|10| (Final)

816 120 41
                                    

  —Entonces, ¿No hay ningún problema con él?—Preguntó el profesor en circunstancia, totalmente sorprendido.—Pero... Todo lo que estuvo pasando...

—Okumura, yo creo que esto te ha afectado demasiado la información, jeje. Para nada, ¿Un 

Kremlin? ¿Hablas en serio?—Dudó el otro, ladeando la cabeza.—Yo pienso que el problema debe estar más aquí.—Golpeó suavemente con su puño la cabeza del peliazul inconsciente.—En la mente, jeje.

—Pero... ¡Él nunca actuó así! Y ya pasó por situaciones estresantes... Además, ¿Cómo explica el cambio de color de los ojos, por ejemplo?

—Pues, ustedes dos son mitad demonio, ¿no? ¡Cualquier cosa puede pasar con ustedes! jeje.
Les recomendaría ir más a un psicólogo que a un exorcista, jeje.—No paraba de soltar esas pequeñas risitas.—Si quieren puedo hacerle el «exámen» de todas maneras, pero no encontraremos nada.

—Sí, hazlo de todas maneras.—Musitó Yukio, verdaderamente molesto.

—Tranquilícese Okumura-san...—Shima palmeó su espalda, intentando relajar al pobre castaño.

—No, no puedo. ¿Cómo puede ser? No creo que sea algo así como así.

—¡Yo se los dije!—Reclamó Koneko, algo tembloroso de cómo podrían reaccionar los demás.

—Seh, Koneko tiene razón.—Ryuuji abrazó de lado al pobre «chiquillo»— Debimos haberlo oído antes.

—Pero, bueno. Lo que necesitábamos ya está cumplido, ¿verdad? Rin no tiene nada más que una situación estresante. Y dormir. Debe dormir mucho. Tal vez debimos llevarlo a un doctor de verdad.—Objetó el pelirosado, ríendo burlonamente.

—Yo soy un doctor de verdad—Susurró el ojiturquesa, rodeado de cierta aura oscura.

—Uhm... Pues... ¡Un doctor... Licenciado! Tú tienes tan sólo dieciséis años, ¿no? No pudiste licenciarte a-Aún... Eh...

—Llevemos a Rin al psiquiatra.

—No, estás loco.

—¿Existen los psiquiatras para demonios?

—Yo creo que sí.

—No lo creo.

—Sí.

—No.

—Que sí.

—¡Que no!

Shima y Suguro ya estaban tomándose por las ropas, maldiciéndose mutuamente.

—¡Ya paren!—Chilló el castaño, molesto. Se tomó la frente con dos manos, empezaba a estresarse.

—Uhm... Lo sentimos... 

—NO, NO SIENTEN NADA.—Moduló el tono de voz un poco, carraspeando.—Lo siento. Solo llevemos a Rin al jodido doctor. ¿Sí?—Respiró hondo.

Los otros tres interrumpieron el tal «exámen» que le hacían al chico en circunstancia, y volvieron a meterlo en la camioneta. 

—¿Y qué pasó?—Preguntó Shura, detrás del volante.

—Rin no tiene nada más que un curioso caso de estrés. Por las dudas llévenos al doctor que mencionamos al principio.—Explicó cresta de gallo, mientras entre Renzou y Koneko intentaban tranquilizar a Yukio, quién parecía estallar en cólera.

—¿En serio? ¿Sólo eso? ¿Estrés? Agh. Hicieron que pierda mi tiempo.—Musitó mientras ponía en marcha.

—El estrés hace que pierdas eficacia en tus obligaciones. Como Rin no se hacía tanto cargo de ellas, supongo que habrá cobrado una obsesión con ellas.

«Estrés. » Había asegurado aquél doctor.

No había mucho más que hacer que darle la dosis de pastillas que les había recomendado; y turnarse para vigilar a Rin para que no haga ninguna que otra locura.

El que más se ocupaba era Yukio, quién sentía esos horrorosos ataques de jaqueca interminable, cada que se le mencionaba otra de las obligaciones de la que tenía que ocuparse además de todo este problema con Rin.

Ah, ¿Cuándo se le dejaría tranquilo?, eso pensaba.

Las clases seguían corriendo, al igual que los días. Rin seguía inconsciente, pero no porque estuviese mal. Sino por la simple razón de haber estado una jodida semana sin siquiera descansar para todos y cada uno de esos malditos días estar limpiando todas las habitaciones de TODOS, hacer tareas que terminaba con rápidez, y sin siquiera darse cuenta de lo que hacía.

¿Estrés? ¡Por supuesto! Necesitaba descansar mucho, pobrecillo.


Los días pasaban, hasta que Rin se despertó finalmente.

—¡¿Cuál es la raíz cuadrada de veinte multiplicada por el tercio de 860 divido por el cuarto de 15560?!

—Ah... No lo sé...—Susurró el Rin somnoliento, con sus ojos azules como el mar posados en esos cuatro y dos chicas.

—¡RIN ESTÁ DE VUELTA CON NOSOTROS!— 


Seh, todo estaba normal ahora. No habría por qué preocuparse. Rin estaba normal, Renzou insinuándosele a Shura (Como siempre); Koneko relajado y Ryuuji estudiando Arias.

¿De qué se preocuparían ahora? Solamente fue una pequeña etapa por la que tuvieron que pasar. Ahora todos recobrarían sus vidas norma-...

«—YUKIO, ¡DESPIÉRTATE! ¡LLEGAS TARDE!»

«—Uhm... No quiero ir a trabajar hoy... » 

«—Pero-Pero-Pero... ¡LOS EXÁMENES!»

«—Qué va, los tomaré otro día... Sólo déjame dormir... »

Hablé demasiado rápido. 




¡Me Siento Responsable! «A Blue Exorcist Story»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora