Se supone que yo le gustaba a Jose, pero él hacia como si nada, seguía ligando como siempre, nuestro antiguo juego, él sigue como siempre y yo no puedo ni pensar en que algún chico me abrace sin que sea para consolarme. Nadie sabe como me siento, nadie sabe lo que pasó ese día en el pasillo, yo creo , que ni él se acuerda ya, aunque solo hubiera pasado hace dos semanas. Dios le echo tanto de menos, he perdido mi mitad.
Era un día normal, un aburrido y largo lunes, en el segundo recreo iba con mis amigas y como siempre nos sentamos en la escalera de salida del pasillo, Jose llevaba tiempo sin hablarme, pero ese día cogió todo el valor que tenía y vino a hablarme, mis amigas se quedaron extrañadas al ver mi cara de sorprendida. Jose se quedo mirándome esperando a que fuera allí con él y hablar. La primera vez que sentí la más famosa expresión en un adolescente,mariposas en el estómago, pero más bien eso parecía avispas asesinas. Me levanté y le seguí hasta donde el quiso pararse.
-Esto ha llegado muy lejos ya ¿no? Te has pasado, dos putas semanas esperando a que me dijeras algo o sintieses algo, y no fueras una puta insensible como siempre.- me dijo Jose, la verdad me esperaba una cosas distinta, me quedé paralizada, pero enseguida espabilé.
- ¿Y esto que es ahora, romeo y julieta? Madura, tu fuistes el que me enseñaste a ser como soy ahora, y creo que ya llevamos demasiado tiempo juntos, para saber que puedes hablarme cuando quieras y no tengo que ir yo.- eso si que le pilló por sorpresa a él, parece que en el fondo tampoco nos conocíamos tan bien como pensábamos.
Cuando me quise dar cuenta, medio patio nos estaba mirando, entre ellas mis amigas, y sus amigos que estaban en un callejón entre dos patios, se nos fue un poco de las manos todo. Él me cogió de la mano y me acercó a su cuerpo, juntó su boca a mi oreja, otra vez esa sensación inundó mi estómago, me hizo cosquillas y eso me hizo apartarme, pero él me volvió s juntar.
-Mientras que tú piensas en cualquier cosa, yo pienso en que decirte cuando te vea, y sabes que siempre he tenido unas ganas de besarte, pero eres mi mejor amiga, y tengo una cosa que se llama respeto, así que, cuando estés dispuesta, hablame.- se separó de mi, y yo como que pude volver a coger aliento cosa que fue corta ya que él se volvió a juntar a mi.- Ah y por cierto no te resistas se que te encanto desde que entramos al instituto.- me miró como mira a cualquiera de sus ligues, y se va.
A mi solo me sale una cosa, y es morderme el labio, siento como que él me mira desde donde están sus amigos, esperando a que yo vaya y le bese, no se que quiero ahora mismo si besarle o matarle, pero se que lo único que él quiere es que me acerque, y no le daré esa satisfacción, giré la cabeza, le miré de arriba a abajo, le guiñe un ojo, y me volví a sentar con mis amigas en las escaleras.
Que coño había pasado, ¿mi corazón congelado de repente se estaba derientiendo? Odio como me ha mirado, es como si ahora yo me hubiera convertido en uno de sus objetivos de un viernes cualquiera, que mierda me esta pasando. Oía a mis amigas al fondo de mis pensamientos hablar, pero seguía sin hacerles caso, excepto cuando sonó la campana y mi amiga Lucía, me dio un golpe en la parte superior del brazo y salí del caos de mi cabeza en el que estaba.