Alcancía para nada asombrosa~

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Kesesesesese~ Ha ocurrido algo gracioso hoy y lo consideré perfecto para compartirlo con mis asombrosos seguidores.

Todos los viernes, tras las reuniones, los trabajos y todo eso que deja de ser un asunto para el fin de semana, con Antonio y Francis -mis maravillosos mejores amigos- nos juntamos a beber. Ah~ son momentos espléndidos en la vida de un alemán, porque usualmente son ellos dos quienes hacen stip-tease sobre la mesa donde estamos bebiendo para impresionar a las chicas.

¿Qué? ¡Pero si eso pasa en verdad!

Y pues no fue asombroso recordar que estaba sin dinero. Fui al cuarto de West para ver si tenia algo que prestarme, y nada. Además iba a salir con Feli, ¡Y así deja de lado a la familia que lo crió! La que tanto amor le dio...

Okay, okay, West, no es necesario que me mires así, kesesesese~

Y en ese momento recordé la vieja alcancía que estaba bajo un montón de ropa. ¡Como buen alemán he de ahorrar! Si no los fondos para la vejez se van al carajo, aunque probablemente yo no los llegue a necesitar.

Soy demasiado asombroso para envejecer.

Como les contaba, cuando la encontré la miré con desesperanza. La ranura era muy pequeña para agitarla y que todo el contenido que necesitaba -esos billetes que me esperaban, mirándome tentadoramente- cayera a mis manos. Y el contenedor era de plástico, una imitación de un balón de gas, ¡Y no tenia ningún lugar por donde abrirlo y sacarlo con facilidad!

Pero como la necesidad era más fuerte, el asombroso yo trató de miles de maneras de agrandar la ranura, y al haberlo hecho, ¡Nada! Se necesitaba algo delicado y pequeño, como las manos de una chica para alcanzar esos asombrosos billetes, y en ese momento me acordé de que la húngara vivía a unas cuadras de acá. Y aún tenia tiempo.

Eli me miró con cara de "¿Pero que carajos te pasa?" -siendo que, admitamoslo, es ella quien pasa en casa cuando el señorito viene de visita- Y se largó a reír cuando le pedí su pinza. ¿¡Es que un macho-pecho-peludo (blanco, claro) no puede usar una pinza!? Me excusé diciendo que era para ayudar a Francis a quitarse el exceso de cejas, y me di cuenta de que había sido mejor pedírsela a él.

Pero Eli no es tan malvada y me la prestó igual.

Manejar una pinza es más difícil de lo que muestran las modelos en los comerciales de productos de belleza. Mis asombrosas manos no son dignas de esas pinzas malvadas, demonios, ¡Pero necesitaba esos billetes! Me cansé de estar de pie en su momento y me recosté en mi asombrosa cama desordenada y un par de monedas me cayeron en la cara.

Era un avance.

Los veía. Escapaban de mi alcance cada vez que lograba hacer que la pinza sujetara uno de sus bordes y antes de poder agarrar el primer billete tuve que sacar casi todas las monedas.

Me sentía más valioso de lo que ya era, con todas esas monedas cubriendo mi pecho~ ¡Solo imagínenlo! Un yo cubierto de oro, asombrosamente sensual... Y algo quemado, pero esos son solo detalles.

Acomodé la alcancía sobre mi mirada y lentamente, uno a uno, comenzaron a caer los billetes. ¡La perseverancia es lo que un prusiano jamás le faltará! Y tampoco el dinero; seriamente pensaré en comprarle a Yao uno de sus gatos que mueven la patita para la abundancia.

Era en ese momento donde un sólo billete quedaba, tras todo el esfuerzo, la sangre, el sudor y las lágrimas. Lo observaba, ambicioso, y se resistió muchas veces al roce de la pinza. Comencé a retorcerme en la cama, tratando de buscar la posición adecuada, sufriendo por no alcanzarlo, ¡Era mi meta el día de hoy!

Y de pronto escuché unas suaves risas... Y me giré a ver, dejando el billete aparte y Antonio y Francis se partieron de la risa.

Malditos bastardos que no tocan antes de entrar.

Finalmente ellos decidieron pagarme la cerveza y los wurst. ¡Por eso amo a mis amigos!

Aunque la próxima me toca invitar a mi, ugh.

¡Y eso fue todo por hoy, asombrosos amigos míos! ¡Tengan una hermosa y asombrosa semana!

And don't forget it, be awesome!

[APH] Día Número: Asombroso. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora