capítulo 3. Sombras

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El sol estaba oculto por unas molestas nubes, en la mansión dominaba el silencio, los pocos que se encontraban ignoraban el peligro que los acechaba.

Una hermosa mujer se encontraba en la bañera, tenía que borrar evidencia del crimen cometido, la sangre fue limpiada.

En el baño sólo se escuchaba, la dulce melodía de la mujer, inmersa en enjabonar cada parte de su cuerpo, no se dio cuenta de la presencia que la observaba unos terribles ojos negros y con desagradable olor a podredumbre, emanada por esa extraña presencia.

El silbido de una Ave negra, alertó a la mujer, detrás de las cortinas la sombra de un monstruo, la hizo gritar.

Ella se apresuró en salir, la sombra hizo presencia ella quiso huir, tenía miedo, no quería morir de esa forma. Se arrepentía de ser una aristócrata tan arrogante y de haber cometido muchos pecados unos más horrorosos que otros, la señora Bradley lloraba.

Unas enormes manos la arrastraban y jaloneaban sus finos cabellos, pedía auxilio pero no era escuchada, observó a la ventana, en un jaloneo se zafo, fue estampada por la sombra, las huellas de sus manos quedaron grabadas en el vidrio con su sangre.

***

En una de las habitaciones de la mansión, la señora blanco caminaba de un lado a otro impaciente la culpa la consumía, había traicionado a su amigo querido, pero ella estaba enamorada, era un amor enfermizo, pero amor al fin.

Sabía que pronto llegaría él, estaba preparada de ir al mismo infierno si fuese necesario, para pagar sus culpas, ella era la culpable y ahora debía pagar.

Espero cómodamente sentada, aliso su hermoso vestido, y unas cuantas lágrimas resbalaban por sus mejillas, tenía que pagar con su vida. Sólo le quedaba esperar la muerte.

Unas grandes sombras, se desplegaban con libertad en la mansión.

Las aves negras rodeaban la mansión como si estuviesen esperando un gran banquete.

La señora blanco que se encontraba sumergida en su aturdimiento, no sintió la imponente sombra que se encontraba al frente de ella.

Levantó el rostro, su hermoso rostro era remplazado por uno demacrado y con enormes ojeras. Había tenido muchos días de pesadillas, pensar en la muerte le resultaba estúpido pero al tenerla al frente y aceptar sus culpas, quiso desear pensar en ella detenidamente, pero ya no podía, ya no tenía tiempo.

-Así que al fin me encontraste, he de decirte que no tengo miedo demonio

La sombra se apoderó del cuerpo de la dulce señora blanco

***

¡Maldito!, ¿Cómo se atreve a encerrarme en estas mugrosas celdas?, pensaba el Sr Grey

El Sr. Grey es un ser soberbio, vengativo y sobretodo un monstruo haber matado a su familia solo era el inicio de su infinidad de maldades. Tenía sed de poder, sobretodo de sangre, esa era su maldición lo sabía desde el momento que sus honorables padres habían decidido su destino y que no debía morir ¿Quiénes eran ellos para juzgar lo que Dios tenía previsto? Jugar con la muerte tenía un precio y ese era el martirio que atormentaría a Grey por siempre

Estaba rodeado de alimañas, y de agua sucia debido al desagüe de ciertas tuberías, él había hecho todo esto. Gran jugada de parte de su aprendiz

"Fingir su muerte, bravo te lo aplaudo", seguía en su maraña de pensamientos Grey

A lo lejos escucho murmullos, como si alguien estuviera rezando.

"Dios mío, perdona mis pecados, líbrame del demonio"

Se escuchaba a lo lejos...

Los ladridos de un perro, se escuchaban más cerca

La sombra de un enorme animal se acercaba donde se encontraba Grey encerrado

Era su perro guardián Sultán. Movía su cola de un lugar a otro al reconocer a su amo

- ¡Perro estúpido!, no muestres afecto y mata a la persona que me encerró

El perro agacho la cabeza y escondió la cola, al escuchar la reprimenda de su amo, era un pastor Alemán

Se escuchó un sonido de lejos y el perro corrió a ver, a las sombras se vio como un hombre con sierra eléctrica destrozaba al perro, se escuchó como chillo al momento de su muerte

- ¡Que perro tan inútil!, no lograras nada reteniéndome aquí, ya sé que aprendiste bien, te aplaudo me engañaste creí que en verdad habías muerte, Albert muéstrate...si no me liberas eres hombre muerto

Nada era inútil, ese ser no aparecía, encerrar a un asesino no es buena idea pero si estas rodeado de tantos ¿Cómo saber quién es más malvado?

Pecados, era lo que se apoderaba de los corazones de los habitantes de la mansión si los días pasaban las verdaderas bestias podían aparecer.

Al frente de la celda del Sr. Grey se encontraba tres televisores que enfocaban a sus huéspedes ¿Qué intenciones tenía su mayordomo? De verdad ¿estaba muerto?

En una cámara se observaba dos personas tiradas en el piso, sus cuerpos sangraban era su sobrina y su prometido

-No es posible - se acercó a las barras de la celda -Ella...no puede morir ¡maldita te burlas de mí!

***

En otra celda muy cerca de la del Sr Grey se encontraba un ser lujurioso su mayor pecado, violaba a niñas pequeñas. El reverendo Dunne se encontraba afrontando a sus demonios, la niña risueña que una vez fue Mary ahora disfrutaba en torturar a su violador.

Estaba acostado en una cama, sus brazos y piernas estaban apresados. La pequeña tenía instrumentos de tortura en una mesa, la pequeña al fin sonrió no importaba sus suplicas ni sus rezos él no era escuchado, si lo era nadie iría a salvarlo.

Una mujer pelirroja estaba a su lado, era tan elegante y distinguida andaba con una copa de vino y gafas oscuras en su rostro

-Pequeña te he dejado salir por un momento

-Solo necesito 10 min

-Te doy 20 cariño tortúralo como quieras, después regresare tu alma, ya sabes que él no le gusta que salgan por mucho tiempo al mundo terrestre

-Si gracias Lujuria

-De nada cariño

La mujer elegante salió y la chiquilla se quedó sola con el reverendo

-Hora de jugar

La niña le martillo clavos en los brazos, no quería matarlo solo quería verlo sufrir después de humillarlo y que al fin tuviera su muerte una muy dolorosa

Con un cuchillo le corto la hombría

-Ahora estas limpio y puro

- ¡ah! - grito Dunne, lloraba suplicaba, rogaba por su vida

El cuerpo de la niña se ilumino hasta el punto de desaparecer, susurro

"te vendrán a atormentar"

Unas enormes sombras pasaban de un lugar a otro de la celda de Dunne, ahora se encontraba atado en una silla, unas manos salían del piso.

Ahora no se salvaba, Jamás volvería a violar a nadie más.

¿Quién asesinó al mayordomo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora