Parte 12. ¿Romántico?

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Romántico: adj. Que es muy sensible ante actos de amor, se emociona e idealiza este sentimiento fácilmente, considerando que es lo primero.

Es un romántico, le encanta sufrir”.
–Frase de la película 'El color de la noche' (1994) Richard Rush
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Nos acomodamos en el banco tras el piano.

—Seguro ésta la has escuchado —dije interpretando las primeras notas de 'Para Elisa'.

—Sí, siempre me la enseñan, no me gusta.

— ¿No? ¿Sabes la historia de esta canción, Marie?

—No ¿cuál historia? —dijo muy atenta

—Bueno, durante mucho tiempo se pensó que Beethoven había compuesto esta melodía para su prometida, Teresita Malfatti. Pero en musicología nos dijeron una teoría, que dice que Beethoven en realidad la compuso para Elisabeth Röckel. Ellos eran amigos, y en una carta que ella escribió decía que él, no paraba de provocarla, y ella ya no sabía qué actitud tomar —decir esto último me dejó pensativa

—Wow ¿En serio? No lo sabía. Es muy interesante.

Regresé de mis pensamientos. Y sonreí.

—Sí, claro que lo es. Ahora al tocarla, tenemos una idea de lo que Elisa le hacía sentir a Beethoven. Eso es en realidad lo importante, el sentimiento que te transmita una canción.

—Con permiso, señorita Woods. ¿Qué tal va la lección, cariño?

—Bien, mamá. Creo que quiero que ella sea mi institutriz

— ¿Estás segura? —dijo en voz baja, pero aun audible para mí

Asintió con la cabeza.

—Bien, señorita Woods, por favor acompáñeme

—Permiso, Marie.

—Nos vemos pronto, Erin. Cuídate.

—Tú también, linda, hasta pronto.

Acompañé a su madre a un enorme despacho.

—Está usted contratada. Se le dará un contrato temporal que se renovará oportunamente. Aquí hay una copia para que lo lea antes de firmarlo y si tiene dudas mañana podemos debatirlas con gusto.

—Gracias Mrs. Adler.

—Habíamos quedado en que me llamarías Christine.

—Es cierto, entonces por favor llámeme Erin.

—Muy bien Erin, bienvenida, te esperamos mañana temprano. Que pases una linda tarde.

—Hasta mañana y muchas gracias por la oportunidad. Con permiso.

Salí del despacho y el mozo me acompañó hasta la puerta.

Tomé un taxi de vuelta a mi departamento y le mandé un texto a Marianne dándole las buenas nuevas.
Respondió enseguida con un felicitación.
Al llegar encontré otra rosa en el mismo lugar de primera.

— ¿Otra rosa?

Me extrañó aun más el no volver a ver a nadie. La levanté y me metí a mi casa. La puse en el jarrón junto con la otra y le contesté a Marianne:

Erin

Alguien está dejando rosas en mi puerta

Marianne

¿Cómo qué alguien? ¿No sabes quién es?

Erin

Si lo supiera no hubiera dicho 'alguien'

Marianne

¿Desde cuándo?

Erin

Desde hoy

Creo que me asusta un poco

Marianne

¿Por qué? Debe ser un admirador

Erin

Exacto, nadie más que tú y Jesse saben dónde vivo

Marianne

Quizá algún vecino. No te preocupes. Perdona pero tengo que irme, hablamos en la noche. Hasta pronto

Erin

Adiós, amiga.

Dejé mi teléfono en la estancia y subí a la habitación a mirar televisión. Al inicio de la noche, bajé a cenar y revisé mi teléfono: 6 llamadas perdidas del mismo número sin registrar.

—Qué extraño

Lo llevé conmigo y me dispuse a cenar. Lo puse junto a mí y pasados algunos minutos comenzó a sonar. El mismo número. No atendí. Continuaron llamando hasta que decidí responder.

— ¿Sí?

—Con Erin Woods, por favor.

— ¿Quién habla?

—Perdón, mi nombre es Miles Kane

— ¿Miles? ¿Cómo conseguiste mi número? Espera... Primero dime cómo estás.

—Bien, linda ¿y tú?

—También bien, qué bueno que me llames.

—Tuve que robárselo a Alex, pensé que no volvería a saber de ti.

—Me alegra que lo hayas hecho

—Le pedí a Alex tus cosas ¿estás en tu casa? Puedo pasar ahora a dejártelas.

— ¡NO! —grité, recordé que le había dicho que la casa de Marianne era mi casa—. Es decir, no, muchas gracias, estoy fuera, pero dime dónde estás y podría ir a buscarte

—Estoy en casa de Alex, pero él no está. No sé a dónde salió ¿Te importaría venir aquí?

—No, ahora mismo voy hacia allá.

Salí apurada. Si Alex había salido era el momento perfecto para ir por mis cosas.
Iba a medio camino, cuando me di cuenta que tontamente no llevaba las llaves de Alex para dejárselas a Miles. Tenía que regresar... Bajé del autobús y tomé un taxi para mayor rapidez.
Al llegar vi a alguien inclinado frente a mi puerta dejando la rosa. Me acerqué sigilosamente y lo observé.
Era Alex.

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