Capítulo 6

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Anastasia

Delante de mí veo aquel hombre con él que había chocado en el ascensor. Permanecemos en silencio, observándonos mutuamente sin hacer ninguna clase de movimiento.  Estamos así, por unos segundos hasta que el decide acortar la distancia que nos separa y poco a poco avanza hacia la cama sin cortar nuestro contacto visual y a mí se me corta la respiración por el pánico que comienza a invadirme ¡¡¡ ¿Qué va a hacerme?!!!
Pero para mí suerte y tranquilidad  veo como toma una silla de madera que esta al costado de una mesita de noche. La acomoda lo más cerca que puede de la cama y se sienta, prácticamente pega su espalda al  respaldo de  la silla y luego se cruza de piernas.  Eso me da un segundo de paz pero aun así no bajo la guardia, puesto que  no lo conozco y me da miedo que me lastime.
Nos miramos fijamente, analizándonos uno al otro ¿En que estará pensando?  No confió en él, es un extraño para mí. Lo que más me asustan son sus ojos grises carentes de emoción, son  tan sombríos, tan aniquiladores, tan…intimidantes.
Después de observarme, por lo que a mí me pareció una eternidad, suelta un fuerte suspiro. Entonces  descruza sus piernas y hace su cuerpo hacia adelante, extendiendo su mano hacia mí mientras que con el codo de su otro brazo lo apoya en el muslo de su pierna para mantener el equilibrio y poderse acercar a mi sin problemas.
Pero al ver su rostro mucho más de cerca, en ese mismo instante abro ampliamente mis ojos cuando me doy cuenta de que es él, aparte de ser el hombre al cual rogaba al cielo para que no lo volviera a ver de nuevo, porque sabía que me morería de vergüenza. Él…es la misma persona que me  estaba en esa sala… ¿Sala? Y en ese momento mismo  miles de imágenes golpean mi mente y me devuelven a la realidad, haciéndome recordar por todo lo que pase hasta ahora. El arreglo con mi jefe, su insistencia porque acudiera al evento, la mirada de pena del conductor, el comportamiento extraño del recepcionista  del hotel,  cuando esos tipos me drogaron, las voces de las personas que pujaban por mi, la desesperación y el miedo que sentí  y luego…él cuándo lo anunciaron el ganador de la subasta.
A pesar de que llevaba puesto una máscara, no tengo ninguna duda. Sé que fue el quien me compro,  y sin darme cuenta mis lágrimas comienzan a  salir sin control. Provocando  que en su rostro  se dibuje  una expresión de preocupación mezclado con pánico al ver mi estado.
-lo siento - dice en vos baja, y en sus ojos aparecen una expresión  de tristeza ¿Por qué?- No quise asustarte-me susurra arrepentido.
Inmediatamente retira su brazo, que estaba suspendido entre medio de los dos y entonces vuelve acomodarse en su asiento.
- ¿Cómo te sientes?- Me pregunta con suavidad aunque otra vez tiene aquella expresión de póker en su rostro. Pero no si contestar o no ¿Debería hacerlo? -Responde- me exige, levantado un poco su vos y yo me encojo en mi lugar. El al darse cuenta de que me asusto suaviza su mirada- Perdón por favor... habla conmigo- yo lo miro con recelo pero no me animo- Tranquila, no te hare daño-sus finos labios apenas se curvan hacia arriba formando una pequeña sonrisa casi imperceptible -Dime ¿Te sientes bien?
-Sí, me encuentro bien… gracias por preguntar- contesto vacilante-
-Qué bueno- dice un poco aliviado.
- ha por cierto… yo he... mmmmm- Quiero preguntarle en donde estoy pero me él me sigue dando miedo.
-¿Qué ocurre? ¿Te duele algo? ¿Te sientes mal?- hace el ademan de pararse pero yo se lo impido con mi respuesta.
-No, no eso, es solo que… ¿En dónde estoy?- Pregunto con timidez.
-Estas en mi casa, y para serte más preciso estas en mi habitación-
-HA… ¿Y cómo fue que llegue hasta aquí?-
-Pues, porque yo te traje- dice con una pequeña sonrisa irónica, como si fuera una tonta por preguntar lo más  obvio del mundo .
