IV: Rescate

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"El tiempo no se detiene, no perdona; las coincidencias no existen, el destino lo llevamos todos en nuestro bolsillo esperando a relucir para hacernos caer en cuenta del rumbo que ha dado nuestra vida a través del tiempo"

A caso ¿Su tiempo se había acabado? Las esperanzas dejaban su cuerpo como parvadas de aves que abandonan la copa del árbol más fuerte, dejando ver, no más que una serie de frágiles ramas que amenazaban con romperse a la menor corriente de aire.

Había algo en esos sujetos que era más poderoso que todo el armamento alrededor de sus cuerpos: El "conocimiento". Cómo bien su padre le decía: "El conocimiento significa poder, y quién tuviera poder, tendría todo a sus pies".

Una serie de grilletes tecnológicos rodeaban sus manos y pies. Si intentaba usar energía, estos la absorberían de inmediato como esponjas hasta drenarlo y el oscuro lugar donde lo mantenían impedía la presencia de la más tenue luz. Cada detalle estaba considerado para impedir su escape, la caja trasera del tráiler estaba modificada especialmente para contenerlo, sólo podía relajarse y esperar qué destino tenían planeado para él.

-¿A donde me llevan? -Inquirió al recobrar la consciencia y darse cuenta de su situación.

La cabeza le dolía cómo si alguien estuviera golpeándolo con un maso, y un dolor similar se extendía por todo su cuerpo cada que intentaba moverse.

-Con tu p...

-¡No! Se habla con el prisionero -Interrumpió Ian, haciendo tragar a uno de los hombres el final de su respuesta.

Cuatro de los velocistas, con la visión nocturna activada en sus cascos, acompañaban a Max dentro de su prisión con barrotes hechos de la más densa oscuridad.

-Sé muy bien que mi padre está detrás de todo esto. Jamás le importé demasiado, por lo que debo suponer que su misión es algo más que hacer posible un bonito reencuentro familiar.

-Ya cállate, no más habladurías -le ordenó Ian con molestía-. ¿Alguien tiene una mordaza? -Se dirigió al grupo y comenzó a recorrer con sus manos, la fría superficie de su traje-. Estás cosas son cómo pequeños tanques pero no tienen bolsillos...

-No debieron meterse en esto -Dejó que se le escapara una sonrisa como si algo en su mente le causara cierta gracia-. No conocen a mi padre.

-Te dije que te callaras.

Un repentino golpe directo en la boca, hizo callar de una vez al castaño; Ian regresó a su asiento ante la mirada divertida de su hermano menor Malik.

-"Sano y salvo", dijo Tobard -comentó otro de los hombres.

-Un pequeño rasguño no es nada, él mismo dijo que intentaría resistirse.

Las risas en la parte trasera del vehículo, no se hicieron esperar tras las ocurrencias de Ian respecto a sus acciones, a excepción de Marcus, el más alto y fornido de ellos, quien quería seguir al pie de la letra, las indicaciones de su empleador.

-¿Cómo diste con Tobard? -preguntó Ian luego de unos segundos en el que solo escuchaban el motor del tráiler trabajar con forme se dirigían de regreso a Stat City.

-Él dio conmigo hace unos meses, estaba buscando gente sin escrúpulos y dispuestos a ganar mucho dinero. Casualmente son los principales atributos en mi currículum. Era un trabajo arriesgado pero el sujeto sabe cómo convencerte.

-Y ¿lo enviaste a liberarme de la prisión?, ¿Solo para meterme en esta locura?. Miranos, Malik; estamos usando trajes robot, peleamos contra el sujeto que destruyó media Star City meses atrás; nosotros comenzamos como traficantes y ahora estamos en una maldita guerra contra fenómenos.

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