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Trato de hacer todo lo que solía hacer antes. Lucho por ganar nuevamente la fuerza que tenía, pero paresco un bebé recién nacido.

Apoyo mi mano en la pared, y mis pies los mantengo firmes en el suelo.

-Okay, Ilyanna, a la cuenta de tres -me digo a mi misma-. Uno... dos... ¡tres!

Uso mi brazo como palanca para que mi cuerpo se pare. Cuando estoy a punto de mantenerme de pie, la fuerza se me acaba y caigo al suelo de sentón. Se que no podré hacer nada si, mínimo, no gano fuerza en mis brazos. He tratado de arrancarme el collar que me pusieron de ramas marchitas. Se que son de rosas marchitas, debería ser débil, pero es demasiado resistente, y lo único que he ganado, son múltiples cortes en mis manos, parte de mis brazos, y cuello. No me han torturado aún, y no se como le haré cuado me vayan a torturar, no puedo simplemente entregarme. No soy asi. Voy a luchar, aunque no tenga ninguna esperanza en lograrlo.

Escucho pasos. Me quedo en la misma posición en la que empezé. Estoy sentada. Temerosa de que sean guardias para llevarme a mi primera tortura, empiezo a temblar. Me duele. Pero solo veo una sombra. Una cortina de cabello cubre parte de mi rostro, la cual trato de apartar.

Justin pasa frente de mi, pero cuando me ve, se sobresalta. Después de parpadear varias veces, suspira, ¿aliviado? ¿Que le pasa?

-¿Que? -le pregunto. Entonces me doy cuenta de que estoy sudando. Mi cadena se ha convertido en una de fuego frío. De un azul tan claro que casi se confunde con blanco. Si forcejeo, esta empieza a volverse en un azul mas fuerte que pronto se convierte en naranja, duele, pero no tanto como para hacer que deje de forcejear, es como poner un cerillo apagado en la piel, pero si aun sigo luchando, se transforma en un rojo vivo, y quema. Traté de ignorarlo, pero es como si estuvieran friendo tocino sobre mi tobillo y pierna. Como si virtieran lava en mi pierna. Es insoportable.

-Que te importa -responde de golpe. ¿Asi estamos? Esto es guerra.

-Come torta -contradigo.

-Vieja gorda -me responde.

-Bien jugado -respondo sonriendo levemente al final. Creo que es la única vez que hemos parecido verdaderamente hermanos. Me gustaría decirle... pero debe darse cuenta solo, de lo que pasa a su alrededor, antes de que le diga y me tome por loca. Aparta la mirada y entra a mi celda. Pero quiera o no, al final sigue siendo mi hermano-. No, en serio ya, ¿Estas bien?

Me mira fijamente a los ojos. Suspira.

-Aún no se si confiar en ti -me confiesa.

-¿Drago lo sabe? -pregunto. La verdad, si puede confiar en el antes que en mi, esto será mas difícil de lo que creí. Se rió.

-Si lo supiera, me mataría -dice. Se sienta a un lado de mi-. ¿sabes? El ha tratado... toda mi vida, en criarme y convertirme en alguien como él. Lo admiro y todo pero... Una parte de mi me dice que ese no soy yo... Trato, créeme, mucho de ser como él, pero nada funciona... Sigo siendo débil.

-No puedes ser exactamente igual que alguien -le respondo-. Y eso no te hace débil. Te marca como alguien diferente, pero no como alguien más. Mira, seré sincera. Pero antes de que empiece debo advertirte que si lo hago me dejarás terminar, ¿de acuerdo? -este asiente. Suspiro-. He visto a Drago hacer cosas, que no hacen que meresca admiración, ni seguidores, ni nada. No te culpo, respeto que lo sigas, aunque no tengo idea de por que lo hagas, ni que te haya dicho oara que lo creas. Pero te digo la verdad, no creo que puedas ser igual a él. Y no lo digo en el mal sentido.

-Creí que... -dice confundido-. Haciendo eso... Matándola... -dice con la voz temblorosa- sería tan firme como él, no me doblegaría ni sucumbiría a nada, pero no... No puedo...

My Lost Half - Mericcup #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora