Los deseos egoístas (Honey Ketchup)

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[Decidiste reiniciar♡, pero solo cargaste partida en el mirador♥]

Cuando Papyrus recupera la conciencia, se da cuenta de que sigue fumando con el esqueleto de rojo. Voltea a verle, asustado, y lo rodea en sus brazos. El pequeño Sans no sabe cómo reaccionar, lo había visto hace unos segundos siendo sepultado con su hermano en el subsuelo mientras él estaba en el exterior con su exjefe. Fell se sentía feliz por lo que le había dicho anteriormente su dos metros, Palmeó su espalda y se separó de él, con sus cuencas rojas le miró.

-¿Lo has visto tú también?-

Papyrus asintió con la cabeza, entonces, ambos recordaron de golpe. ¡Arándano! Se volvería loco si dejaban que las cosas siguieran su curso. Rápidamente, ambos se separaron y con un chasquido de dedos por parte de ambos. El mirador quedó vacío. Papyrus fue el primero en llegar a la casa, seguido por su Sans de rojo. Permanecieron en silencio. Caminaron lentamente al piso de arriba y entraron en la habitación del jefe. Allí, el pequeño arándano temblaba de miedo mientras el sádico de Pap-Fell le daba instrucciones de como "ponerse a la altura" para su hermano. Hirviendo en odio e ira, Paps posó su mano con mucha presión sobre el hombro de su contraparte, él mismo Pap-Fell se estremeció y giró su cara para ver quién se había atrevido a tocarle.

Un puñetazo en toda la cara. Paps le había dado un buen derechazo. Una vez Pap-Fell estuvo en el suelo, el esqueleto fumador se sentó sobre él y continuó con la ronda de puñetazos. Permaneció así por un largo rato, hasta que los dos pequeños Sans se encargaron de separarle. Ahí fue cuando cayó en cuenta de que, sólo le quedaba un punto de vida. Pensó en escupirle, pero optó por pegarle una bofetada en la cara. Su mejilla se había quebrado un poco. Sans aulló sorprendido de que su antiguo amo terminara tan lastimado.

-No vuelvas a acercarte a mi hermano, enfermo.- fue lo que se limitó a decir mientras se incorporaba del suelo.

Pap-Fell se limitó a sonreír mientras miraba al pequeño arándano. Este, como respuesta se escondió detrás del mismísimo rojo. Sans protegió al pequeño arándano mientras miraba también a Fell, ¿Cómo su jefe había podido caer tan bajo?

-El daño está hecho, Papyrus.- fue lo que logró decir con la voz rasposa.

Al decir esto, recibió una patada. Por quién menos esperaba. Por el pequeño arándano. Y luego de esas, le siguieron otras y otras más. Una sonrisa sádica apareció en su rostro, deformando su aura angelical en una más siniestra. Paps se apartó y se llevó a rojo consigo, no quería que su masoquista reformado viera la escena, lo podría destruir. Con un chasquido de dedos estaban en el último corredor. Allí, el Sans original les estaba esperando.

-así que...regresaste...-

Sans original tenía la voz opaca, estaba dándoles la espalda, mirando el final del corredor. Papyrus quiso avanzar hasta él pero el mismo Fell se lo impidió. Extrañado, Paps permaneció detras de su pequeño rojo, fue cuando por fin habló.

-Cómico, ¿Qué haces aqui?-

Sans se giró para mirarles, su ojo azul brillaba con intensidad, al igual que su alma...mientras que de sus cuencas se le escapaban algunas lágrimas ¿Por qué estaba llorando?

-tú lograste reiniciar, ¿Verdad? O mejor dicho, cargaste la partida. Para reiniciar, necesitas mucho más poder.-

-Sans, podemos arreglar esto...sólo dime que ocurre...-

En el momento que menos se lo esperaba, el Sans del universo original le estaba apuntando con un hueso directamente en su alma. Habló con aparente serenidad, mientras, Fell estaba tras una jaula de huesos creada al momento por su contraparte, ¿De donde había adquirido tanto poder?

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