Nuestro infinito

¡Ah, eres tú!

-No, no soy tu amor, pero, si quieres, por mí encantado.- me dice entre risas.

Enseguida reconozco su voz, la verdad es que la reconocería en cualquier parte, al igual que su risa.

-¡Ah, eres tú, Fernando!- digo un poco avergonzada. -¿Cómo estás?

-Bien, ya hacía mucho que no platicábamos. Pero, ¿qué crees? Ahora vamos a poder hablar mucho más seguido.

-¿Cómo? ¿A qué te refieres?- digo curiosa.

-Sí, verás, vamos a trabajar juntos en el proyecto de Juan.- dice con emoción.

Por unos instantes no contesto, mi mente empieza a procesar la información y no es porque no me guste la idea, al contrario, es la mejor noticia que haya podido recibir.

-¿Apoco eres tú el protagonista de la historia?- digo sin poder creérmelo aún.

-Sí, ¿no te lo dijo Juan?

-No... Bueno, de hecho, yo no le he confirmado todavía.

-¿Cómo?- dice realmente indignado. -¿Por qué?

-Bueno... Es que... - no sé qué contestar, la verdad es que lo de las vacaciones me parece una excusa muy mala, de todos modos, se lo cuento -Quería tomarme unas vacaciones, hace poco terminé de grabar...

-O sea, ¿ya no quieres trabajar conmigo?- noto su voz algo menos animada.

-¿Cómo crees? Claro que no. De plano, ni sabía que eras tú el protagonista.

-Ah, bueno- noto el alivio en su voz.-Entonces, ¿hay alguna esperanza? Di que sí, seguro que será divertido y único. Es más, si tú no aceptas, yo tampoco.

-¿Qué? No, no...- digo preocupada.

Ya no hay más dudas en mi mente, ahora estoy totalmente convencida de querer hacer este proyecto. Para colmo, trabajaría con el galanazo de Fernando, además de ser un buen amigo mío, y ya de hace tiempo queríamos trabajar juntos pero no se nos hacía.

-Le iba a dar mañana mi respuesta a Juan, pero creo que se la daré hoy.- digo convencida.

-¡Qué bueno! No te vas a arrepentir- noto cómo la alegría sale de sus labios.

Cuelga.

Termino mi paseo por la playa y me vuelvo a la casa, pues tengo mucho en qué trabajar.