Sonó el despertador, me incorporé para apagarlo y me quedé sentada en la cama. Ese era el único momento en el que mi mente estaba en calma, pero justo un segundo después lo recordaba todo. Era igual todas y cada una de las mañanas, la noche que conseguía dormir, despertaba con la mente en blanco, pero cuando volvía a ser consciente de la situación, me tumbaba de nuevo en la cama y me tapaba hasta arriba, intentando evadirme del mundo.
Pero no ese día, ese iba a ser el primer día de instituto. Tenía que volver a la rutina, a una rutina en la que ella ya no estaría. Me quedé sentada en la cama mirando a una pared, la pared que antes solía estar llena de fotos nuestras y ahora estaba completamente vacía. Me dirigí hacia el baño y me miré al espejo, mi cara estaba totalmente descompuesta. Pálida, unas increíbles bolsas bajo los ojos, que estaban totalmente rojos. No era de extrañar, pues habría dormido unas tres horas, y eso era mucho para lo que había estado durmiendo cada noche desde hacía aproximadamente dos meses. No me molesté en maquillarme, ni tan solo en taparme esas pronunciadas ojeras, simplemente me recogí el pelo en una coleta algo desaliñada, me puse unos pantalones negros y una camiseta de manga corta del mismo color acompañados por unas zapatillas también negras.
Cogí la mochila y bajé las escaleras en dirección hacia la cocina, donde se escuchaba a mis padres hablar con mi hermana.
- Buenos días, hija - dijo mi padre, acercándose a mi y dándome un beso en la mejilla antes de dirigirse hacia su silla con una taza de café en la mano.
- Si tú lo dices... - pensé - Buenos días - respondí sin más. Mi familia era con las únicas personas que había hablado durante los últimos meses, también hablaba con las chicas por teléfono de vez en cuando, pero siempre que lo hacia era porque alguna de ellas me llamaba. Yo nunca lo hacia.
- ¿Lista para volver a clase? - preguntó mi madre. Sabía que no preguntaba con la misma intención con la que lo hacia todos los años. Esa vez no se refería a las horas de estudio y las veces que tendría que madrugar. Estaba vez de verdad le preocupaba que no fuese capaz de superar ese año. De superarlo sin ella.
No supe que responder, simplemente levanté la mirada que tenía clavada en el desayuno y la miré. No tenía nada que decirle, porque sabía que mi respuesta no le gustaría. Claro que no estaba lista. No estaba lista para estar en clase sin ella. Sin verla por los pasillos. Sin su risa. No estaba lista para pasar mi último año de instituto sin ella. Ni tampoco para pasar el resto de mi vida ahora que ella ya no estaba, pero no tenía otra opción.
Los pasos de Chris aliviaron el silencio incómodo que se había creado en la cocina después de la pregunta que yo no respondí.
- Buenos días, familia - dijo mi hermano pequeño sentándose a mi lado en la mesa - ¿Qué tal la noche? - me susurró en el oído mientras se servía un vaso de zumo. Chris sabía perfectamente sobre mi insomnio, porque muchas de las noches en las que no podía dormir, bajaba al jardín de nuestra casa y él, al verme por la ventana, bajaba a hacerme compañía. Si aún seguía con vida, era por la compañía de Chris en todas esas noches en las que no conseguía conciliar el sueño. Quién sabe que podría haber hecho si hubiera pasado esas noches sola.
- He conseguido dormir unas tres horas - le dije sin mirarle, revolviendo los huevos que había en mi plato y aún no había probado. Él sonrío con mi respuesta y apretó mi antebrazo levemente. Chris significaba muchísimo para mi, no creo que él supiera cuanto.
- ¿Os llevo a clase? - preguntó mi padre levantándose de la mesa con su plato ya terminado en la mano.
- No hace falta, papá, yo puedo llevarnos - respondió mi hermano.
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ahora que te has ido || camren
Fanfic¿Cómo seguir adelante cuando pierdes a la persona más importante de tu vida?