El guardia parecía incómodo.
—Hizo las maletas, pagó el alquiler y se fue de la ciudad a primera hora. Lo siento, señorita.
Atónita por la rápida desaparición de su hermana, ____ asintió con la cabeza.
—Está bien. No es culpa suya que no me lo dijera. ¿Por casualidad le dijo dónde iba?
—Lo único que dijo es que se iba a la costa. ¿Quiere que llame a un taxi?
—Sí, gracias. Esperaré fuera.
Nunca habría pensado que Caroline se iría sin decir adiós, abandonando a un hombre herido, pero su hermana gemela tenía sus propias leyes y aquello era la confirmación de que Caroline no quería saber nada de Justin. No debería sentirse feliz, pero no podía negarse a sí misma que lo estaba. ____ había hecho todo lo que su conciencia le había pedido que hiciera. Lo que ocurriera a partir de ese momento era cosa suya. Pasara lo que pasara, no rompería el corazón de su hermana porque Caroline simplemente no tenía corazón.
El viernes por la tarde ____ estaba convencida de que tenía controladas sus emociones. Había visitado a Justin varias veces cada día —ya que por fin le habían devuelto el coche— y no había vuelto a sentir esa increíble atracción. Posiblemente porque sus visitas habían coincidido en momentos en los que Justin estaba dormido o estaban sus padres presentes, admitió con ironía. Pero seguía sintiéndose muy interesada por él. Incluso malherido, Justin Bieber no era un tipo de hombre al que se pudiera ignorar. A pesar de ello, estaba segura de que tenía sus sentimientos bajo control.
El trabajo había ayudado mucho. Era fácil meterse de lleno en los problemas legales y los tecnicismos de su trabajo, lo que había reforzado su convicción de que, si realmente hubiera estado enamorada de él, no habría podido concentrarse. Lo había hecho y ésa era la prueba definitiva. Ese día había salido de la oficina un poco antes para que Jeremy y Pattie pudieran hacer algunas compras y llevaba un ramo de flores para animar el aspecto de la habitación. Casi todos los monitores habían sido apagados ahora y la doctora Sparks les había dicho que Justin sería trasladado a una habitación normal al día siguiente.
Estaba canturreando bajito mientras colocaba las flores en un jarrón cuando Justin dijo:
— ¿Qué te has hecho en el pelo?
____ pegó un salto porque creía que estaba dormido.
— ¡Casi me matas del susto! —dijo poniéndose la mano en el acelerado corazón.
—Lo siento.
Justin se disculpaba mostrando su atractiva sonrisa, lo que para ____ fue como un rayo que la atravesó antes de que pudiera evitarlo. Los ojos de ____ se quedaron fijos en el hoyuelo que acababa de aparecer al lado de su boca.
La imagen hizo que su corazón diera un extraño salto en su pecho. Dios mío, gimió ella en silencio. Se había preparado para sus ojos y había decidido no mirarlos, pero la había cegado con esa sonrisa. Su convicción se derrumbó cuando se dio cuenta de la enorme atracción que ejercía sobre él. Cuando volvió a mirarlo se quedó sin aliento al sentir el calor que desprendía esa mirada y su propia temperatura subió considerablemente.
Sin saber si debía sonreír o no, se humedeció los labios, nerviosa, una acción que él siguió con tanto interés que su estómago se contrajo. La habitación parecía de repente cargada de electricidad y ella pensó que debía decir algo antes de que la tensión estallara.
—Estaba pensando en otra cosa —explicó—. Suelo canturrear cuando estoy concentrada en algo.
—Ya me he dado cuenta — dijo él roncamente, respirando con cuidado para aminorar el dolor de sus costillas.
Durante un momento se miraron a los ojos en silencio y para ____ fue como si algo flotara en el aire entre ellos, robando el poco aliento que les quedaba.
— ¿Entonces? —preguntó él con otra de sus sonrisas.____ no sabía de qué hablaba.
— ¿Entonces qué? —repitió ella sin entender.
—Tu pelo.
¿Su pelo? Confundida, levantó una mano para tocarlo y advirtió a qué se refería. Había olvidado por completo que Caroline siempre llevaba el pelo muy largo.