Capítulo: 26

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Capítulo: 26

Su madre llegó hace una hora cargada con bolsas de la compra. Dani y su abuela le ayudaron a descargar el contenido de las bolsas en los armarios correspondientes mientras que Tamara terminaba sus deberes. Su madre les intenta hacer creer que está bien pero, hace mucho tiempo que no lo está. Antes su rostro radiaba felicidad en cualquier momento, siempre intentaba sacar el lado bueno a las cosas negativas y oscuras. Ahora finge esa felicidad.

-¿Cómo está tu hermana?- le pregunta a Dani a la vez que guarda unas cuantas latas de conserva en un pequeño armario.

-Bien…hoy ha llegado muy contenta a casa. Ha sacado un sobresaliente en su examen de inglés.- le dice Dani a su madre- Estudió mucho para que tu estuvieras orgullosa de ella.

-Seguro que si…-le dice su madre con la mirada perdida y en tono desganado.

-Pero, ¿sabes qué? Está noche volverá a venir llorando a mi cama, asustada, mientras que la persona a la que más admira finge estar bien y feliz cuando no es así. Cuando sufre por los golpes y amenazas de un capullo que no se merece el volver a poner un pie en esta casa. Porque ese miserable no vale nada, y yo me avergüenzo cada día más, de ser una parte de él. ¡Pero una parte que no le importa nada desde hace mucho tiempo!

-Daniel, baja la voz o te oirá tu hermana.

-¡Eso es lo único que te importa! ¡Qué Tamara nos escuche! ¡De verdad piensas que ella no sabe nada! ¡Llora todas las noches porque su madre sufre amenazas todos los días! Por Dios mamá, abre los ojos. La policía está para algo, te puede ayudar. Te puede volver a hacer sonreír. No sabes lo duro que es, tanto para Tamara como para mi, el ver que no eres capaz de mirarnos a los ojos mientras nos hablas. El ver cada mañana las nuevas marcas y golpes que ese miserable te deja solo por puro placer, sin razón alguna.

-Hijo- le dice ella mirándole por primera vez a los ojos- te prometo que esto terminará pronto.

-¡Eso es lo qué siempre dices mamá! Pero nunca termina, solo aumenta cada día más y más.

Dani termina de hablar y se queda mirando a su madre que no puede contener las lágrimas.

-Pero, si tú no vas a hacer nada, yo me voy a encargar de terminar con todo esto- le dice su hijo.

Su madre termina de enjugarse las lágrimas con un pañuelo de papel arrugado, que se cae al suelo cuando su hijo termina de decir las últimas palabras.

-No te lo permito, Daniel. Tú padre ha perdido el control de sus actos, no me quiero imaginar lo que te puede llegar a hacer. Sus golpes me duelen, pero más me dolerían los que te propiciara a ti.

Nuevamente vuelve a llorar desconsoladamente, solo que esta vez se cubre la cara con las manos. Dani corre a abrazarla y le promete que no le va a pasar nada, porque aunque ese hombre se haya convertido en un monstruo, no deja de ser su padre.

-Hijo, siento mucho todo lo que os estoy haciendo pasar- le dice su madre con la cabeza apoyada en el hombro de Daniel.

-No hay tiempo para lamentaciones. Mamá, estabas asustada, la situación te mantenía en ese estado. Pero te juro que esta noche todo terminará y volverás a dibujar en tu cara esa sonrisa que tanto nos gusta ver a Tamara y a mí.

Se separaron de ese abrazo, su madre intentó replicarle algo a Dani, pero este se lo impidió negando con la cabeza. Ya es hora de que vuelva la alegría y el color a la familia.

Gracias por hacerme feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora