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La única palabra que lo podía describir, era reluciente.
Su cama, sus camisas, sus pantalones, zapatos, camisetas...
Estaban tan ordenadas que daba la impresión que un huracán había pasado en la habitación. Claro, que con el buen sentido.

Definitivamente, impecable. Ni el mismísimo Yukio se creería la sorpresa que estaba por llevarse apenas entre en la habitación.

Y Rin, muy satisfecho con su obra, observó todo desde la punta, donde se veía mucho mejor.

¿Y qué importaba que sean las 6:00 AM? El punto es que su sector estaba finalmente, luego de mucho esfuerzo, ordenado.

Y como dice el dicho, le costó sangre, sudor y lágrimas, pero lo importante era que su cuarto esté limpio, ¿No?

Soltó un largo suspiro y se acostó en su cama otra vez. Intentó cubrirse con las sábanas, intentando no desarmar su pulcra cama. Claro, que en un acto fallido, pues, como bien puso un dedo en las finas telas, éstas se salieron de su lugar e hicieron su esfuerzo, unas mantas desordenadas.
Se encogió de hombros y continuó en su plan de dormir mínimo algunos minutos. De manera contraria, se encontraría en el peligroso valle de quedarse dormido a cualquier hora, y en cualquier lugar, como siempre le pasaba.

Pero cabe destacar que esta vez no fue por ninguna razón egoísta ni irresponsable. El pobre dejó su alma en organizar su habitación, podría decirse que incluso su cansancio se parecía a un corredor de maratón.

No, claramente no tengo ningún poder para señalar a qué se parece y a qué no, pero decir que su cuarto estaba alborotado, le quedaba muy chico. Por lo tanto, el empeño debía ser el doble, ¿No creen?

Sin embargo, algo impacientó la paz del pobre Rin.

— Hermano, ¿Qué haces aún durmiendo? Desde ayer a las 16:00 que estás durmiendo. Vamos, levántate, ya te daron de alta.

"Cuánto amor" - Pensó desganado el semidormido, al notar que su hermano no había dado ni cuenta de lo perfecta que estaba la habitación, como si fuese algo común.

— No jodas cuatro ojos, apenas acabo de acostarme...

— ¿"No jodas"? ¿Hasta cuándo vas a ser tan irresponsable?

— ¿Qué acaso no ves que ordené mi sector de la habitación? Estoy muy cansado, agradéceme.

— ¿Agradecerte? Se supone que es tu obligación mantener tu lugar limpio.

La gota colmó el vaso cuando el peliazul no se osó a levantarse de la cama y se quedó en su lugar. Y claro, cuando a regaña dientes soltó un fuerte insulto.

Yukio, que lo miraba con atención; suspiró y puso una silla junto a su cama, para luego sentarse ahí.

— Ok, lo siento, ¿Sí? Debo admitir que te quedó muy bien. ¿Cuánto tiempo estuviste haciendo todo esto?

— Toda la noche... — Murmuró —. Por eso tengo tanto sueño...

— ¿Toda la noche? ¿Y por qué no dormiste como te dije?

— Fue algo raro, como un impulso que me obligó a levantarme y ordenarlo... — Confesó boca abajo en la almohada — No podía dormir porque eso me estaba comiendo la cabeza, ¿Qué decirte?

Su hermano se quedó pensando por unos segundos todas las variantes posibles, y la que más sentido tenía; sería la que los pondría en peligro a ambos.

— ¿Y cómo sabemos si no te poseyó un demonio?

— ¿Un demonio de la limpieza? No creo. Me sentía más vivo que nunca.

— Entonces creo que por fin estás madurando... — Sonrió y eso atacó al semidemonio.

— ¿¡Qué te crees, topo mañoso!? — Frunció el ceño.

— ¿Mañoso? Mañoso eres tú. — Le dedicó una sonrisa encantadora, y el gemelo mayor sólo rodó los ojos.

— ¿Puedo descansar un día más? — Lo miró con ojos de gatito mojado. Obviamente al menor se le hizo muy difícil resistirse.
Por supuesto, Rin podía ser un demonio; podía ser un 'irresponsable' y podía ser un caprichoso en ciertos sentidos, pero sus pucheros eran los menos resistibles del mundo.

— Hah... — Suspiró — Está bien, te lo ganaste. ¡Pero sólo por un día! O te atrasarás en las materias, ¿Ok?

El peliazul asintió.

— Me parece bien. Estoy muy cansado~~...

Yukio lo miró extrañado.

— Aunque no entiendo qué fue ese tal... "Impulso"...
¿Te sientes bien? — Tocó la frente de su hermano.

— Síp, perfecto. — Dijo feliz, con un pequeño brillo grisáceo en sus ojos.

— Bien... Pero cuando vuelva, te haré un análisis, ¿Ok? — Se levantó de su silla y se colocó su tapado de exorcista, mientras abrochaba sus cinturones.

"Anal-isis" —, Pensó inmaduro, y cuando estaba por decirlo; parecía que sus palabras se habían enredado entre sus cuerdas vocales como un ovillo de lana. Se había tragado sus palabras; sí.

— Qué raro, Nii-san~ Es la primera vez que no haces un comentario inmaduro separando una misma palabra~ — Objetó tomando su maletín — Nos vemos luego, ¿Sí? — Sonrió y se retiró.

"¿Qué fue eso?" Se dijo a sí mismo nuevamente.
Pasaron apenas unos minutos en los que se quedó mirando un punto fijo en el más allá, para luego volver en sí.

Y de repente se levantó con todo y energías. ¿Qué le había pasado?, se preguntarán.
Pues, había recordado los seis trabajos prácticos que debía entregar en apenas tres días. Uno de Historia, otro de Prácticas del Lenguaje; Matemáticas, Ciencias Naturales, Sociales, e Inglés. Lo peor era que luego de éstas tendría unas cuántas pruebas, y ni siquiera había abierto un sólo libro.
Demasiadas cosas que estudiar, demasiadas cosas que hacer. Y él se había olvidado de hacerlas; algo que puede pasarle a cualquiera, ¿No?

Sólo que él, justamente se sintió retraído en un sitio específico del estómago.
Parecía un ataque desde adentro. Como si fuese una apuñalada, pero por dentro; que poco a poco se convirtió en un gran agujero lleno de emociones.

"¡Me siento con muchísimas energías! ¡Siento que puedo hacer cualquier cosa!"  Eso corrió por su cabeza inevitablemente, y en un abrir y cerrar de ojos; los libros ya estaban sobre la mesa.

¡Me Siento Responsable! «A Blue Exorcist Story»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora