Saturno se detuvo y Eón se puso en pie... -Hemos encontrado a Plutón- Dijo Eón mientras señalaba el fondo de un acantilado - Y por lo que veo, posiblemente está esperándonos-.
Saturno bajaba lentamente a través de enormes rocas picudas, evitando chocar contra ellas, mientras Sol y Diana, creaban pequeñas burbujas de luz, y yo... Yo solo esperaba no morir abajo.
-Llegamos- Dijo Saturno mientras se detenía frente a una gran estatua de piedra, cuya forma era la de una gran bestia con alas, cuyos dedos eran cabezas de dragón y por muslos y piernas llevaba serpientes.
-¿Qué es eso?- Dije, mientras contemplaba la estatua.
-Eso... Joven Tadeo, es Tifón - Dijo Saturno habiendo tomado aspecto humano.
-Pero, un segundo ese es- Cortando sus palabras Diana giró rápidamente, percatándose de que detrás suyo, se encontraba Plutón, quien acto seguido le encerró en una especie de jaula junto a Sol y Saturno.
-¿Plutón? ¡¿Qué es lo que sucede contigo?!- Dijo Sol alterado.
-Nada que debas saber, Sol- Plutón habló con un tono un tanto enfurecido.
Sol cayó al suelo arrastrando consigo a Diana, quedando los dos inconscientes, para mí inexplicablemente. Saturno, por otro lado, se desvaneció... Eón se acercó a mí, siendo empujado por Plutón, quien luego de poner una mano sobre la estatua me dirigió la palabra.
-No me digas, ¿Tifón no te parece conocido... SolTa?
-¿Porqué? ¿Debería? - Dije mientras apartaba mi vista de Plutón y la fijaba en Eón.
- Debo disculparme contigo, viajero, el motivo por el que viajas ahora conmigo, no es el que tu creías...- Dijo Eón mientras miraba la estatua de Tifón.
-¿De qué hablas?- Dije mientras inevitablemente fruncía el ceño.
-Tú, debías acompañarme, tu vida terrena fue solo una ilusión para que encontraras motivos para viajar conmigo, estabas perdido en el mismo vacío en el cual te topaste con las Moiras, quienes hicieron un trato con quien ahora acabamos de encontrar... Por un tiempo serviste a Sol, te volviste su amigo, cuando tu obligación era vigilarle, por orden de Plutón, debías traicionarle, pero lo olvidaste, y el día predestinado a la desaparición de Sol, tomaste su papel sin darte cuenta.
- ¡¿Cómo es posible?! Entonces eso quiere decir que... ¿No tengo familia? ¿No puedo ver a quienes salvé de morir? Sentía que eran todo para mí... ¿Porqué me has hecho vivir esto?... ¡Todo aquí es una vil mentira!
Por más que quisiera asimilar las cosas, estaba muy confuso, enojado y a punto de golpear a Eón... Me crearon una falsa vida, que tarde o temprano, aunque en realidad no la hubiese vivido, me dolería recordar, quizás hubiese sido mejor, que yo no pidiera ayuda desesperadamente, ahora creo, que ser un nómada, sería mejor que pasar por esto, más luego vuelvo a la realidad, si de verdad Eón debía traerme consigo, habría aparecido en cualquier circunstancia en la que yo estuviese sintiéndome perdido... No hay escapatoria de la realidad ahora. Se que extrañaré remediar mis errores terrenos, puesto que era lo único en lo que me esforzaba hasta el momento, al igual que recordar mi vida... Pero ahora, supongo, hay nuevos errores que remediar.
-Creo que es necesario que te devuelva tus recuerdos en su totalidad...- Dijo Eón mientras fijaba su vista en Tifón.
Tiempo atrás:
- ¿Es necesario que sirva a ese tipo? - Dije, insatisfecho, viendo a el chico llamado Sol, a quien Plutón me ordenó servir, para que pasado un tiempo, desapareciera por obra de las Moiras.
- Si, es muy necesario, pero antes debes entrenar... Creo que a Tifón no le importaría que entrenaras con él.- Dijo Plutón mientras una de las serpientes de Tifón se enroscaba en su brazo.
- ¿Porqué debo entrenar? Si Sol se ve más que un debilucho... Que ridículo. Vámonos Tifón.
"La bestia que vuela y escupe fuego a su paso,
grandes dragones que toma por dedos,
y serpientes que forman su cuerpo,
ciclones, huracanes, no hay quien se salve.
Y sobre él un gran tirano, sus ojos en llamas,
y en su capa el emblema, a quien las almas aclaman.
El emblema de Tifón, se ha tornado tu perdición."
Entrené, batallé contra Tifón, y en uno que otro momento mi capa era la que sufría las consecuencias de mis peleas, así que mi emblema se iba desgastando... durante mi entrenamiento, hice compañía a Décima, quien se encargaba de decirme lo que debía hacer a Sol... Creo que, de nada sirvió.
-¡Hey SolTa! ¿quieres dar un paseo con Diana y yo? - Dijo Sol mientras señalaba un bosque bastante oscuro.
- Claro... Pero espero que esta vez no caigas en el lodo o te estrelles contra un árbol jajaja- Lo olvidé... Todo.
Actualmente:
- Acércate a Tifón Tadeo.- Dijo Eón mientras señalaba el emblema que poco antes había visualizado en mis recuerdos.
-Tifón...- Susurré el nombre de tal bestia y luego pasé mi mano sobre el emblema que estaba atrás de los dragones que tenía por dedos.
- Amo - Dirigiéndose a mí, Tifón... Habló... Y luego de aquella palabra mi cuerpo comenzó a arder el llamas.
- La gran bestia ha despertado- Dijo Plutón mientras le sonreía de forma imponente a Eón.
- ¿¡QUÉ DEMONIOS?!- Mis gritos desesperados iniciaron al ver y sentir fuego en mi cuerpo, y solo finalizaron cuando el fuego se apagó.
Mi sombra aún reflejaba luces en algún lugar de mi cara, pero... ¿Dónde?... Oh demonios... ¡Quema! ¡Mis ojos queman!... La descripción de Diana, fue casi perfecta... Mi piel se tornó pálida, mi cabello ahora llegaba hasta abajo de mi pecho y era negro, con mechones blancos, y las que antes eran mis sencillas vestiduras, ahora estaban conformadas por una capa negra, en la cual, en color blanco se encontraba el emblema de Tifón, casi cegándome, por debajo, algo parecido a un jersey negro que me cubría desde el cuello hasta las manos, un pantalón de color blanco, y unas botas negras con franjas blancas... Y un detalle que Diana olvidó, un piercing blanco, muy brillante en mi labio inferior.
Bienvenido seas antiguo yo.
Eón y Plutón sonreían a Tifón y a mí de manera pícara, y... Yo ya no me sentía igual.
-¡Hey, Plutón, Eón! ¡Que empiece la caza!.
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El Viajero de las Manecillas del Reloj
AventuraEsta historia, es ficticia, pero al mismo tiempo, es sobre el hecho de todos hemos querido viajar por el tiempo, para evitar cometer grandes errores... Y así empieza la aventura de nuestro viajero en cuestión que deseando inmensamente remendar sus e...