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— Ya sé. — Dijo Ryuji con un libro en sus manos mientras el otro castaño seguía observando el material.

— ¿Qué?

— Puede que Rin padezca algo llamado «Antotileptcus». Aquí dice que es una "enfermedad" ocasionada por un demonio llamado Kremlin. Dice que este demonio puede crecer en algunos líquidos, pero mayormente se encuentran entre experimentos debido a la gran cantidad de sustancias que hay dentro de ellos. Y también dice que generalmente atacan la parte más débil de la persona en la que se encuentran, y tratan de mejorarla hasta la perfección. Son demasiado perfeccionistas. Son como una mezcla de un gremlin y algún otro demonio. En realidad son bastante inofensivos, pero pueden generar caos si no se trata a la persona rápidamente. — Explicó.

— ¿Un Kremlin? — Yukio arqueó una ceja — Hace mucho que no oigo hablar de uno. ¿De qué año es la edición de ese libro, Suguro?

— No importa. — Murmuró cuando vio la vejez del libro.

— Yo pienso que debe de ser eso. — Objetó Shima. — Tiene mucho sentido. Pero ahora que lo descubrimos, ¿Qué podemos hacer?

— Hay que encontrar una manera de detener al tal Kremlin.

Por mientras, Koneko leía todo lo que Yukio había escrito y averiguado sobre su hermano, además de su propio material, las libretas y cuadernos del mismo.

— Aquí parece ser que Rin buscaba un nivel de superación — Señaló Koneko — Puede que sea un caso de estrés que lo hace actuar de esa manera. Tal vez el sentirse inferior.

— Cállate Koneko, lo del Kremlin tiene más sentido. Dice que crecía en experimentos, ¿No? Puede que cuando Rin haya bebido nuestro... — Renzou no terminó de hablar antes que Yukio lo interrumpa.

— Eso es. Ni lo había pensado. Estás mejorando, Shima. — Le dio una sonrisa satisfecha y los otros dos lo miraron con aires de envidia — Bien... Tendríamos que... — Se quedó pensando — Hay que ir a buscarlo. Y llevarlo con un especialista en todo esto.

— ¿Acaso usted no es uno? — Preguntó Ryuji.

— Sí, lo soy. Pero no puedo hacerlo solo. Tenemos que llevarlo con un Doctor de más nivel que yo, aunque me cueste admitirlo.

El cuarteto no dudó en salir corriendo para encontrar el paradero del joven por el cual estaban tan preocupados.

— No me importa~ La vida es bella~ Es una bendición ~ Deja pá' tras lo malo y canta mi canción~ — Canturreaba el peliazul  desde adentro de la habitación. Su cola se encontraba dentro de su pantalón a pesar que estaba solo, y su pelo estaba perfectamente ordenado. Vestía ropa casual pero formal en cierto sentido.

De admitir, la situación fue una de las más cómicas que alguno de los cinco pudo haber tenido en toda su vida.

Ryuji y Renzou entraron a pataletas como si fuese un asalto terrorista, y entre los dos lo levantaron ya que bien sabían que él por su cuenta no iba a salir hasta terminar de limpiar todas las habitaciones. Yukio estuvo de su lado intentando calmar a la actual "bestia" que no paraba de moverse para evitar que lo sostengan, y Koneko se ocupó de llevarlo dentro de la camioneta.
Les puedo asegurar que en ningún momento, la circunstancia pareció un secuestro.


¡Me Siento Responsable! «A Blue Exorcist Story»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora