~Día 31~

2.7K 228 14
                                    

Camille POV

Últimamente, Alice luce muy feliz. Se ha estado juntando con Ian y se ve que es buen chico. La quiere y ella a él. Tal como me gustaría que alguien me quisiera a mí. Encontrar al típico "verdadero amor" de todos los cuentos de hadas. Pero para ellas es diferente. Son perfectas, bonitas, todo el mundo las adora. En cambio, yo soy lo contrario. No hablo con desconocidos a no ser que sea estrictamente necesario; no me preocupo demasiado por mi apariencia física, es más, hay veces en las que ni siquiera me cepillo el cabello por las mañanas. No es como si todo eso fuera un problema para mí. Pero sí me gustaría encontrar alguien con quien pasar el día, caminar sujetando manos, que me diga cosas lindas al oído, que me abrace, estar la tarde entera viendo series y películas. Es mi sueño frustrado.

Nico dice que más de una persona debe tener un crush conmigo. Que buen chiste. ¿A quién le gusta la bajita de la escuela, que encima es odiada por la mitad de las chicas? Exacto. Que autoestima más bajo tengo.

Durante el primer receso, estuve con Joaco hablando de cosas banales. Es bastante divertido, lo conocí hace un par de años cuando nos tocó hacer un trabajo de ciencias juntos. Éramos él, Nico y yo. Admito que en ese entonces mi amigo no estaba tan delicado de salud. Últimamente se enferma muy a menudo y se ausenta a la escuela. Cada vez que nos juntábamos terminaba con dolor de barriga por tanto reír. Recuerdo que le gustaba mucho lo bajita que soy. Siempre apoyaba su cabeza en la mía para hacerme enojar. Lo que más me gustaba de él era su sonrisa de dientes levemente disparejos y sus ojos. Son tan pardos que a veces lucen amarillos, como los de un gato. Además, su pelo negro le da el toque perfecto de minino.

–¿Sabes? Hace mucho que no hablábamos –mencionó.

–Es verdad. No coincidimos en muchas clases este año, quizás sea por eso –me sentí mal al no tener un motivo real.

Me dedicó una sonrisa y desvió la mirada detrás de mí.

–Michelle ha estado muy triste estos días.

Volteé intentando que no fuera tan notorio.

–Tú sí sabes disimular –dijo irónicamente mientras rodaba los ojos.

–Lo siento. ¿Por qué no se atreve a hablar con Derek luego de lo que pasó?

–La respuesta es obvia. Por ti.

–¿Qué tengo que ver yo?

–Él siempre está contigo. Supongo que está convencida de que están juntos.

–Pero eso no es verdad. Solo está conmigo por si alguien intenta hacerme daño.

–No creo que sea lo que todos creen luego del beso.

–El beso no significó nada para ambos. Hablamos hace unos días y aclaramos las cosas. Ya no siento nada por él y él nunca sintió nada por mí, ¿okay? –me crucé de brazos como una niña pequeña. Tomó asiento junto a mí y abrazó mis hombros.

–Hey, perdón. No es algo fácil de aceptar, supongo. De verdad te gustaba, ¿no es así?

–Antes. Pensaba que era el amor de mi vida –admití. Me sentía tan a gusto con él, que no me avergonzaba de sincerarme.

–Pero no pasa nada si resultó no serlo. Hay muchas más personas en el mundo de las que te puedes enamorar. Jamás te rindas.

–No creo que alguien se fije en mí. Soy demasiado antisocial –lo escuché reír.

–Eso no es malo. Si le interesas a alguien, se acercará a ti –se acercó a mi oído y susurró–. He sabido de alguien a quien le llamas la atención.

–Deja de ilusionarme, tonto –bromeé, mientras me separaba y golpeaba suavemente su brazo.

–¡No es broma! –su sonrisa era radiante–. Debes abrir los ojos –me dio un guiño y se fue a quién sabe dónde. Dejándome sola en medio del patio. 

Hola, EnanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora