Grité. Grité como no lo había hecho nunca antes. Ni si quiera había gritado tanto cuando me encontré una araña enorme en mi sopa, cuando vivía en mi tercer orfanato.
¿Qué haríais si os encontrárais a una amiga encerrada en una caja, con la piel tan azul y tan fría que parece haber muerto de congelación? Gritar. Gritar y llorar. Yo no lloré porque estaba demasiado sorprendida (y no voy a mentir, la escenita del bache con Leo me había dejado contenta), pero grité. Como si me fuera la vida en ello.
- ¡SACADLA, POR HADES, SACADLA DE AHÍ! -dije, completamente histérica. Leo y Nico se acercaron con cuidado para sacarla, pero Thalia se les adelantó y en menos de dos segundos ya estaba fuera.
- Listo -concluyó. No le hice mucho caso. Me arrodillé frente a ella y le tomé el pulso.
- Parece que está viva -suspiré aliviada- Pero tiene la piel congelada... Leo, ¿podrías...?
- Sin problema -contestó él al instante. Encendió una llama en su mano y la acercó a Dorothy, que cuando empezó a sentir el calor, se encogió levemente.
- Gracias a los dioses... -sollozé. La piel le estaba volviendo a su color natural, y su piel ya no estaba tan fría- ¿Dorothy? ¿Puedes oírme?
Ella, como respuesta, me dirigió un gruñido.
- Bien, te dejo dormir -me dejé caer a su lado y, con un suspiro, miré a Nico- ¿Tienes idea de qué puede haberle pasado?
- Nu... nunca había visto nada igual -negó él- Es extraño, cuando despierte le preguntaremos.
- Pues más vale que se despierte ya -interrumpió la hija de Zeus- Creo que estamos llegando.
-
Obviamente, sí, estabamos llegando. El coche bajó la velocidad hasta pararse, y escuchamos los gruñidos del terrígeno que conducía.
- Va a...
No pude acabar la frase. Nada más abrirse la puerta, una flecha salió disparada desde detrás mía, y lo único que llegué a ver fue una nube de polvo cayendo al suelo.
- ¿Qué...? -miré hacia atrás y vi a Thalia, con el arco en la mano- Eso no lo tenías antes.
- Es mágico -lo llevó a su espalda y este desapareció... no, no desapareció, se convirtió en mochila.
- Vaya, qué práctico -admití asintiendo- Bueno, habrá que irse -caminé hacia Dorothy y la agarré por un brazo, levantándola- ¿Una ayudita? -dije mirando a Leo.
Él se acercó y se pasó su otro brazo por el cuello.
- Listo -salimos del camión y comenzamos a caminar hacia el enorme castillo que se alzaba ante nosotros.
Dorothy pareció medio despertarse por el camino, aunque no dijo ni una palabra. Thalia se mantuvo varios pasos por delante de todos, y Nico caminó a mi lado.
- ¿Qué crees que nos espera arriba? -le pregunté al italiano.
- Supongo que la reina, y miles de monstruos -se encogió de hombros.
- Qué animos -bromeé. En ese momento, Dorothy se incorporó y se soltó de nuestro agarre- ¡Dora! -exclamé aliviada.
- ¿Qué...? ¿Qué hago aquí? -preguntó confusa.
- Te sacamos de una caja, estabas atrapada ahí... Tenías un aspecto muy raro, con la piel azul y... Muchas flores alrededor...
- Oh... -se miró las manos con temor, como si fuera a hacerse daño. Entonces me fijé en que tenía muchos cortes en ellas.
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Millie Curry y Los Dioses del Olimpo (PJO y HoO) [PAUSADA]
General FictionVale, sé que el nombre de esta historia no da muchas ganas de leerlo, pero qué queréis, es el nombre que me puso mi madre, y como soy la protagonista, esto tiene que tener mi nombre, ¿vale? Vale. Soy Millie Curry. Un día llegué a un lugar al que lla...