En extremo calor, abrió la puerta, dejando ver al rubio, tan guapo como siempre.
—¿SeokJin? —preguntó el rubio. Esa voz ronca debilito todo el cuerpo del mayor.
—S-i.
—Te has olvidado de esto.
El rubio tomó el libro que le extendía YoonGi. Lo recibió temblando hasta las rodillas y lo recordó todo.