-Ya me di cuenta de eso, pero quiero saber ¿Por qué me trajiste aquí?
-¿No lo recuerdas?- Me pregunta con cautela .
-Si… lo recuerdo todo- digo mirándolo a los ojos-
-Ya veo- dice pensativo.
- ¿Porque me compraste?-
-Tengo mis razones para haberlo hecho…-dice algo ¿nostálgico?-  Ya hablaremos después de eso, debes de estar cansada por todo lo que pasaste y sobre todo debes tener hambre ¿Verdad?- Su pregunta es más bien una afirmación.  Y la verdad es que si, no he comido nada desde ayer y mi estómago ya me está pasando la factura. Yo solo asiento con la cabeza para confirmarle que tiene razón.-Muy bien-Se levanta de su silla  y se queda parado frente a mí- iré a pedir que te traigan algo para comer- me dice con amabilidad -Ahora vuelvo- y antes de haberme dado cuenta el ya salió de la habitación, dejándome sola.
Cuando él se va tomo unos segundos para relajarme. Al parecer es una buena persona, pero aun desconozco sus intenciones, así que  no debo dejarme engañar por las apariencias.
Unos minutos después la puerta se abre y veo que él ha vuelto, en sus manos trae una bandeja, en donde hay un plato con comida, y por el olor tan exquisito que emana de allí deduzco que es pollo.
-Espero que te guste, te traje un poco de pollo orneado(¡Ja! Adivine) , puré de papas y una pequeña ensalada con distintas clases de verduras- Dice mientras espera a que me siente en la cama o qué al menos haga el intento, pero me resulta muy difícil, porqué a mi cuerpo aún lo siento muy  pesado.
El al darse cuenta que me cuesta moverme deja la bandeja sobre la mesita de noche-Déjame ayudarte- dice mientras se sienta en la cama junto a mí y entonces con cuidado mete una su manos por debajo de mi espalda y la otra por debajo de mi cuello - Ven aquí- con gentileza me levanta sin ningún problema y me acomoda sobre él, permitiendo que la parte superior de mi cuerpo lánguido
   descanse sobre su torso firme y musculoso que esta cubierto por una camisa blanca con un aroma único .
Mientras que con una mano me sujeta firmemente la parte superior de la espalda para evitar que me caiga hacia atrás ( cosa que en el fondo le agradezco)  con la otra siento como mueve las almohadas que están a mi espalda.
Mientras que el hace eso  sin darme cuenta cierro mis ojos disfrutando en sentir el latido rítmico de su corazón. Es tan extraño, pero hace que me tranquilice, la calidez  de su cuerpo… su perfume, su gentileza...No lo entiendo, solo he visto este hombre dos veces en mi vida, y las dos veces que nuestros cuerpos se han tocado, esa sensación tan extraña pero a la vez familiar y reconfortante se apodera de mi  ¿Por qué cada vez que este  hombre me toca me siento de este modo?- Ya está-  Abro los ojos de golpe cuando siento que comienza a separarme de él y con cuidado hace que me recueste sobre las suaves almohadas.
Él se levanta de la cama y toma de nuevo la bandeja y la coloca con cuidado sobre mi regazo. Luego se acerca de nuevo a su silla y se sienta.
-Come- me ordena muy serio. Yo lo miro asustada  y entonces con un tono de vos mucho más suave  añade -Necesitas comer, te hará bien y te sentirás mejor - asiento con la cabeza.
Levanto los cubiertos y olvidandome por un momento de todo lo malo que me paso  comienzo a comer sin demora.
Cuando pruebo el primer bocado del pollo siento un  pequeño cosquilleo en la boca… MMMMMMM Sin darme cuenta suelto un pequeño gemidito de puro gozo ¡esto es la gloria!, hace mucho tiempo que no saboreaba algo parecido. No sé quién haya cocinado esto pero en verdad tiene unas manos de ángel para la cocina.
-¿Esta bueno?-Volteo mi cabeza en su dirección y me doy cuenta que está tratando de reprimir una sonrisa ¿Qué le hace tanta gracia? ¿En verme comer? Como no tengo ninguna intención de interrumpir lo que estoy haciendo, asiento rápidamente con la boca llena de comida y vuelvo a dirigir toda mi atención de nuevo a mi ¿almuerzo? ¿Cena? O lo que sea, porque no tengo ni idea que hora es, pero ahora me da igual.
