Musa Calíope*, dame tu favor,
llena mi corazón de inspiración,
tócame con tu tan divino fulgor.
No he podido hacer otra canción
por lo que origina tu ausencia:
torpeza en el acto de creación.
Prémiame de nuevo con tu presencia,
vuelve con tu belleza a mi lado
y permíteme sentir tu esencia.
No sé a dónde tú te has mudado,
yo por eso intento llamarte
con este terceto encadenado.
Con este canto quiero invocarte,
y si este poema no funciona,
¿cómo lo hago si no es con arte?
Por favor, Calíope, ven a mi zona,
inspírame para hacer más obras,
oye lo que tu siervo te entona.
Déjame continuar con mis maniobras**,
vuelve a mí, inspiración amada,
y no me tengas más entre zozobras.*La musa Calíope es la musa de la épica, género literario que, siendo bastante simplistas, vendría a ser el nombre que los griega usaban para designar la narrativa. Así, aquí la nombro, no solo como ente inspirador de los poetas del subgénero épico, sino también de todos los escritores del género narrativo.
**Maniobras literarias. Es decir, que me permita poder seguir escribiendo.