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La cabeza del pobre Yukio daba vueltas cuando intentaba dar su clase y lidiar con el propio peso de su decisión de estar pendiente de Cada movimiento de su hermano. Si bien hacía un tiempo ya lo hacía, no era lo mismo. En especial porque el cerebro estaba por explotarle al ver que Rin solamente se sentaba en su lugar quieto como una mosca, y prestando mucha atención a lo que supuestamente él mismo estaría enseñando. Pero el ver ese brillo grisáceo en los ojos de su hermano seguía molestándole y poniéndolo nervioso.
¿Por qué? El que en clase esté durmiendo o en otras situaciones sin importancia podía molestarlo, pero verlo completamente al contrario, lo hacía preocupar. Y mucho más cuando sentía sus ojos plantados en sí mismo, ya que si bien era extraño que Rin se comporte así; más raro aún es que le dé tanta atención.
Y por mientras tantos pensamientos recorrían su mente, se perdía entre sus palabras y entre las que sus sesos dictaban, hasta terminar confundiéndose y diciendo lo que realmente pensaba.
Por lo tanto, un poco cansado, les dio a sus alumnos una tarea en la que él no tendría que intervenir. Al menos no tendría que haber ni un sólo murmullo a menos que sea para preguntarle algo. Así ni él ni sus alumnos hablarían, y podría pensar en paz.
No pasaron ni cinco minutos, y Rin ya estaba levantado junto a su escritorio.

— Yukio~... No quiero aprovecharme de que somos familia, pero~... ¿Podrías tomarme hoy el examen de mañana?

¿Su hermano pidiéndole adelantar el examen?

— No puedo. Eso no sería justo para los demás. El examen debe ser dado el día del mismo. Sin adelantos, sin atrasos. Y sin excepciones.

— Por favor Yukio... — Insistió.

— ¿Ya terminaste de leer las 10 páginas?

— Y ya las subrayé. Vamos, déjame... Una vez al menos...

A pesar de todas las pruebas que irían en su contra, él debía seguir vigilándolo. Y analizarlo mientras hacía su examen no sería mala idea. Ya que se le dificultaría mucho al día siguiente, teniendo que revisar a toda la clase y más entre los que podrían copiarse mutuamente.
Así que, sin hacerle caso a sus mismas palabras, suspiró.

— Bien. Te daré el examen. Pero me lo entregarás hoy. Y no importa si no lo terminas, mañana ya no habrá oportunidad. ¿Ok?

— Asintió — No desconfíes de mi, Yukio~...

— Rodó los ojos ligeramente y le dio La hoja del examen — No te apures, tienes tiempo. — Dijo con aires de desconfianza.

Rin, alegre, se encaminó a su asiento sonriendo y comenzó a hacer la prueba. Todas las respuestas estaban en su cabeza, y a diferenci Reed a de exámenes anteriores, sabía perfectamente cómo explicar y redactar su respuesta.
Su mano ya le dolía de tanto escribir, y la dejó descansar sobre la misma mesa mientras revisaba con aires de autoridad las preguntas con sus respectivas respuestas.
Se levantó y se lo entregó a su hermano.

— Ahora, ¿Qué puedo hacer? — Le sonrió.

— Si quieres puedes continuar con tarea de otra materia... — Entrecerró los ojos y empezó a corregir esa hoja de papel blanca con toda su dimensión completa de palabras.

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Rin sonrió y anotó otros cinco "Tics" en esa libreta extraña. Ante los ojos de los demás, parecía un completo gremlin por sus actos. Ryuji lo miraba por el rabillo del ojo; y Renzou no se privaba de aquel acto descarado de verlo directamente como si fuera un extraterrestre. ¿Por qué era tan raro para los demás verlo estudiar en el receso, y no estar almorzando, ríendo o pasando con sus amigos? Él sólo se estaba esforzando. Pero ellos se llevaron muchísimas sorpresas ese mismísimo día, en especial cuando vieron que su imperfecto mechón largo de pelo que caía sobre su frente y terminaba a la altura de su nariz haya desaparecido como por arte de magia. Inclusive, lo extrañaban, a pesar que no era parte de su cabello. Era increíble y muy sorprendente ese "pequeño" cambio en la actitud del peliazul.

¡Me Siento Responsable! «A Blue Exorcist Story»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora