Capítulo 4

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Mary se dio la vuelta y empezó a correr hacia las escaleras, para subir al piso de arriba, conteniendo un sollozo. Escuchó como Lucas cerraba la puerta con cerrojos, y supo que corriera lo que corriera, y se escondiese donde se escondiese, no podía escapar, estaba encerrada con esos dos locos, y no sabía bien las consecuencias que eso le iba a traer.

Al ver que Lucas no la seguía, ella se paró y se volvió a mirarle. Él estaba en el pie de las escaleras, y la miraba con burla, sin hacer intención de correr tras ella.

—Corre lo que quieras, encanto, pero yo no voy a perseguirte como un tonto por toda la casa, por que tu y yo sabemos que estás encerrada aquí conmigo, así que quédate arriba el tiempo que quieras, y baja cuando tengas valor para enfrentarte a tu castigo, pero cuanto más tardes en bajar, más enfadado estará mi padre, y eso no te beneficiará nada.—dijo Lucas con una sonrisa, antes de volverse y entrar en la cocina.

Mary se sentó en uno de los últimos escalones y escondió la cabeza entre las piernas. Estaba aterrada, por que sabía que le iban a dar una paliza que no olvidaría en su vida.

Escuchó el rugido de ira de Douglas, desde la cocina, y ella supo que Lucas acababa de despertarlo, y le había contado su intento de escapada.

Entonces escucho unos pasos que se acercaban a la escalera, y ella se levantó dispuesta a correr escaleras arriba y esconderse en una de las habitaciones.

—¡Ya verás cuando te coja, zorra se te van a quitar las ganas de escaparte para siempre!—gritó Douglas como un loco, dispuesto a correr tras ella para cogerla, Pero antes de que empezara a correr, Lucas le sujetó.

—Padre, deja que corra, al fin y al cabo está encerrada con nosotros, ella tendrá su castigo, pero depende de lo que tarde en venir a nosotros el castigo será más duro o menos.—explicó Lucas tranquilamente. —No te preocupes, vamos al salón a ver la televisión , ella no tardará en venir.

Ellos salieron de vestíbulo y se fueron al salón, dejando a un horrorizada Mary. Iban a matarla, estaba segura. Bueno, si esa era la única forma de salir de aquí, siendo un cadáver, tenía que ser valiente, por una vez en su vida.

Bajó lentamente las escaleras, con un nudo en la garganta, sintiéndose como un preso en el día de su ejecución. Entró al salón y los vio sentados tranquilamente en el sofá, viendo un partido de fútbol.

—Ven Mary, siéntate aquí con nosotros, cuando se termine el partido hablaremos. —Dijo Lucas señalando un asiento que había entre los dos. La chica asintió y fue hacia allí arrastrando los pies y se sentó.

Le temblaban las manos, y tenía unas ganas horribles de empezar a llorar como una niña pequeña, allí sentada entre los dos, viendo un partido de fútbol, sabiendo que dentro de poco la matarían o le darían una paliza, o cualquier cosa perversa que a esos dos cerdos se les ocurriera.

—Deja de temblar, pequeña, me estás poniendo de los nervios, así que si no quieres que empecemos ya, quédate calladita y quietecita.— La amenazó Lucas pasándole un brazo por los hombros, y acercándola a él.

—Pero si ni he dicho nada.—murmuró ella casi sin voz por el miedo. Lucas sonrió y la estrechó contra su pecho, como si la estuviera abrazando.

—¿Has visto papá? Está tan asustada que parece un animalito asustado y desprotegido.—se rió el chico.

—Tiene razones para temblar así, ha visto a tu madre, y seguro que tiene miedo de seguirla.—respondió Douglas.

—Es verdad, habrá que sacar a mamá de casa, y tirarla a un contenedor o quemarla, ¿no? mira hagamos un trato, yo me deshago de mamá, si tú me dejas a Mary después del castigo.—dijo Lucas con una sonrisa.

—No sé para qué vas a querer estar con ella después del castigo, solamente va a llorar, desmayarse, no te va a dejar dormir hijo, llorará toda la noche, no te recomiendo que la pases con ella. —dijo Douglas con una sonrisa al ver la cara de horror que puso Mary al oír eso.

—Para que me deje dormir hay unos inventos llamados cloroformo o una mordaza, y se arregla todo, tú déjamela esta noche, y yo me ocuparé de lo demás.—

—Como quieras hijo. —diji Douglas, cogió el mando y apagó la televisión.—Bueno vamos al sótano, allí los gritos se escuchan menos.

Lucas la cogió del brazo y la levantó del sofá de un tirón, porque Mary estaba tan asustada que tenía los músculos agarrotados, y las piernas no la sostenían, así que tuvo que llevarla en brazos hasta el sótano

Llegaron al sótano, dónde estaba muy oscuro, había una cama muy vieja y un orinal en la esquina. Esta habitación deberían de haberla utilizado para encerrar a la pobre mujer. Lucas la empujó y ella cayó al suelo, y en eso, Douglas aprovechó para atarla las manos a una de las patas de madera que sujetaba la cama.

—Bueno hijo, ¿qué hacemos ahora con ella?—dijo Douglas con una sonrisa.

Lucas no respondió, solamente cogió un cuchillo y empezó a desgarrar con él el uniforme de Mary, que empezó a chillar.

—No grites todavía, encanto, que no he empezado.—dijo Lucas, que cogió un látigo que estaba guardado en un cajón y avanzó hacia ella.

—¡No! ¡No por favor, no volveré a escaparme, pero por favor no me pegues con eso!—suplicó Mary intentando liberar sus manos atadas.

—Claro que no volverás a escaparte, pero será porque no podrás moverte por el dolor de tu espalda.— dijo Douglas con satisfacción. Lucas también sonrió y empezó a pegarla, disfrutando con los gritos de dolor de ella.

Secuestrada #Premiosastros2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora