- ¿Y bien? - me preguntó Chloe mirándome con una ceja levantada.
- ¿Y bien qué? - pregunté yo mientras guardaba mi uniforme en una de las taquillas de los vestuarios.
- ¿Que qué te pasa con Marc? - me aclaró mientras se alisaba la sudadera del chándal.
- Pues nada, ¡que es un éstupido, un creído y un mujeriego! - dije cerrando de un portazo mi taquilla.
Llegamos a donde se encontraba el resto de la clase y comenzamos a hacer estiramientos.
- Entonces, ¿qué ha hecho Marc para que estés así? - me preguntó expectante. Yo suspiré con pesar.
- Pues, la subdirectora les ha puesto como ejercicio escribir un poema. Y ayer, cuando estábamos abajo en el jardín lo escribió y yo le pregunté que si me dejaba leerlo, pero me lo quitó de las manos y dijo que era "secreto de estado". Y esta mañana mientras la arpía de Lisa y sus secuaces le seguían y ligaban con él descaradamente como si yo no estuviera allí presente, le comentaron a Marc lo del poema y él sin dudarlo un momento dijo que sí, que se lo enseñaría en clase!!!
Chloe y yo nos dirigimos a la pista de atletismo y cuando empezamos a correr me dijo:
- Pero, Megan, ¡es ridículo! Ellas están también en su clase, por lo que, quiera él o no, las chicas acabarán escuchando el poema de Marc, y al final encandiladas por él (como siempre) le aplaudirán y aclamarán como locas aunque sus rimas parezcan versos de una canción infantil.
Me quedé callada unos minutos y dejé que mi amiga prosiguiera.
- En cambio, tú eres su amiga, tu opinión es importante para él, y le afecta más que la de cualquier otra persona. Tal vez esa sea la razón de que no quiera enseñártelo, y como su mejor amiga que eres, deberías aceptarlo - yo hice una mueca de comprensión.
- Tienes razón, debería pedirle perdón, pero no tengo más clases con él en todo el día, así que se lo diré a la hora de comer.
Después de eso, Chloe y yo estuvimos todo el tiempo hablando de tonterías y riéndonos.
Más tarde, volvimos a los vestuarios a ducharnos y cambiarnos.
Cuando salí de la ducha, me envolví en la toalla y me dirigí a uno de los espejos a peinarme.
- Megan, Megan, Megan, por mucho que te peines tu pelo no dejará de ser nunca tan feo - <<¡Auch!>> pensé cuando oí esa irritante voz, lo cierto es que ese comentario me dolió, me recordaba a cuando aún estaba en mi antiguo instituto.
- ¿Qué quieres ahora Lisa?
- Nada, sólo asegurarme de que no te acercas a Marc, no te conviene.
- ¿Me estás amenazando, Lisa?
- ¿Quién, yo? ¡Claro que no! - contestó ella falsamente.
- No me hagas perder el tiempo, no estoy para tus estupideces - dije pasando por su lado chocando a propósito mi hombro contra el suyo.
Llegué a mi taquilla y cuando terminé de vestirme, Chloe apareció sonriente completamente vestida y con su largo pelo rubio perfectamente peinado.
- ¡¿Dónde mierda te habías metido?! - dije casi gritando.
- Wow… - dijo intentando calmarme inútilmente - ¿Dónde está mi dulce y buena amiga Megan?¿Se la habrá comido esta bestia? - agregó riendo.
- No me hace ni pizca de gracia, mientras tu estabas "Dios sabe donde", he tenido que aguantar a la estúpida de Lisa yo solita.
- Lo siento, no encontraba la llave de mi taquilla y tuve que volver a la pista de atletismo a buscarla. Por cierto, Megan.
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Me Basta Sólo Con Un Beso
Fiksi RemajaMegan Harrison, es una chica de 16 años que vive en Londres, siempre ha sido la marginada de clase hasta que sus padres deciden cambiarla al internado St. Matthew, allí, su vida dará un giro de 360 grados. Conocerá a Marc, un chico de lo más mujeri...