—Kayla voy a pasar el resto de la semana en una pensión. El sábado volveré a casa—se quedó callado por unos segundos ¿qué esperaba que le contestase? ¿después de lo que me hizo? me quedé en silencio y me limité a seguir escuchándole—te veo el sábado.
En parte me alegraba de que mi padre no volviese, porque no sabía cómo iba a reaccionar después de lo que pasó, después de que me pegase. Pero a la vez tenía miedo de estar sola, 2 días sola, pensando si mi padre cambiaba de opinión y se presentaba a mitad de la noche a saber si borracho otra vez. Estaba cansada de que lo pagase conmigo, yo no tuve la culpa, y yo también estaba afectada, pero lo mejor era no darle más vueltas a ese tema porque realmente no merecía la pena, no iba a solucionar nada y solo me crearía dolor de cabeza y paranoias mías mentales.
Mi vida era la misma mierda todos los días ¿lo había dicho antes? ¿sí, no? pues eso, que mi vida era una mierda.
Dejé el teléfono en la mesa y volví a mi habitación, me tumbé en la cama hasta quedarme dormida.
El despertador me sacó de mi profundo sueño, sueño que no recordaba pero estaba tan agusto en la cama, no tenía ganas de salir de ella, hoy hacía demasiado frío. A regañadientes me levanté de la cama y me arreglé para ir a clase. Me di una ducha y no pude evitar estremecerme cuándo el agua pasó por las zonas dónde mi padre me había golpeado, ahora empezaban a salir moratones y me dolía más que ayer. Después de salir de la ducha cogí unas mallas unas vans y una sudadera, me vestí cogí mi mochila y salí rumbo al instituto.
Llevaba diez minutos caminando cuándo llegué y me encontré con Lea.
—Buenos días—se acercó a mi y me abrazó, intenté no quejarme y que no acabara preguntando que me pasaba porque no quería mentirle, ya que no le diría que mi padre me había pegado y bla... bla... bla...
—Hola—le sonreí cuándo nos separamos del abrazo.
—Ven, te voy a presentar a mis amigos—me agarró de la mano sin que me diera tiempo de hacer nada ni decirle nada más.
Me llevó a un jardín que había por detrás del instituto, cerca de la puerta trasera. Había unas cuantas de personas. Me paré en seco antes de que Lea siguiera tirando de mi.
—¿Qué te pasa?—se giró hacía mi.
—Lea... no le caigo bien a todo el mundo.
—Eh... Kayla te diré una cosa, me gusta conocer a una persona por mi misma, no por los cotilleos que escuche de ella, porque la mejor forma de saber como es alguien es conociendo a esa persona directamente y no guiarte por lo que digan los demás.
No sabía que decirle... estaba deacuerdo con ella, pero nunca nadie me había dicho eso, normalmente la gente se deja llevar por los rumores que escuche para juzgar a cierta persona.
—Lea... no sé que decir, nunca me habían dicho nada parecido.
—Simplemente es lo que pienso...
—Ya pero es normal dejarse llevar por lo que digan los demás.
—Kayla... sí es normal, pero no lo adecuado, puede que a veces esos rumores sean ciertos... pero no siempre lo son, por eso yo prefiero conocer y juzgar a las personas por mi misma.
—No sé que decir o hacer.
—Ven conmigo y nos lo pasamos bien con nuestros amigos ¿vale? Haz eso.
Era muy insegura de mi misma, pero tal vez iba siendo hora de dejar mi inseguridad atrás. Me habían lastimado muchas veces, si algo volvía a salir mal ya estaría acostumbrada, me dolería pero ya estaba cansada de ser la chica que pasa desapercibida y la rarita que nunca se sociabilizaba con nadie así que le hice caso a Lea y la acompañé.