Nuestro infinito

Necesito pensármelo

Llevo dos días en los que no he hecho más que leer el libreto. No podía separar mi mirada de la pantalla. Cuanto más lo leía, más me gustaba.

No obstante, no me me muestro convencida ante la idea de ponerme ya a trabajar. Supongo que no va a ser de inmediato, pero toma su tiempo montar en un personaje.

Decido dar un paseo por la playa. No hay nada que me relaje tanto como el mar. Agarro mi gorra favorita, mis lentes de sol y me marcho.

Al llegar a la playa, la brisa marina empieza a tener un efecto calmante sobre mi mente. Trato de ver los puntos buenos y malos de este proyecto, la verdad es que no hallo nada malo, como mucho, que va a interrumpir mis planes. De todos modos quisiera consultarlo antes. 

Llamo a Chris.

-¿Bueno?- contesta.

-¡Chris!

-¿Qué pasó, mi vida?

-No nos vamos a poder ir de viaje al final. Cambio de planes.

-¿Cómo? ¿Por qué?

-Es que... Ya voy a volver a trabajar.- digo entusiasmada.

-¿Tan pronto?- dice extrañado.

-Sí, todo ha sido tan inesperado que... Bueno, no sé cómo decirlo, pero parece caído del cielo.

-Lo importante es que te haga feliz. Tengo que colgar, estoy terminando una sesión. Te amo.

Ahora estoy más decidida a confirmarle a Juan mi participación, pero, como buena hija que soy, me queda hablarlo con mi mamá, pues me gusta contarle todo.

Sigo caminando por playa. Ahora, mi sonrisa es más grande que antes. De pronto, mi teléfono vuelve a sonar. Contesto tan rápido que no me da tiempo de ver quién llama, pero supongo que es Chris de nuevo.

-Amor- contesto.

Para mi sorpresa, no se trataba de Chris.