Argumento

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<Jane Lyle Napier> leo en voz baja mi gafete de identificación falsa, esto puede ser divertido, si alguien hace uno año me hubiera dicho que hoy estaría aquí a punto de causar un colapso mundial, probablemente habría salido corriendo en dirección opuesta ¡Ja! O ¿Quién sabe que habría hecho?...

***1 año atrás***

-Eres una estudiante brillante, Lucy, no desperdicies tu vida de esa manera. –mantengo la mirada fija en un punto inexistente en el suelo. –Varias universidades te están ofreciendo becas completas, si esto llega a filtrarse ninguna te recibirá. –La directora exhala sonoramente, estira su mano y toma el teléfono que esta sobre su escritorio. –Llamare a tu tía.

-¡NO! –Un escalofrió me recorrió la espalda. –No, por favor. No le diga nada a mi tía Eunice. –Junto mis manos en señal de súplica y la miro a los ojos. -Le prometo, le juro, que no volverá a suceder.

-¿Estas realmente consiente de lo que hiciste? –Cuelga el teléfono, masajea con sus dedos su frente. –Agrediste a dos estudiantes del equipo de futbol americano, ambos están hospitalizados y traumatizados, ¿Cómo lo hiciste? No lo sé, y sinceramente tampoco quiero saberlo, pero esto no es normal, tu comportamiento no es normal.

-Yo... Ellos me estaban molestando, les pedí que dejaran de molestarme pero continuarón asiéndolo.

-Pero así no se resuelven las cosas, debiste decírmelo, además eso es porque eres demasiado aislada Lucy, no hablas con nadie, te la pasas estudiando todo el tiempo, tienes las mejores notas pero en todo el tiempo que has estado aquí, no has hablado con nadie salvo con tus maestros, ¿crees que no sé qué esperas a que todos se hayan ido para practicar en el salón de gimnasia?

-No me siento cómoda en medio de tanta gente. –susurro, más para mí misma que para la directora.

-Mira, puedo quedarme callada, fingir que esto no pasó, no le diremos nada a tu tía y ya veré yo como controlar a los padres de los chicos que golpeaste, pero a cambio tú tienes que tomar terapia. También podrías unirte a las clases de gimnasia, sé que te gusta.

-Sí, hare lo que sea.

-Es tu último año, no lo eches a perder. -Asiento y salgo de su oficina con la cabeza baja.

No me arrepiento de haberle dado una paliza a ese par de ampones, todos los días desde que entre a la preparatoria me molestaban, ellos y las huecas de sus novias. No había cosa que hiciera que pudiera evitarme un escarnio público provocado por ellos. Cada vez que eso ocurría podía sentir un calor que me nublaba la mente, sabía que tenía que controlarme, porque cuando no lo hacía pasaban cosas desagradables. Salí de la escuela y camine hasta llegar a casa, una casa vieja y desvalijada en un barrio miserable. Recuerdo la primera vez que perdí el control, fue hace casi un mes, estaba en casa estudiando para mi examen de química avanzada, cuando la tía Eunice llego...

*Flashback*

-¡Lucy! ¡Saca la cabeza de ese estúpido libro y ven aquí! –Sus gritos me habían hecho dar un vuelco al corazón. Me levante de mi cama y fue a la cocina donde ella estaba. Al llegar ella había prendido la estufa, estaba ahí, mirando a la nada con sus ojos que no reflejaban nada, sus harapos sucios y desgarrados y su cabello enmarañado como siempre le daban un aspecto de una demente total.

-¿Qué pasa tía? –al escuchar mi voz fue como si hubiera reaccionado, como si la hubiera traído de vuelta de algún lugar lejano y le hubiera recordado que me había mandado a llamar.

-¡Tomaste mi dinero! –Me apunto con su dedo índice mientras se acercaba a mí.

-Si... pero, pero, es que, necesitaba comprar algunas cosas para la escuela, te lo iba decir... - me tomo ambas manos por las muñecas y me acerco por la fuerza a la estufa.

-¡Ladrona! ¡ERES UNA VIL DELINCUENTE! –Puso las palmas de mis manos sobre la estufa caliente. Grite del agonizante dolor y comencé a forcejear pero ella parecía que no iba a soltarme. Mi reacción fue casi natural, como si lo hubiera hecho miles de veces, eche mi cabeza hacia atrás con fuerza, golpeándole la nariz, solo así me soltó, con sus manos trataba de detener la hemorragia nasal que le provoque, dio algunos traspiés hacia atrás hasta que por fin cayó al suelo. Mire a mi alrededor y vi el afilado cuchillo, lo tome, las palmas me ardían pero me ardía mas el odio y la furia que sentía en el pecho por culpa de mi tía.

-¡ESTOY HARTA DE TUS MALTRATOS, MALDITA LOCA, VETE AL INFIERNO!

*Fin de flashback*

Me agache a tomar las llaves que estaban debajo de una fea alfombra verde con la leyenda escrita de "WELCOME" lo que es muy irónico, porque nunca, nadie, desde que tengo memoria ha venido a visitarnos. Abrí la puerta y entre. Había muchas moscas, tenía que abrir las ventanas en algún momento, dejar que entrara luz y aire de vez en cuando, eso o conseguir un maldito refrigerador enorme.

-¿Qué tal tía Eunice? Deberías estar al pendiente del teléfono puede que la directora te llame, o no. ¡ES ENSERIO! ¿Seguirás sin hablarme? Y yo que pensaba que aquí la única rencorosa era yo. –entro a la cocina y miro a mi tía Eunice tirada en el suelo de la cocina. –Sí, tienes razón, no tengo donde conseguir un refrigerador enorme, pero entonces ¿Qué hago? ¡SI! Tía, eres una genio, no necesito un refrigerador enorme solo necesito que tú te hagas más pequeña. Ahora, tomare prestada tu pequeña hacha, es que, ya sabes, necesito algo que corte el hueso de manera sencilla. Descuida, una vez que estés dentro del refrigerador dejaras de apestar.

Lucy Quinzel La hija de Joker  y Harley QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora