Matsuno Omegaverse

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Luego de haberse presentado el tal Tougo le dio a Choromatsu un tour completo a las instalaciones. La guarida —como la nombró el Matsuno— se asemejaba a una especie de base militar, de esas que muestran en las películas. Aunque la luz no acompañaba mucho, el ojiverde se cuestiona cómo era posible que, teniendo un lugar como este, las luces no funcionaran y tuvieran que alumbrarse con meras linternas a gas.

Mientras inspecciona la zona Choromatsu podía sentir el murmulló detrás de él, alrededor de hecho. Los tipos de acá no eran para nada discretos. Todas esas miradas puestas en él, se dio cuenta que muchos lo estaban analizando... Sobre todo, los alfas del grupo.

Nada de esto le daba muy buena espina.

—Y esta sería como mi oficina, ¿Qué tal? Impresionante ¿no? —pregunta con un leve eje de emoción en sus palabras.

—De hecho, lo es —responde caminando hacia el enorme escritorio de la habitación. —Aunque, bastante oscuro. ¿Qué no hay de la electricidad?

—Si, hemos tenido alguno que otro problema, pero nada que mis hombres no solucionen. Aunque no creo que importe del todo, en los próximos días nos mudaremos ¡así que empaca tus cosas chico, porque nos vamos a la capital! —dice todo emocionado.

Choromatsu no reacciona ante su efusivo entusiasmo, de algún modo, el sujeto le hace recordar a Jyushimatsu y su enérgica personalidad. Es probable que estos se lleven de maravilla si llegaran a... espera, espera, espera... ¿acaso dijo mudarse? ¿de qué demonios está diciendo este sujeto?

—¡Tiempo! —grita formando una cruz con sus brazos. —¡Yo en ningún momento acepte a unirme a...! —se calla al mirar a su alrededor. —¡Lo que sea que sea esto! —dice finalmente.

—¿Cómo qué no? Te recuerdo que sabes mi nombre, has vistos nuestras caras y sabes en donde exactamente nos escondemos. Eso mi estimado es un obvio si para mí.

—¡Ustedes me secuestraron y por un demonio! —grita zarandeando a Tougo de su camisa.

—¿Estas consciente de que de igual manera no te irás así nada más? —dice de la nada una segunda voz. Cuando Tougo y el Matsuno miran hacia la entrada ven al joven que cargo al ojiverde por todo el camino, su semblante era serio, Choromatsu —de algún modo—se sentía intimidado por este sujeto. —O te unes a nosotros o eres encerrado de por vida, tú decides.

—Oh vamos Fudo, no seas tan duro con el chico.

—Cállate, tú también eres responsable en todo esto.

—Oh válgame dios, tus palabras me hieren.

Choromatsu vio como ambos alfas, de un momento a otro, se enfrascaron en una absurda discusión. Ignorándolo por completo, más eso no le molestó... A decir verdad, estaba más preocupado por las palabras que dijo el chico hace solo unos instantes.

O se une o lo encierran. Vaya decisión de mierda.

Choromatsu no puede unirse, y aunque lo hiciera, no podia dejar a atrás a su familia. Han estado junto por casi dos décadas... Pero tampoco podía permitir que lo encerrarán, era injusto y totalmente desquiciado.

—Y bien, ¿Qué decides? Te nos unes o comienzan a pensar en la decoración de tu celda.

"Agh, maldita sea" se queja en su cabeza. ¿Por qué demonios tuvo que asistir a esa maldita reunión? Si lo hubiera ignorado el cartel como días anteriores nada de esto estaría pasando.