Parte 33. Complacido

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Complacido: Que siente satisfacción porque sus deseos o peticiones son cumplidas.

“Si complacer, complace, hagámoslo siempre”.
–Refrán español
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Caminamos por el pasillo que llevaba a las habitaciones. De momento se detuvo.

—No quiero forzarte a hacerlo. Quiero que ambos lo disfrutemos. Es sólo que me es muy difícil resistirme a ti... —Sacó el aire—. Vayamos despacio ¿Volvemos a la fiesta?

Me acerqué completamente a su oído y hablé:

—Sólo hazme tuya, Alex

Continuamos por el pasillo, entramos a una habitación de la casa y le puso seguro a la puerta. Se sentó en la cama, quitándose el saco y me observó, mientras me quitaba la característica capa del disfraz.

—Maldita sea, me encantas... —dijo mirándome fijamente

Fui hacia él y me senté sobre sus piernas, le saqué la camisa mirándolo a los ojos seductoramente. Me acerqué a su cuello y le di pequeñas mordidas fingiendo el actuar de un vampiro. Él reía, pero en sus ojos veía el deseo. Pude sentir cómo su miembro se endurecía debajo de mis piernas. Acaricié su pecho con mis manos, mientras él hacía lo mismo con mis muslos. Metió sus manos por debajo del vestido para acariciar mis caderas. Me cargó dándome un apasionado beso.

Sin demasiada delicadeza, fue aflojando los cordones del corsé del vestido, cuando estuvo lo suficientemente ligero, lo sacó de mi cuerpo con velocidad. Mis pechos quedaron descubiertos y ahora sólo tenía el liguero y las pantis.
Me miró mordiendo su labio.

—Eres demasiado hermosa... Te deseo tanto

Me incliné delante de él para desabrochar su pantalón. Lo dejé solamente en un bóxer color azul marino que remarcaba la rigidez de su miembro. Comencé a quitar los cordones del liguero, y lo saqué junto con las medias y las bragas. Cuando estuvimos desnudos fuimos hacia la cama y me recosté. Tomó mis piernas por debajo de mis rodillas y jalándome hacia la orilla de la cama, entró en mí con fuerza, liberando un varonil gemido, me sostuvo así unos segundos, luego se colocó sobre mí para poder besarme.

— ¿Te gusta? —susurró en mi oído

Asentí. El único sonido que salía de mi boca era el de mi respiración agitada.

—Ve más despacio, Alex, o no podré... Oh, por dios —solté un ruidoso, pero placentero grito que intenté ahogar

—No te contengas, nena —dijo con la respiración cortada

—Bésame

Alex me dio un besó muy apasionado, intentaba contenerme, pero era imposible. Los dos soltábamos escandalosos gemidos y jadeábamos. La excitación era demasiada.
Se detuvo. Aproveché para tomar aire profundamente.

—Ven, hermosa

Me jaló por la muñeca y me levantó. Hizo que me diera la vuelta y pegando su pecho a mi espalda volvió a entrar en mí lentamente. Colocó sus manos en mi cintura para jalarme hacia él. Me daba besos en el cuello y acariciaba mis senos y mi piel con sus manos.

—Te amo —susurró en mi oído mientras su manos todavía recorrían mi cuerpo

—Oh dios, Alex —grité

Justo por terminar, Alex salió de mí y pude sentir su esperma resbalando por mis caderas.
Nos recostamos un momento y nos tapamos con las sábanas de seda que había en la cama.

—Hay labial en las almohadas —rió

—También en toda tu mejilla... Y hasta en tu cuello —Lo limpié con mi dedo pulgar

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