Capítulo: 47

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Capítulo: 47

La sangre se le ha helado al ver ese rostro tan conocido y amado para ella que, en ese mismo instante, no reconoce. La imagen de Cristian ha cambiado tanto de la noche a la mañana que, ni siquiera Verónica, la persona que sintió tanto por él, reconoce.

Solo es capaz de escuchar su respiración agitada y el ritmo acelerado de su corazón. Quiere correr, salir de esta situación que le aterra.

-¿No me vas a saludar?- le pregunta Cristian a Vero- ¿Toda la vida detrás de mí y ahora ni siquiera me dices hola? Patético.

Siente como comienzan a escocerle los ojos. Quiero correr, marcharse y correr lejos de donde Cristian se encuentre.

Con las lágrimas en los ojos precipitándose sobre sus encendidas mejillas, Verónica abandona la casa de Lucas que grita corriendo tras ella:

-¡Verónica, espera!

Pero ella no se detiene.

El viento se encarga de revolverle el pelo mientras ella, nerviosa, hace intentos fallidos de apartárselo de sus ojos y retirárselo detrás de las orejas. No lo consigue y se queja, histérica. Dani observa a Paula mientras ríe. Le encantan esos arrebatos tan suyos.

-Yo no lo veo gracioso- le protesta ella cruzándose de brazos como una niña pequeña. Ahora el pelo le cubre todo su rostro y, esta vez, no hace nada para evitarlo. Se encarga él.

Se coloca delante de Paula y recoge el cabello que le tapa el rostro y lo retira detrás de sus hombros.

-¿Mejor?- le pregunta él en voz baja.

Paula asiente. Lentamente, Daniel comienza a acercarse a ella hasta el punto en el que sus labios se rozan sin llegar a completar el beso. Ella se deja hacer hasta que, con una pedorreta, hace que él retroceda y se limpie la cara mientras ella ría escandalosamente.

-¡Te lo merecías por haberte reído de mi antes!- grita ella entre fuertes carcajadas.

-¿Así?- dice él aproximándose a ella- Ahora verás.

De alguna forma u otra, terminan corriendo calle abajo. Dani persiguiendo a Paula que no cesa de reír. Poco a poco, el joven se acerca más a ella. Está claro quien corre más deprisa de los dos. Finalmente, Dani la atrapa, envolviéndola entre sus brazos.

-Vas a arrepentirte de lo que has hecho- le advierte Dani.

La posa sobre el suelo y termina por hacerle cosquillas en el costado, uno de sus puntos más débiles. Paula se ríe mucho más fuerte y ruidoso que antes, incluso llega un momento en el que ya le cuesta respirar.

-¡Para! ¡Para, por favor, Dani!- chilla ella.

El muchacho cesa ante las súplicas de su novia.

-Ya estamos en paz- le dice Daniel.

-Te has pasado con lo de las cosquillas- le reprocha ella.

-Te las has ganado por escupirme.

-¡No te he escupido! Solo he…

Un nuevo beso. Eso es lo que corta las palabras de Paula. Dani no ha dejado que siguiese hablando uniendo sus labios. Como tantas veces lo ha hecho.

Gracias por hacerme feliz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora