Aroma de cigarro (HoneyMustard)

274 30 23
                                    

[True Reset♥]

Papyrus despertó en su cama una vez más, sus cuencas se iluminaron con un brillo naranja, se incorporó de la misma como un resorte. Volteó a ver el calendario, que reposaba tranquilamente sobre una de las mesas de noche...era el día siguiente de su llegada. Estaban en el sofá de la casa de los esqueletos originales, si, estaban. Su hermano estaba en la bolsa de dormir que usaban para acampar hace tiempo, descansando como un ángel inocente... no como un psicópata con una risa casi maligna en su rostro...eso era...

No.

Luego sacudió su cabeza desesperadamente, tenía que quitarse esos recuerdos de su cabeza...todo había reiniciado al principio. Con mucho cuidado, y a la débil luz de su cigarro, con un lápiz que tomó prestado de la mesa de noche, decidió escribir una carta; aunque no tenía papel, logró localizar algunas hojas con lo que, al parecer, tenían garabatos. Escribió en ellas para quedar en un sitio con su Sans masoquista, al que cariñosamente estaba decidido a llamar Red o Rojo. Cuando terminó decidió que se la dejaría mientras dormía. Pero, tenía que hablar con alguien primero, para cerrar un ciclo. Se levantó para desperezarse y con calma se colocó su chamarra de siempre. Era una noche fría de Snowdin. Encaminó sus pasos al mirador y descubrió que no estaba solo, una sombra estaba en él, rodeado de botellas de vidrio. Quiso hablar con él, aunque se le adelantó:

-No sabía que tenías insomnio.-

Paps carraspeó como si se hubiera atragantado.

-Yo tampoco sabía que lo tenías. Y mira donde hemos llegado.-

Una risa seca resonó en el mirador, el Sans original palmeo su mano en la nieve fría, junto a él, invitando al más alto a sentarse, y Paps, sin hacerse de rogar, tomó asiento a su lado, esperando que el cómico dijera algo.

-Tuve un sueño muy extraño, más bien diría que fue una pesadilla.-

Sans hizo una pausa para tomar de su botella de ketchup. Paps lo miraba y le escuchaba con atención.

- tu llegada junto con la de los otros provocaría la desesperación. -

Finalmente, Papyrus se giró a mirar frente de sí mismo, los copos de nieve caían despacio. Uno de ellos, con una compleja forma, quedó en sus manos, tras detallar esa partícula en su mano, entendió. Tenía que decir la verdad.

- Eso, hermano mio, es la realidad.-

Tras decir eso Papyrus suspiró aliviado, un gran peso de encima se había desprendido de su espalda, luego, su mirada recorrió al comediante original, este se hallaba perturbado, no podía dejarle seguir en ese trance, por lo que, con susurros suaves se encargó de explicar todo lo que vio en aquella línea temporal.

Toda esa avalancha de nieve de problemas que crecía a medida de sus malas desiciones. Sans era un buen oyente, para Paps, era como si soltara todas esas cosas que lo hacían sufrir.

Luego de unas horas, se decidieron a conversar con alguien mas, por lo que ambos se teletransportaron a la habitación donde dormían los hermanos del universo de Underfell. Allí, el alma de Paps reaccionó (más bien vibró) al verlo descansar, el Sans rojizo, aunque el pequeño amante de la mostaza durmiera a pierma suelta, se le escapara por la boca que formaban sus dientes un poco de saliva y riera entre sueños como un paciente con esquizofrenia...

Le seguía pareciendo adorable.

Con mucho sigilo, el más alto de los intrusos se acercó al masoquista durmiente, simplemente para dejarle una nota doblada cuidadosamente escrita hace ya unas horas. Sin resistir la tentación, presionó sus dientes en el cráneo del esqueleto, a modo de "beso" para demostrar su cariño.

3 Son MultitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora