4.-La búsqueda.

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                                                  La búsqueda.

Estábamos cerca de nuestro objetivo y el único obstáculo que se interponía entre nosotros era el caminar sigilosamente hasta la parte trasera del edificio, subir por las escaleras de emergencia y entrar.

Al ver que estaba despejado bajamos del coche e inmediatamente comenzamos a movernos entre las calles que estaban casi vacías y eran menos peligrosas.

Si, admito que al principio todo parecía fácil y cuando algo suele verse de esa forma, es porque nunca lo es. Siempre habrá algo que complique las cosas. En nuestro caso, grupos enormes de muertos en la mayoría de los atajos que conocía y la única forma que encontramos para avanzar hasta allá fue matándolos.

Después de todo conseguimos llegar hasta ahí. Cansados de tanto correr pero sanos y salvos.

— Te dije que lo conseguiríamos Kelly.

— Aún no lo conseguimos todo.

— Lo sé. Por el momento hay que subir por aquí y brincar hacia la escalera. — Bien sabía que, no íbamos a hacer ruido por lo sucedido anteriormente.

—No querrás hacer ruido o ¿sí? Recuerda lo que paso la última vez. — Le recordé sobre ello.

— ¿Entonces qué? — Preguntó.

— Me subiré al contenedor de basura, brincare y una vez que suba, tu harás lo mismo.

— Creo que no lo conseguiré John.

Hasta hoy, me sigo preguntando, el porque la gente se limita o porque se sienten inútiles e inferiores en vez de decirse a sí mismos: “Oye puedo hacerlo.”

Para demostrarle que todo es posible, me monte como un mono y subí, no con el afán de frústrale aún más, sino para que su esperanza se elevara aunque fuera un poco.

— ¡Anda! — Le grite al ver que los monstruos se acercaban. Dejándole decidir entre saltar y confiar en mí o morir.

Y si se preguntan: “¿Qué fue lo que paso?” Pues simplemente salto.

Por suerte le alcance a tomar del brazo y aun así, casi se resbala por el sudor que traían sobre mis manos.

— ¡Lo he conseguido! — Exclamo sonriente. Como si se hubiese ganado un peluche en algún juego de feria. Y no tenía idea de si aquellas mejillas, que habían tomado un tono más rosado de lo usual, eran por felicidad o eran a causa de la presión que sintió al estar en la parte de abajo, creyendo que sería su perdición.

— Te lo dije… Ahora hay que subir y por favor, en cuanto veas una puerta ponte alerta, porque ahí es por donde vamos a entrar y no sabemos lo que podría estar esperándonos.

La puerta estaba entre abierta. Como si alguien se hubiese escapado a toda prisa y de la manija escurría una enorme cantidad de sangre que terminaba sobre el suelo. Quizá la persona que salió ya estaba muerta antes de hacerlo.

Pero coño, crujió bastante fuerte al abrirla por completo, pero nos dejó ver aquel escenario muy similar al de una masacre. Con lámparas colgando por los techos y trozos de carne humana regados por todo el lugar haciéndote aún más difícil el caminar por el pasillo tan angosto y obscuro.

— Espera, John.

— ¿Ahora qué sucede?

— Traigo una lámpara muy pequeña en la bolsa de mi pantalón.

Gracias a ello, conseguimos llegar hasta mi apartamento y el no habernos topado con más de esas cosas no era lo único extraño, también que Kelly abrió la puerta como si nada, lo que era bastante preocupante porque me hacía dudar hasta de mí mismo “Quizá me salí a toda prisa y se me olvido cerrar con llave” Fue lo que pensé hasta antes de entrar y darme cuenta de que alguien había ingresado.

Efectivamente encontramos a tres personas sentadas sobre la cama y una de ellas, era Wendy,  quien me reconoció de inmediato.

— John, ¿Qué ha sucedido aquí? — Se levantó, me abrazo y soltó el llanto. — Hay gente comiéndose a otra.

— Lo sé. Lo he visto Wendy, y no se…

— Así que, esta es la señorita de la que me hablaste, ¿Pero ellos? — Interrumpió Kelly.

— No lo sé… ¿Quiénes son ustedes?

— Hola, yo soy George y él es mi hermano Cony.

— Se puede saber… ¿Qué hacen aquí dentro? — Pregunté.

— Verán, íbamos entrando al edificio, cuando un hombre entro desangrándose y de pronto comenzó a atacar a todo el que se encontraba en su camino hasta matarle, pero esas personas revivían al minuto y atacaban a los vivos.

— ¡Vaya mierda! — Susurre. — Entonces si te muerden ¿Estás perdido?

— Esa es la teoría que tenemos. Puesto que lo vimos con nuestros propios ojos.

Al menos ahora, teníamos una idea sobre el peligro que esas malditas cosas representaban y sobre lo que eran capaces de hacerte, si te dejabas morder. Aunque también sabíamos cómo eliminarlos por completo.

Era solamente un dato, lo que teníamos que hacer ahora, era salir con vida de la ciudad que ya estaba más que perdida.

— Nos tenemos que ir, si gustan ir con nosotros, son bienvenidos.

— Claro que iremos con ustedes dos. Muchas gracias por la invitación. — Dijo Wendy.

Después de abrir la puerta y de salir por la misma todo empeoro. Los muertos salieron de entre la obscuridad y comenzaron a perseguirnos por el pasillo, que al ser angosto no permitía que dos personas corriesen a la par y salieran al mismo tiempo, por lo que se me ocurrió la maravillosa idea de dejarme rebasar por las dos chicas y una vez que salimos los tres, trabe la única salida de emergencia de aquel piso. Usando así, a G y C como carnada.

Pobres, gritaban de agonía al ser comidos mientras seguían aún con vida, pero ¿Que hubieses hecho tú? Sobrevivir ¿no es verdad? Y estoy seguro que lo último en entrar a tu mente, sería el lamentarte por ello.

— ¿Porque has hecho eso? — Preguntaban mientras brincábamos hacia el callejón. — ¿Porque les has asesinado? — Lo cual no les respondí, pues, ni yo sabía la respuesta, en ese instante de desesperación solo pensaba en salir adelante y por ende me mantuve en silencio hasta llegar al automóvil en donde la mirada de ambas era de miedo… miedo hacia mi persona.

— Estamos bien, eso es todo lo que importa. — Mencione al subirnos al auto.

— Lo estamos John, pero ¿Qué hay de esas personas a las que acabas de matar?

— ¡Deberías agradecerme, por haberte salvado el culo, Kelly!

— ¿Cómo dijiste?

— Que no tuve otra opción. Eran ellos o nosotros ¿Qué hubieses elegido tú?

— A nosotros ¡Maldición! No lo vi de esa forma. Lo siento.

—No deberías disculparte por algo que tú no hiciste o provocaste. — Le susurre al oído. — Le susurre al oído. —La que me preocupa no eres tú, sino ella.

—Hablare con ella en el camino…

World of zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora