los Ángeles, por ejemplo.
____ vio cómo su hermana salía de la habitación sin echar una mirada atrás y se sintió avergonzada. Ni siquiera en los peores momentos hubiera pensado que Caroline podría portarse así con alguien. Desde luego, sabía que ella nunca podría hacerlo.