Mientras devoró mi plató sin piedad, de reojo miro de vez en cuando a mi espectador, que sólo se dedica a contemplarme en silencio mientras sonríe complacido al verme comer.
Cuando termino toda mí comida siento que peso como unos cien kilos,  es la primera vez que como tanto, ni yo misma me lo puedo creer,  aunque  nadie me puede culpar porque realmente estaba delicioso.
-Veo que ya terminaste- veo como se levanta de su asiento y luego con una mano levanta la bandeja de mi regazo- Ahora regreso iré a traerte algo más… Te gusta el chocolate ¿Verdad? –
-Si- digo sin  mirarlo. El aún me pone nerviosa.
-Entonces te encantara tu postre-  sentencia y está a punto de retirarse pero antes de que se marche lo detengo.
-Disculpa…- mi vos hace que se detenga de golpe, se gira para mirarme, esperando que diga algo.
-¿Si? ¿Quieres algo?- Levanto mi rostro para mirarlo a la cara. Espero que no se enoje.
-  Hee, si…  ¿Queria saber… cómo te llamas? – Le pregunto tímidamente-
-Grey… Christian Grey-
-Señor Grey yo...-
-Olvida las formalidades conmigo- me interrumpe-puedes llamarme Christian- dice amablemente.
-Muy bien Christian… mi nombre es…-
-Ya lo sé Anastasia, por cierto tú nombre es muy lindo - ¿He?
-¿Cómo sabes mi nombre?-
-Simplemente… lo sé Anastasia- dice encogiéndose de hombros para restarle importancia. Y con ese gesto quiere decir que  no va a hablar más del tema. Aunque no hay que ser un genio para darse cuenta que busco información sobre mí mientras que yo estaba inconsciente. Así que decido no perder el tiempo preguntandole y me concentro en lo que realmente le quería preguntar.
- Muy bien Christian, podrías decirme ¿ En donde estoy?-
-Ya te lo dije, estas en mi casa- pongo los ojos en blanco. Que idiota es.
-No, lo que realmente necesito es la dirección de este lugar- digo mientras me siento en la cama con un poco de dificulta, aun siento pequeños mareos-, necesito llamar a un tax…- Inmediatamente se pone serio.
-No- me dice antes de que pueda terminar la frase.
-¿Qué?- pregunto mientras suelto una risita nerviosa. El efecto de la droga parece que aún no se ha terminado y me hace escuchar cualquier cosa.
-Lo que escuchaste, NO- entonces si escuché bien .
-¿P-pero porque? Tengo que volver a mi casa y…- digo más nerviosa. Él no puede retenerme aquí.
-Desde ahora tú vas a vivir aquí- Me asegura con una expresión intimidante y yo lo miro sin dar crédito a lo que dice.  ¡¡¡ ¿QUE YO QUE?!!! ¿Acaso me está jugando una broma  o realmente está loco?
-¿Q-que?- Le pregunto incrédula.
-Ya me escuchaste, desde ahora en adelante vas a vivir aquí conmigo- Por la expresión de su rostro y el tono de vos que usa me confirma que no está bromeando.
-P-pero ¿Por qué? Tengo que volver a mi casa, a mi trabajo a mi vida… No puedes retenerme aquí- Intento contener las lágrimas que amenazan con salir por la desesperación pero me niego llorar delante de él.
-Si puedo hacerlo… porque te guste o no eres mía –  Su tono de vos es más amenazante que antes , ya no es aquel hombre que me trataba con amabilidad , comienza a acercarse a mí con pasos lentos y yo trato de alejarme de él arrastrandome un poco en la cama pero no consigo ir muy lejos  - Yo te compre  en esa subasta…- se para lo más cerca que puede de la cama y entonces  con su mano me agarra del mentón con firmeza. Y mirándome fijamente a los ojos me asegura-…ahora me perteneces.
Y con esas tres palabras siento mi mundo derrumbarse y mis lágrimas comienzan a salir…
¿Por qué a mí ?

La Subasta:  Ahora Me Perteneces (Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora