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Me pareció interesante la forma en la que su mirada recorría el cuerpo de aquella mujer, lo hacia no de una forma morbosa o  pervertida, lo hacia de una manera en la que parecía que estudiaba cada parte de su anatomía, sus movimientos, las arrugas que se le formaban en la comisura de sus labios al momento de sonreírle a su pequeño hijo.
Me lleno de curiosidad, curiosidad por saber el por que aquel hombre al cual jamás había visto en mi vida, al cual por casualidades de na vida me había topado en aquel café de el centro de Londres ; miraba de aquella forma tan inspiradora aquella mujer; y la curiosidad me gano, no reaccione hasta que ya estaba sentada en aquella mesa en la que el hombre hasta ahora desconocido; se encontraba. Me senté frente a el con una sonrisa además de graciosa parecía una gran pregunta.

Aquel hombre no reacciono de la manera que había esperado, en vez de eso, me sonrió, me dio la mejor sonrisa. ¡Maldita sea! Me dio la mejor sonrisa que mis mundanos ojos había visto jamas y tras esta lo que vino me dejo más sorprendida...

Mi MuzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora