Starlight 2

V: Confesión

Una de las ciudades más grandes del país estaba siendo noticia Nacional. No importaba que tanto el gobierno se ocupara en ocultarlo, cientos de videos se encontraban disponibles en la red, y en todos ellos, la imagen de un objeto que caía envuelto en una esfera de fuego era el principal atractivo. Horas atrás, desde ciudades aledañas se pudo admirar este increíble, pero atemorizante suceso y los ciudadanos exigían una explicación, ¿por qué la agencia gubernamental responsable del programa espacial civil, así como de la investigación aeronáutica y aeroespacial "Red Space", no daba la cara para dar una explicación?

Todo tipo de teorías comenzaron a volar por la mente de los cibernautas quienes buscaban furtivamente saciar su hambre del morbo que causaba un evento que los sacaba de la rutina, que nublaba sus preocupaciones y creaba en ellos una enorme curiosidad por saber más.

La elegante oficina privada de la que disponía, al estar a la cabeza de Tecnologías Pegaso, le regalaba una constante vista panorámica de Star City, una vista tan hermosa que parecía venir directo de una postal
Al tratarse de uno de los edificios más altos e imponentes, además de su estratégica ubicación en una excelente zona en el corazón de la ciudad que solo enaltecía el ego de Tobard Ross, haciéndolo creerse el dueño de todo por donde su vista se posaba.

—Señor Tobard, no quiero sonar grosera, pero lo que pide, simplemente no puede ser. En el momento en que la nave impactó en el país, se volvió propiedad de la nación. Es muy difícil, por no decir casi imposible, lograr que un particular como Tecnologías Pegaso interfiera con un asunto gubernamental. —Explicó seriamente la administradora de Red Space, Kenya Glennan por la pantalla en la pared frente al escritorio de Tobard.

—Entiendo la posición de Red Space en el asunto de la nave extraterrestre, pero cómo me gusta decir: "El conocimiento es poder, y quien poder tenga, tendrá todo". Además, dos cabezas piensan mejor que una. No le estoy pidiendo el cien porciento del estudio de la nave, pero le aseguro que Tecnologías Pegaso será de gran ayuda trabajando a la par con Red Space.

—Confío en lo que dice, solo por ello me atreveré a "meter las manos al fuego" por usted ante el senado. Independientemente de si la decisión figure a su favor o no, me estaré comunicando con usted.

—Muchas gracias.

La pequeña conferencia celosamente privada, concluyó con un trato importante muy cerca de caer en el bolsillo de Pegaso. Y la visión de Tobard, de expandir la compañía a más allá de las fronteras tecnológicas y ganar renombre a nivel mundial, se comenzaba a materializar.

Tobard se levantaba el cuello cuando recordaba que la empresa familiar había triplicado sus inversiones e ingresos desde que había caído en su mando, haciendo llegar a Tecnologías Pegaso más allá del límite.

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Un nuevo día abrigaba a Villabonita, en el aire percibía la famosa: "calma después de la tormenta". Mientras descendía del cielo, pudo admirar las heridas provocadas por la batalla de la noche anterior contra los Velocistas de Acero. Ahora todo lucía tan calmado y pacífico como siempre debió serlo y le dolía llevar sobre su espalda toda el sufrimiento que su destino ocasionaba.

Sus intenciones de ir con su padre seguían en pie, pero antes debía arreglar un asunto en el pequeño pueblo antes de tomar una decisión crucial.

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Los dedos de sus pies se perdían entre la alfombra bajo su cama, a través de su ventana presenció el comienzo de un nuevo día, desde cómo la oscuridad comenzaba a desvanecerse, hasta el momento en que el sol se manifestaba en el este. Su rostro se notaba cansado, ya que no había podido dormir absolutamente nada, pensando en donde estaría Max. La preocupación la obligó a buscar, junto con su padre, en cada rincón de la ciudad; pero derrotada por el cansancio y sin haber encontrado al menos una señal del castaño, decidió volver a casa pensando lo peor.