Historias de Recuperación

23 0 0
                                    

Los gritos resonaban en toda la isla, el constante sonido de la sangre caer, combinados con el alcohol cayendo en la herida, complementaban el ambiente. El nuevo señor de Piedra del Sol estaba agonizando del dolor, pero aun así se mantenía con vida. En esos casos de extremo dolor, era normal que el paciente tomara leche de amapola, o de lo contrario, no tardaría en desmallarse, pero Einar no era un hombre normal, decidió por voluntad propia someterse a la cauterización, para ver cada paso que el doctor realizaba. El alcohol le quemó la pierna por adentro, sus gritos se escucharon en todo el castillo, pero esto solo era un juego de niños comparado con lo que se avecinaba. Cuando todo parecía calmarse, el doctor estiró su mano, acercándola al calor de la estufa, para sacar de entre la leña llameante, un cuchillo ya rojizo de tanto calor recibido. Observando esto, uno de los cortesanos del nuevo señor, le dio un trozo de madera para que mordiese, el cual Einar apretó entre sus dientes, intentando amortiguar el dolor que sentiría en pocos segundos.

Cuando el doctor apoyó el arma hirviendo sobre la pierna del Lord, el infierno mismo se desató sobre él, esos pocos segundos en los que el acero se fundió con la carne viva y la piel, impidiendo que más sangre saliera de la herida, calcinando todo lo que tocaba, hicieron que el trozo de madera se rompiera al instante por la fuerza de la mandíbula de Einar. Sus dientes comenzaron a crujir, rozándose entre sí, mientras el sonido del acero consumiendo la carne apenas se sentía en el fondo, acompañando levemente a los gritos del Señor, que inundaban a Piedra del Sol de miedo y terror.

Por más que parecía que nunca terminaría, lo hizo, todo mal trago hay que pasarlo, y Einar lo logró. El doctor quitó el acero de la pierna del señor, y poco a poco el dolor fue desapareciendo junto con los gritos del jóven señor. Cada vez sentía menos dolor en la pierna, pero poco a poco, dejaba de sentirla, pasó de tener la pierna como un fuego vivo a no sentir nada, pero según el doctor, era normal, para eso estaba la recuperación, y por ahora todo había salido bien.

Minutos después de la cauterización, el señor de Piedra del Sol, calló en un largo sueño, que lo ayudaría a recuperarse un poco del procedimiento. Pero éste fue más largo de lo que todos pensaban, pasaron los días y Einar no despertaba, muchos ya pensaban que estaba muerto, pero nadie quería arriesgarse a confirmarlo. 

Finalmente, la duda fue mitigada, cuando el silencio de la noche fue interrumpido por los gritos del señor. Cuando el doctor corrió a ver su situación, encontró a Einar en el suelo, apoyado contra la cama. Aparentemente, el joven intentó levantarse y no lo logró, y al caerse obviamente sintió un gran dolor.

El doctor y un par de cortesanos más, lo levantaron del suelo y lo volvieron a recostar en la cama. Una vez allí, el señor, entre gruñidos por el dolor le dijo: “¿Cuantos días tendré que esperar para caminar de nuevo?”, a lo que el médico le dijo: “Mi Lord… con suerte volverá a caminar de nuevo…”
Einar no se podía conformar con un quizás, debía volver a caminar, sería patético que sus planes para el futuro fueran afectados por una herida en su primera gran batalla, por lo que debía asegurarse de tener una buena recuperación. 

Los días comenzaron a pasar, y el joven no lo aguantaba más, no aguantaba el hecho de estar las 24 horas del día acostado en una cama sin siquiera moverse, necesitaba acción, necesitaba volver a su vida normal. Pero por suerte para él, la herida comenzó a curarse bastante rápido, luego de cinco días de reposo, comenzó a sentir de nuevo la pierna, y tener una mínima movilidad sobre ella. Luego de dos semanas, la herida cicatrizó totalmente, y pudo recuperar la movilidad en el miembro, y aunque aún no podía caminar ni hacer esfuerzos, ya podía sentarse en una silla de ruedas, y recorrer los pasillos del castillo en ella.

A pesar de que no iba tan rápido como quería, la pierna de Einar mejoraba más rápido de lo que el doctor esperaba. En uno de sus paseos por los pasillos del castillo, pudo apreciar al otro lado de la ventana, toda su flota, sus hombres ya se acostumbraban a vivir allí, y la poca gente que sobrevivió o se quedó también. Piedra del Sol estaba satisfecha con el nuevo señor, pero sus pobladores lo querían ver, querían que declarara oficial la conquista, que hiciera festines y torneos, pero Einar no podía mostrarse así, él debía mostrar a un hombre rudo y peligroso, a la vez que noble y honorable, y todos esos atributos desaparecían al estar en esa situación, además, la cabeza solo le daba para pensar en su recuperación, pensando en caminar una vez más, y volver a la acción.

Otra historia que no conocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora