¿Qué le pasa a este reino?

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Perspectiva del Narrador:

La guerra comenzó hace no más de unas semanas, pero los caminos a las capitales ya no son seguros. El rey Aerys II está totalmente rodeado por sus enemigos, pero hasta la fecha ningún dragón ha dejado el trono de hierro.


Tu administración momentánea en el castillo de Suno ha hecho que tu señor te envíe hacia Desembarco del Rey con un único pedido: pedirle un poco de dinero al rey loco para mantener las tierras en orden. Cuatro soldados de Suno te acompañan en esta misión, pero.... ¿será suficiente para contrarrestar los peligros del camino?

En este momento estás en un pequeño camino de piedras que se dirige a la capital del reino, tu y tus hombres ya están un poco cansados por el viaje, pero no tienen otra que aguantarse.

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Perspectiva de Wat:

El viaje no ha sido muy largo, aunque no placentero. He estado todo el camino refunfuñando y quejándome para mis adentros por la tarea que se me ha encomendado. Heraldo de malas noticias para el rey. ¿Qué no podía mi señor tratar el tema con un superior directo?

Además ¿Tenía que enviarme a mí para hacer la petición?
En efecto, mi señor no me conocía en lo absoluto, así que debo suponer que no estaba al tanto de mis desagrados. No sabía que no se me da bien dialogar con aquellos en el poder, (mucho menos con el mismo rey), pero confiaba en mis habilidades diplomáticas por ser de la familia, más que en las de un mensajero. Yo realmente no quería aceptar la tarea, pero las cosas no andan bien en casa y todos debemos colaborar si queremos salir adelante.
"Imaginarás que mis superiores están preocupados por asuntos más importantes como reunir a sus hombres y vasallos y prepararse para la guerra que se avecina, no podemos molestarlos con asuntos menores como lo es para ellos la supervivencia de un fuerte cualquiera"
No me pareció el razonamiento más adecuado, si ellos estaban teniendo problemas con la rebelión, no quería ni imaginarme el estado de preocupación y estrés del rey. En cualquier caso no cuestioné el mandato y partí junto a estos cuatro hombres que me acompañan a solicitar ayuda económica de la corona.
Habiendo mencionado que el viaje no fue muy largo hasta ahora, aclararé que solo lo digo porque los demás no se han quejado delante de mí. La verdad es que detesto los viajes. Siempre surge una complicación para sumar.
El viaje no comenzó del todo bien desde el momento en que salimos, el caballo de uno de los hombres se safó de sus ataduras cuando estábamos por partir y escapó. Dos hombres han tenido que compartir el caballo todo el viaje. Se van turnando para equilibrar el peso en los lomos de los animales.
Pero los problemas no terminan aquí, por ejemplo esta mañana cuando levantamos el campamento, se derramó vino sobre nuestras provisiones y en un intento rápido por remediar la situación, uno de los soldados que me acompañan, (bastante torpe en realidad), corrió en dirección de la comida y se llevó puesto el soporte de la tienda en la que yo dormía. Yo estaba dentro fumando y algo de ceniza cayó en la lona, salí de la tienda para espetarle que dejara de cometer torpezas y me olvidé de la ceniza candente, cuando me dispuse a levantar la tienda, me encontré con un gran agujero en el piso causado por las cenizas de mi pipa. Esa tienda quedó inutilizada, ahora la guardamos como manta.
Lo único que falta ahora es que nos asalten en el camino unos bandidos para quitarnos lo poco que traemos con nosotros.

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El viaje comienza a molestarte, no deseas otra cosa más que llegar a la capital y acabar con el trabajo. Mientras cabalgaban, a lo lejos se logró ver algo que se acercaba hacia ustedes, no tomó más de unos segundos para que se dieran cuenta que lo que se acercaba era un regimiento de hombres galopando.


¿Serían aliados?

Cuando se acercaron lo suficiente, lograron ver el estandarte que portaba uno de los soldados, éste pertenecía a la casa Chelsted. Por suerte para ustedes, eran aliados del rey, pero de igual manera estaban superados en número, y nunca se sabe que puede pasar.

Los hombres continuaron su camino hasta toparse de cara con ustedes, cuando lo hicieron, uno de sus hombres dijo:"¿Quién osa interponerse en el camino de Lord Qarlton Chelsted? ".

En ese momento fue cuando recordaste que en uno de tus estudios en la ciudadela, aprendiste que un hombre bajo el mismo nombre, era el Maestro de moneda del rey loco.

Los hombres del noble te rodearon con sus caballos, esperando una buena respuesta de tu parte.

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