Errar es humano...

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"Y ahora... Recuerdo los días de mi infancia, en los que si cometía uno que otro error me eran disculpados, pero ahora... Ahora todo es diferente."

Y heme aquí, un chico a quien han llamado un ser desquiciado, quien destruye cada muralla de forma innecesaria, el problemático errante, cada apodo más hiriente que el otro.

Primeramente se me conocía por mi nombre, oh claro, he olvidado mencionar que he olvidado mi nombre... Aparte de hirientes, aquellos apodos sirvieron para que olvidara mi identidad, quizás fui alguien feliz tiempo atrás ¿Qué fue lo que salió mal?... Traté de recordar momentos felices, en los que mi mano no incendiara la alegría u derrumbara la grata emoción, pero mi esfuerzo fue en vano, me había dado por vencido, mi familia me dejó en el exilio "No vuelvas jamás" me dijo mi madre, así me he convertido en un nómada indeseable, lleno de esperanzas, o mejor dicho, he de buscar esperanzas pues ya no me quedan.

Molesto por no comprender lo que había hecho, corrí, caminé, me alejé lo mas que pude y al darme cuenta estaba varado en un lugar desconocido, lleno de nada más que pequeñas rocas y un enorme árbol seco... Grité al vacío, que rogaba por ayuda, y misteriosamente obtuve respuesta "Deja de rogarle a tú mente por ayuda"... rastreé la voz por todo mi entorno, más no había nadie a quien pudiera darle respuesta, confuso y un poco irritado, traté de volver a gritar, pero esta vez mi voz se desvaneció, mis emociones estaban convirtiéndose en terror, y así me planteé dejar de gritar y decidí tratar de olvidar lo sucedido e ir al árbol a tomar descanso, más no pude evitar notar que dentro de un agujero de éste, había un reloj, se veía antiguo, sus manecillas estaban inmóviles, los artilugios así, captan mucho mi atención, así que lo guardé en mi bolsillo, y me dispuse a descansar y reponer energía.

"Aún recuerdo ese sueño, esa melodía, me infundía tanta paz..."

<< Una vez y otra vez, vas a fallar, tú vas a errar

Pero joven tu debes recordar, que es humano errar >>

Esa melodía... Recorrió mi mente hasta después de haber despertado. Al ponerme en pie, las pequeñas rocas que al llegar eran mi compañía no estaban, y en su lugar había un gran precipicio rodeando el árbol que ahora, estaba repleto de hojas... En lo que ahora era la nada se escuchaba un reloj, pero no el contar de los segundos, si no el repicar de las horas.

"¿Qué ocurrió?" Me dije a mi mismo, e instintivamente miré hacia mi bolsillo, el cual estaba roto, olvidando el panorama busqué el reloj, como si fuera este más importante que lo que había sucedido al rededor, ¿saben porqué?...

El Viajero de las Manecillas del RelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora