Narración omnisciente:
-¿Ya vas a terminar?
-Noup.
-¿Ya?
-No.
-¿Y que tal ahora?
-Ah ah.
Ronald bufo frustrado y decidió bajar de aquel ataúd y comenzar a fisgonear aquella funeraria.
Habían pasado unas cuantas semanas desde su reencuentro, y Ronald, matándolo la curiosidad, decidió ir a visitarlo, ya era la cuarta vez en tres semanas.
Caminando por aquel lugar no encontró nada fuera de lo común, ataúdes, papeles y una que otra telaraña, el lugar casi parecía en ruinas.
-¿No te parece que seria mejor limpiar un poco?-sugirió al sepultero que se hallaba en otra habitación.
-¿Y hacer que pierda su aura de misterio y terror? ¡Ha! No gracias.-aquellas palabras lo habían hecho negar con la cabeza y sacarle una sonrisa.
Siguió caminando por un estrecho pasillo que dirigía a una habitación, y su sorpresa fue grande al encontrarse con un cuarto completamente limpio y sin rastros de ser de una funeraria.
"Al menos su cuarto está bien..." Pensó observando con atención el lugar.
Cuando entro finalmente se acercó a los estantes que habían al lado del armario, este se hallaba repleto de libros que por lo que pudo ver eran sobre anatomía, mitos, leyendas e historias antiguas.
Paso al armario, el cual abrió y observo sorprendido, se esperaba el mismo traje de sepultero multiplicado por veinte veces, pero en vez de eso encontró variedad de trajes, muy bonitos y elegantes, todos y cada uno de negro.
Sin quitar el asombro de su rostro camino a su mesa de noche y se agacho para mirar mejor un retrato que había en esta:
No tuvo ni idea de como se sacó esa foto, ni quien era aquella mujer, pero simplemente le parecía impresionante.
"Este hombre si que guarda secretos..." Pensó observando detalladamente el retrato, y cuando lo tomo en sus manos se dio cuenta de que tras de este había algo más, estuvo a punto de mirarlo cuando algo en su hombro captó su atención: Un mechón de cabello plateado.
Rápidamente se giro y se levanto quedando a escasos centímetros de aquel sepultero de cabello plateado, el cual no dejaba ver su rostro por el flequillo.
-¿Que haces aquí?-cuestionó sin una pizca de broma, causando nerviosismo en el menor.
-Yo... S-solo... Tu me dijiste que esperara y yo pues... Me dio curiosidad...-se lamento terriblemente por el tartamudeo en su voz. Undertaker lo siguió observando sin alejarse de el, teniéndolo arrinconado.
-¿Has oído el dicho de "La curiosidad mató al gato"?-una sonrisa se asomo por los labios del mayor y así Ronald respiro aliviado, no se había enojado con el.
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Destinados a unirse (UnderRonald)
Fiksi PenggemarUndertaker y Ronald: Un aprecio convertido en promesa, transformado en amor. Las cosas pueden ser difíciles para los amantes prohibidos, pero vale la pena luchar, después de todo el verdadero amor es algo que sólo se encuentra una vez en la vida...