Se había dado la vuelta y abrió la boca para decir algo, pero volvió a cerrarla. Con los brazos cruzados, lo miró amenazadora.
- ¡No me tientes!
La expresión de los ojos de Justin pareció robar todo el aire de la habitación.
-Me alegra saber que puedo -contestó con voz ronca.
-Justin Bieber, por favor, yo... -no pudo seguir hablando. Por fin, se volvió confusa hacia él y siguió-: ¿Qué me estás haciendo?
-Sólo lo que me haces... tú a mí.
Eso no la ayudaba. Caminó arriba y abajo.
- ¡Yo era una mujer sensata y lúcida hasta que entraste en mi vida!.
Y si quería seguir siéndolo, Justin tendría que salir de su vida lo más pronto posible.
-Lo mismo digo -murmuró él. ____ miró hacia él a tiempo para ver su mueca de dolor. En ese instante, olvidó toda su confusión.
- ¿Qué pasa, te duele? -preguntó preocupada.
-Tengo la boca seca... como un desierto.
-Voy a llamar a la enfermera -dijo apretando el botón.
-Dime... mis padres... ¿han estado aquí? -preguntó Justin ya sin sonreír. ____, comfungida, se dio cuenta de que estaba exhausto. Automáticamente, retiró el pelo de su frente, y sin darse cuenta, lo siguió acariciando mientras lo observaba.
-Han estado aquí, pero han salido a comer algo. Volverán enseguida.
En ese momento, llegó la enfermera y, cuando terminó de hacer que Justin estuviera más cómodo, éste ya estaba somnoliento. Unos minutos más tarde, estaba profundamente dormido.
____ se derrumbó sobre una silla cercana, mirando su perfil. Esas pestañas tan absurdamente largas le hacían parecer un niño vulnerable, pero mientras dormía, su poder sobre ella disminuía y ____ podía volver a pensar. Lo que quería era reconfortarlo y en lugar de eso habían mantenido una conversación erótica ¡Y lo que era peor, a ella le había encantado!.
Eso y el hipnótico efecto que ejercía sobre ella formaban una combinación letal y sólo significaba una cosa. Lo de la noche anterior no había sido sólo producto de los nervios. Una sola mirada había bastado para derretirla por dentro, para hacerla una víctima de sus alborotadas emociones. Tenía los nervios deshechos y un nudo en la garganta. Sabía lo que estaba pasando. No era tan ingenua. Había sido atrapada en las garras de una poderosa atracción y sabía por qué.
La noche anterior no había querido pensarlo, pero después de esa tarde no podía seguir engañándose a sí misma. Se había enamorado de Justin Bieber. Era la única explicación posible. Había oído hablar de amores a primera vista, pero nunca había creído demasiado en ellos. Ahora tenía que creer porque le estaba pasando a ella.
Sólo tenía que mirarlo a los ojos y estaba perdida. ¡Perdida en los ojos de un hombre que creía que ella era otra persona! Ese pensamiento hizo que se le helara la sangre en las venas. Era como una pesadilla. ¿Cómo había podido ser tan tonta de enamorarse del prometido de su hermana? No había podido evitarlo, aunque lo había intuido. Ahora estaba segura y no podía permitir que siguiera adelante. No sería tan difícil. Lo único que tenía que hacer era recordarse a sí misma que no era de ella de quien él estaba enamorado.
Él actuaba de esa forma porque creía que ella era su hermana. Eso debería ser suficiente para enfriar cualquier pasión por su parte. Tenía que mantener la cabeza fría, mantenerse distante y en un par de días le contaría la verdad sobre Caroline. La revelación daría por terminada esa desafortunada atracción. Luchando contra un sentimiento de desánimo, tomó una revista que Tricia había dejado en la habitación y pasó las páginas sin interés, forzándose a sí misma a concentrarse en las palabras más que en el hombre que estaba en la cama.
Cuando volvieron los Bieber varias horas después, ____ les comentó brevemente lo que había pasado.
- ¿Y desde entonces no se ha movido? Entonces debe de estar tranquilo -dijo su madre aliviada.
____ sonrió. Le gustaban los Bieber y sentía tener que decirles la verdad. Sólo esperaba que entendieran sus razones.
Jeremy sonrió, y su sonrisa aumentó el parecido con Justin.
-Un par de días más mirando esa cara tan preciosa y se olvidará de que ha tenido un accidente -bromeó él y ____ descubrió de quién había heredado Justin su encanto.
-Desafortunadamente, la belleza puede ser a veces más un hándicap que una ventaja -dijo ella. El padre de Justin asintió.
-Pattie me ha dicho que eres abogada. Supongo que habrás tenido que enfrentarte a problemas sexistas muchas veces. A muchos hombres la belleza y la inteligencia juntas les parece algo aterrador -comentó seriamente.
-Pero usted no es de esos -dijo completamente segura. Jeremy admitió esa verdad con una inclinación de cabeza.
-No, yo no. Tengo demasiado respeto por la brillantez de la mente femenina. Y lo mismo, debo añadir, piensa mi hijo.
Una afirmación que ella no tenía por qué cuestionar.
-Si se parece en algo a usted, señor Bieber, yo no lo dudaría -dijo mientras empezaba a recoger sus cosas. Jeremy y Pattie rieron.
-Le gusta que lo adulen, como a Justin -bromeó Pattie, ayudando a ____ con su abrigo.- Muchas gracias por venir hoy, querida. ¿Te veremos esta noche?
La estaban tratando como a alguien de la familia y ____ empezó a tener problemas de conciencia. Pero no podía hacer nada excepto aceptarlo educadamente.
-Pasaré por aquí más tarde, pero ahora tengo que hacer una cosa. -contestó.
No pudo evitar besar a la mujer en la mejilla antes de salir de la habitación. Lo que tenía que hacer no era algo muy apetecible. Aunque no lo deseaba, tenía que ir a ver a su hermana para intentar convencerla de que cambiara de opinión.
No quería que Caroline volviera con Justin porque quería protegerlo del daño que su hermana le había hecho y podía volver a hacerle. Pero esa no era su decisión. Si Justin quería a su hermana, su conciencia no la dejaría en paz si no lo intentara de nuevo.
Tomó un taxi hasta el elegante edificio de apartamentos donde vivía Caroline. El guardia de seguridad era una de las pocas personas que sabían que Caroline y ella eran gemelas y la identificó por el corte del pelo.
-Lo siento, señorita Stewart, pero su hermana se ha marchado.
____lo miró sin entender.
- ¿Se ha ido?