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Ya habían pasado tres meses desde que Joel se fue en su viaje, Jayah ya estaba a solo días de dar a luz.

Los últimos días los había pasado en casa de su familia para que cuidaran de ella, y en un instante el día llegó. Jayah dio a luz a un dulce niño, su piel era blanca al igual que su cabello, y sus ojos eran de color gris. Su madre al verlo por primera vez le llamó "niño alvino de de luna". La familia no comentó nada sobre la gran diferencia entre el niño y los padres.

Después de cinco días Jayah regresó a su casa con su nuevo niño. Cada noche hablaba con él como si este le entendiera diciéndole: "eres parte de mi petición a la luna ¿sabes? Ella pronto vendrá por ti". Le cantaba antes de dormir la canción de aquel día en el pozo, cuidaba bien de él, mas no lo amaba como debería amar una madre a su hijo.

La luna vio esto desde el cielo y concluyó:

-Simplemente, es un amor hueco...

Jayah salía a menudo con el niño al cual llamo "Kavi". Paseaba con él en las mañanas y en las noches. Siempre le cantaba la misma canción de cuna para que se durmiera o dejara de llorar:

A la Nanita nana, Nanita nana, Nanita ea...
Mi niño tiene sueño, bendito sea, bendito sea...

Jayah no tenia que cantarle mucho pues rápidamente el niño se dormía.

Mientras el pequeño dormía Jayah hacia los trabajos que tanto le gustaban, de vez en cuando su familia la visitaba a ella y al niño. Muchos se asombraban con la apariencia del bebé pues no era común ver un niño totalmente blanco de padres con piel color canela.

El tiempo seguía corriendo y ya se acercaba el momento de la llegada de Joel. Una tarde Jayah acababa de dormir al niño, y se dio cuenta de algo, pronto también se cumpliría el lapso de tiempo de su promesa a la luna y vendría por el bebé, pero... ¿como se lo explicaría a Joel?.

-Tal vez pueda decirle que lo robaron- decía Jayah para si misma buscando una solución- O.. Que murió al nacer, esa no seria tan mala idea- seguía buscando una solución - O podría decirle la verdad- concluyó. De todas las ideas que había tenido esa era la única que le parecía razonable- Si... Eso tendré que hacer

Jayah había olvidado la condición de su trato con la luna, en el que no podía decirle a nadie sobre esa noche.

La luna observaba a Jayah de cerca y oyó lo que esta quería hacer, se dio la vuelta y regresó a su lugar en el cielo.

Hijo De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora