Capítulo 3

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Anastasia
Voy en rumbo hacia el hotel en el auto del señor Roberto.  Su chofer es quien está conduciendo el vehículo. Pensaba ir en taxi pero cuando salí del edificio fui interceptada por un hombre con uniforme de chofer y me explico que había recibido una llamada de mi jefe para exigirle  que me llevara hasta mi destino.
Mientras voy en el coche observó  el folleto que me entrego mi jefe antes de salir de su oficina. En verdad el lugar luce maravilloso. Se nota que la persona que mando a construir aquel lugar es más que obvio que le gusta el lujo moderno. Aunque no sé qué es lo que haré una vez que llegue allí, pues no estoy acostumbrada a andar en ese ambiente, prefiero mucho más las cosas simples que el lujo o lo extravagante.
Es por eso que al principio me asuste porque no tengo ni un solo  vestido para acudir a esa clase de eventos. Se lo plantee  a mi jefe,  pero el solo me sonrió y me aseguro de que lo arreglaría todo hasta que yo llegara. Se supone que llamaría a sus contactos para avisarles que yo iría en su lugar y pediría que me envíen un vestido para la ocasión.
Ahora que lo pienso, todo lo que tengo en casa son  mis trajes a juego con chaqueta, son formales pero solo son para trabajar, también tengo algunos vestidos pero solo son para reuniones o fiestas informales. No tengo nada que sea elegante para una fiesta de gala o esos que utilizan las modelos en las revistas  o la gente de la alta sociedad.  Eso no es para mí, ese un mundo al cual no pertenezco. Mi filosofía de vida es ser yo misma. Ser libre y hacer las cosas que me gustan pero eso sí, sin dañar a nadie.
   Otras de las cosas que no puedo evitar pensar  en todo lo que paso en la oficina del Sr. Roberto, cuando me entrego este sobre y todavía no sé qué es lo que contiene. Él me dijo que por nada del mundo se me ocurriera abrir este sobre. ¿Que habrá allí  adentro? La curiosidad me está matando pero no, no puedo desobedecer a mi jefe. Aunque en realidad, si por hubiera sido ya desde hace rato lo tendría  abierto , pero como voy con su chofer,tengo miedo que después él se lo diga a mi jefe  y después el Sr. Roberto se enoje de nuevo conmigo. 
Cada vez que miro este sobre me da una mala sensación. Pero no es solo eso, hay algo que me ha estado abrumando desde que mi jefe me ofreció su oferta, es una sensación muy inquieta ¿Por qué me siento así? No lo entiendo, es como un tipo de malestar que me oprime el pecho, es como si algo en mi interior me advirtiera y me rogara que no valla allí, que regrese y acepte  mi suspensión. Pero mis malditas deudas me tienen acorralada, no me dejan otra opción más que ir.
Solo espero estar equivocada, y que esta sensación solo sean los nervios que me invaden en este momento. Ya que,  de solo pensar que yo soy la que va a representar simbólicamente a mi jefe y a la empresa hace que mis nervios disparen por todo mi cuerpo y hace que ruegue en silencio a Dios de que no cometa ningún error y deje  en ridículo a mi jefe y el nombre de la empresa termine por el suelo y por supuesto que yo me quede sim empleo. 
No, no, no tengo que pensar así, cierro mis ojos con fuerza y sacudo mi cabeza de izquierda a derecha con frenesí para sacar esos pensamientos tan pesimista que rondan en mi mente.
Cuando abro los ojos y mi vista se posa al frente, veo como el chofer que maneja el auto me mira a través del espejo retrovisor con una expresión que me dice que estoy loca.  Lo que me provoca me que sonroje y de mis labios salga una sonrisa nerviosa a modo de disculpa.
-¿Se encuentra bien señorita?- me pregunta con diversión en su vos.  Debe ser que sé dio cuenta de que me avergonce, ya que mis mejillas siempre me delatan.
- Si, lo siento, es solo que me molestaba un cabello- miento restándole importancia.
El solo me dedica una pequeña sonrisa y vuelve a centrar la vista en la carretera. Pero estoy segura de que él me ha estado observando durante todo el camino  o ¿A caso ya me estoy volviendo paranoica? Definitivamente necesito a un psiquiatra porque dudo que un psicólogo  ya no me puede ayudar, y con tan sólo poner un pié dentro de la clínica ya me estén esperando con una camisa de fuerzas. Sonrió ante ese pensamiento tan  divertido. Se nota que soy un caso perdido. Ya que sólo yo puedo pensar en algo así en un momento como este.
Tomo un suspiro lento y pausado  y luego recuesto mi cabeza en la suave superficie de cuero negro del asiento, cierro los ojos para descansar la vista por un momento para tratar de relajarme. No puedo seguir siendo así, tengo que confiar un poco más en mí y ser más positiva. Además... Por algo mi jefe me eligió ¿no?
De pronto siento como el auto se detiene y seguido escucho el ruido de la puerta que de seguro es del piloto, se abre para luego serrarse. Tomo un fuerte suspiro para tomar el valor que necesito y lentamente abro los ojos y veo como el chofer se acerca a la puerta para abrirla. Una vez que la abre la sostiene y la mantiene abierta para que yo pueda bajar.
-Ya llegamos señorita- Me anuncia con una sonrisa en su rostro, la cual no le llega a los ojos.
-Muchas gracias- le digo con una sonrisa genuina.
Mientras me bajo no puedo evitar observarlo porque parece nervioso y se nota que esta mirado hacia todos lados para evitar mi mirada ¿Por qué?
-Disculpe pero ¿se encuentra  bien?-
-Sí, me encuentro bien, no se preocupe por mi  señorita- me responde muy tenso.
<<Definitivamente él está muy raro>>
Una vez que salgo del coche,  el cierra la puerta sin ni siquiera mirarme para que luego se dirija hacia la puerta de piloto  dispuesto a marcharse pero antes de que pueda llegar allí le deseo que tenga un bonita día con toda la sinceridad  del mundo. El deja de caminar  y lentamente se gira sobre sus talones y me mira con una expresión extraña, como si fuera clase de mescla de arrepentimiento  y de culpa.
-Igual para usted señorita- me observa por unos segundos como si quisiera decime algo más y duda si debe hacerlo o no. Pero al final desiste y mira al suelo con tristeza-Por favor, cuídese mucho señorita- Dice estas últimas palabras como si fuera una advertencia.
Y antes de que pueda hacer o decir algo se da la vuelta y rápidamente se mete dentro del vehículo y arranca a toda marcha, dejándome allí a pocos metros de distancia de la espectacular entrada del hotel Paraíso.
Bien, aquí vamos.
Camino hasta la entrada y luego cruzo las enormes puertas de cristal sin prestarle mucha atención a la belleza extravagante que es vestíbulo del luga.
En verdad no me puedo llegar a imaginar cuanto puede costar pasar una noche aquí.  Mientras camino visualizo a un hombre alto y corpulento que  esta vestido con un traje negro y con unos lentes oscuros para el sol.
Está parado detrás del mostrador de recepción, concentrado en la pantalla de su computadora sin darse cuenta de mi presencia.  Él debe ser quien me dirá cuál es mi habitación. Tomándome unos segundos para concertarme en no caerme o hacer de nuevo el ridículo,  me dirijo hasta él.
-Disculpe- digo para llamar su atención. El deja de teclear sea lo que sea que estaba escribiendo en la computadora y levanta su vista.
Me mira una fracción de segundo y luego frunce el ceño.
-Se le ofrece algo señorita…-dice algo molesto, como si mi presencia le molestara.
-Steele y sí, estoy aquí porque mi jefe me envió- trato de sonar lo más  tranquila que puedo- Es por un evento que se llevará a cabo esta noche en este hotel -
-¿Evento? ¿Qué evento?- pregunta aún más molesto y confundido.
-He, heee, no lo sé, mi jefe no me explicó de que se trataba-Digo avergonzada por no saber a qué vine a este lugar. No debí de ser tan despistada y por lo menos tuve que haber preguntado.
-Ya me imagino que clase de persona debe ser su jefe, si contrato alguien tan incompetente como usted- agacho la cabeza un poco avergonzada. Tiene razón debí de haber preguntado el motivo por el cual se celebraba el evento.  Pero eso no le derecho a tratarme mal- Debe ser que usted se equivocó del lugar-dice esto último antes de volver a centrarse en su computadora,e  ignorándome por completo.
-Discúlpeme señor, pero estoy segura de que estoy en el lugar correcto-digo un poco irritada por su mal trato hacia mí- ¿Este es el hotel Paraíso, cierto?-
-Por supuesto- contesta con arrogancia.
-Bueno, entonces estoy en el lugar correcto- respondo con su misma arrogancia, y recordando el sobre de cartón- Mire, mi jefe me dijo que le entregara esto al recepción cuando llegara- digo extendiéndole el sobre.
Él lo toma  con el  ceño mucho más  fruncido que hace un momento mientras suspira con fastidio. Lo abre sin ninguna delicadeza y saca un papel, el cual comienza a leer. Mientras espero que lo termine de leer, observo como su  ceño fruncido va desapareciendo, y en su rostro se le dibuja una sonrisa que me da escalofríos.
Cuando por fin ha finalizado de leer, me mira y su sonrisa se hace cada más y  más terrorífica.
-¡Ho, por Dios! Que descuidado soy- hace una pequeña pausa para quitarse sus gafas para el sol- Le pido mis más sincera disculpa señorita Steele- dice con  un tono de vos mucho más suave pero sé que es falso- Pero últimamente hemos tenido mucha actividad en el hotel, se me ha pasado por alto este evento - si claro, esa es la excusa más vieja del mundo-
--No se preocupe, a todos nos pasan en algún momento- respondo tranquilamente, en un esfuerzo para no mandarlo de paseo.
- No, por favor permítame reparar el daño- dice caminando hacia mí-  para que no me guarde rencor le proporcionare una habitación para clientes VIP para que su estadía en este lugar sea una experiencia <<inolvidable>> para usted-
-No, no se preocupe- digo restándole importancia.
-insisto, venga por aquí- hace ademan para que lo siga. Que extraño (pienso) No tomo ninguna llave de las que estaban colgadas de atrás de él. De seguro debe llegar consigo unas copias.
Camina hacia una puerta de madera, tallado con detalles sumamente elegantes. Saca una llave de su bolsillo, lo sabía, debe de tener copias y copias de todas las llaves del lugar.
Introduce la llave en la puerta y la abre sin demora. Detrás de ella hay un pasillo pequeño, en verdad no me gusta.
-Por favor pase por aquí señorita, la guiare hasta su habitación-  pero no me muevo porque me da una mala sensación y él se da cuenta- Por favor señorita, no tenga miedo-sé que trata de animarme para que lo siga pero no quiero entrar allí- Vamos, venga conmigo- Dice mientras entra por el pasillo, y aunque mi cerebro me dice que salga corriendo,  mis pies hacen lo contrario y comienzan a caminar hacia adelante.
Cuando entro después  de él, siento como un horrible escalofrió recorre por todo mi cuerpo y de pronto siento unos fuertes brazos que me sujetan desde atrás inmovilizándome. En ese momento me invade la adrenalina y lucho para que me libere, pataleo y  grito. Rápidamente siento como una de las manos con las que me sujetaban de la cintura tapa  mi boca y sin poderlo evitar las lágrimas comienzan a salir sin control. Sacudo la cabeza frenéticamente como una loca histérica, intentando en vano liberarme pero me es imposible.
Entonces veo como aparece otro tipo vestido totalmente de negro, pero este esta encapuchado, y no me permite verle la cara. Pero eso no lo que más me llama mi atención, si no la jeringa que trae en su mano. Hace que mi estado de pánico aumente mucho más, sobre todo cuando la acerca a mi brazo  y a través de las lágrimas que se acumulan en mis ojos veo como me pincha el brazo y lentamente el líquido ingresa a mi cuerpo y cuando ya está vacía lo retira con cuidado. 
Siento como todo mi cuerpo se comienza a entumecer, de golpe un fuerte mareo viene hacia mí, haciéndome sentir como si todas las paredes y el suelo dieran vueltas, ya no siento las piernas, es como si estuviera flotando y de a poco la oscuridad va llegando a mí. Lo último que llegó a pensar antes de perder el conocimiento es ¿Qué van a hacer conmigo ?

La Subasta:  Ahora Me Perteneces (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora