H E L L - TAEMIN

Capítulo 2

Su mano recorrió mi columna. Su suspiro me tomó por sorpresa.

—Está nevando —dije.

—Debiste salir aún más abrigada.

Deseaba verlo sonreír. Su ceño estaba fruncido, dándole esa apariencia de matón.

—Siempre vuelves herido —dije al tocar aquella herida en su antebrazo.

—Sanan rápido.

—Quédate conmigo —le susurré cerca de sus labios.

Tal vez lo había alucinado, pero su boca hizo una leve curva, tratando de sonreír.

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Desde aquella extraña noche, desde que ese chico de piel pálida desapareció, mi mente solo vagaba en su recuerdo.

—¡Señorita TN! —El grito de mi profesor hizo desaparecer todos esos pensamientos.

—¿Ah?

—Su ensayo. —Arqueó una ceja.

Sky, quien estaba a mi lado, solo me miró desconcertado.

—¡Oh! El ensayo... —musité, nerviosa.

Desde esa noche ni siquiera lo había tocado.

—No lo hice. —Le miré; sabía que estaba por reprobar.

—Sabe lo que significa, ¿cierto?

—Lo sé. —Me mordí el labio.

Le vi alejarse y sentarse perezosamente en su silla, detrás de ese angosto escritorio.

—¿Qué te ha sucedido? No has hecho nada —me susurró Sky.

—Sucedió... algo raro. —Miré hacia la ventana.

—¿Raro? ¿Tanto para no hacer el ensayo?

—Lo lamento, ¿ok? —dije—. Sé que te esforzaste en que no reprobara este curso, pero... lo he hecho, ¿vale? No es culpa tuya.

—Repetirás el curso, ¡en vacaciones!

—No me lo recuerdes.

Sky no dijo absolutamente nada.

Me marché al sonar la campana. Debería pasar las vacaciones navideñas en el colegio, aunque para eso faltaba un mes.

Mi casa estaba desolada. El frío comenzaba a introducirse por las ventanas; el aire era frío.

Una brisa rozó en mi brazo, haciéndome recordar a ese chico y su piel pálida, fría. Por un momento logré sentir su presencia detrás de mí. Giré, encontrándome solo con la cortinilla revoloteando en el aire.

—¿Quién eres? —susurré, completamente sola.

Salí de casa solo para comprar algo de comer. Volví a esperar que llegara la noche mientras veía televisión.

Esa sensación de calor invadió mi cuerpo nuevamente. Esos gritos regresaron y su voz "perdiste la memoria" claramente apareció.

—Estoy volviéndome loca, ¿cierto? —me dije a mí misma.

Subí a mi habitación. Estaba por dar la medianoche. La brisa de nueva cuenta entraba por la ventana. Creí haber cerrado todo por la tarde, al parecer me había olvidado de mi habitación.

Caminé hasta la ventana para lograr cerrarla. Al hacerlo, un roce chocó contra mi brazo. Esa misma mano fría nuevamente.

Su respiración chocó contra mi nuca. Otra vez estaba en las sombras, ahora en las de mi habitación.