Capítulo 6

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-Mañana si quieres te acerco al centro.-

-No es necesario, ya iré el fin de semana. Cuanto menos tiempo pase sin gafas mejor.-

-Como quieras.- empezó a subir la ventanilla del Nissan.- ¡Ah! Y no te olvides de revisar el guion. El viernes hay pruebas.- se metió en el garaje del vecino para dar la vuelta al coche. No fue hasta que lo perdí de vista que me di cuenta de lo que había dicho. ¡Me había olvidado totalmente de la audición! Estúpida, lo suyo cuando te apuntas al club de teatro es, no sé, actuar y eso. Al llegar a la puerta me di un pequeño cabezazo.

-Estúpida, estúpida...-

Dejé mis llaves en el bol de la entrada subí a mi habitación. Solo pensar en tener que subirme allí y hablar delante de todo el mundo...¿y si me trabo? ¿Y si me olvido del guion? ¿O de respirar? Me quité la sudadera y vacié la bandolera en la cama. Hacía siglos que no olía un libro de texto y tenía que vaciar mi cabeza de todo: Mattie, Sara, la audición, biología...todo.

Tardé un par de horas en ponerme al día pero había merecido la pena. Había sido un día muy largo, me merecía una pequeña indulgencia. Me puse el pijama y bajé a la cocina para preparar mi plato estrella: pizza de microondas. Dejé la comida calentándose y me tumbé en el salón con los cascos puestos mientras esperaba.

Abrí los ojos de sopetón. ¿Qué había sido ese ruido? ¿La pizza? Fui a recoger mi cena y para mi sorpresa el reloj de la cocina marcaba la una de la mañana. Abrí el microondas y de él brotó una bocanada de aire con olor a tomate quemado. La tiré a la basura, fue entonces cuando volví a oír golpes. Tragué con fuerza, había alguien más en la casa.

-¿hola?...-   Miré a un lado y a otro en busca de algo grande y contundente. ¿Un cuchillo? No, no sería capaz. ¿Sartén? Pesa mucho. ¿Rodillo? Cliché.  -¡Ajá!- susurré al ver la botella de Coca-Cola de dos litros. Así el cuello de la botella con dos manos y me dirigí hacia mi cuarto.  Cuando iba por la mitad de la escalera la puerta que daba al garaje se abrió de golpe. Tuve un breve instante de pánico, no tenía fuerza para levantar la botella y menos para atacar a alguien...y entonces apareció Sara. Se tambaleaba un poco y no apartaba la vista del umbral. Volvió a entrar y esta vez salió acompañada de Leo. Ella le dijo algo al oído y mientras se apartaba él aprovechó para lanzarse a su cuello.

La de veces que la había visto taparse los chupetones con maquillaje... Ese chaval era peor que un vampiro. Dejé de preocuparme por el ruido, de todos modos estaban tan ocupados que no iban a notarlo, y corrí escaleras arriba.

-Rápido, rápido, rápido...- mascullé entre dientes. No debería estar en casa, no saben que estoy en casa. Entré en mi habitación, apagué la luz y cogí mi sudadera. Si yo estaba fuera a lo mejor les daba por recordar viejos tiempos así que por si acaso salí por la ventana al tejado del porche.

-Esto es como volver al instituto...- jadeó Leo. No me equivocaba.

-Rápido, rápido...- esa era mi hermana.

-Uggg.- dije demasiado alto. Con la espalda pegada a la pared me desplacé poco a poco hasta la ventana de Luke.

-¿Lo escuchaste?- Sara sonaba preocupada.

-Habrá sido el viento...-

-Cierra la ventana.- le ordenó.

-¿Qué más da? Además aquí empieza a hacer calor, ¿no crees?-

-Leonard o cierras esa ventana o te aseguro que esto se convertirá en el ártico.-

Leo resopló con fuerza. Oí el pestillo de la ventana, el crujir de papel y libros cayendo al suelo, lo siguiente ya fueron muelles.

Mucho Ruido No Hace Un DramaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora