ahora que te has ido || camren

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A penas pude conciliar el sueño después de mandarle el mensaje a Lauren, los nervios me consumían y esperaba una respuesta que no llegó.

A la mañana siguiente me desperté con un sueño increíble y unas bolsas bajo los ojos que estaban cerca de rozar el suelo. Además, esa horrible sensación en el estómago causada por los nervios. Miré el móvil con la esperanza de ver un mensaje de Lauren, pero como había pasado durante toda la noche anterior, nada.

Salí de la cama y me preparé para empezar el día. Después de no mucho rato eligiendo qué ponerme y arreglándome, bajé a la cocina donde me esperaba mi familia al completo.

- Buenos días, hija - saludó mi madre con una sonrisa mientras se acercaba hasta mi lugar en la mesa con el desayuno - Tienes que ir a casa de Kristie a las seis, acuérdate - advirtió dejando el plato delante de mi para después darme un beso en la cabeza.

- Lo sé - respondí comenzando a comer, recordando que tendría que cancelar la salida con Lauren.

Tras una corta conversación en la que mi madre se interesó sobre mi nuevo instituto, salí de casa con la mochila y comencé a caminar calle arriba hacia el instituto. Puse la música del móvil en modo aleatorio y salió una de mis canciones favoritas.

Caminar tranquila por la calle con música de fondo era una de mis cosas favoritas, me relajaba y me daba la oportunidad de observar todo a mi alrededor.

Con el final de la canción llegué a mi destino y me dirigí a mi primera clase, Historia del Arte, que para mi suerte compartía con Lauren. Entré al aula y me senté en una de las mesas del fondo, poco después entró ella y me miró durante unos segundos antes de responder a mi sonrisa. Pareció dudar unos instantes pero acabó sentándose a mi lado.

- Buenos días - saludé con una sonrisa. Fijó su mirada en mi con un rostro totalmente serio antes de responder.

- Buenos días - respondió con indiferencia apartando la mirada hacia la profesora que había empezado la clase.

No entendía qué había hecho mal, no respondió a mi mensaje y ahora parecía estar molesta conmigo por algún motivo.

- ¿Está todo bien, Lauren? - pregunté poniendo la mano sobre su brazo. Su mirada fue directa al contacto que yo había establecido, lo que me incomodó y me hizo apartar la mano rápidamente.

- Tenemos que hablar de algo - giró la cabeza para mirarme.

- Te escucho - mi tono se volvió serio, no entendía el comportamiento de Lauren.

- Sobre tu mensaje... en realidad, sobre todo el día de ayer, creo que tenemos que - empezó a hablar pero la voz de la profesora la interrumpió.

- ¿Quiere compartir su conversación con el resto de la clase, Jauregui? - interrogó la mujer de unos sesenta años.

Lauren no respondió y agachó la mirada hasta su libro. No hablamos durante toda la clase y la intriga me comía, no sabía qué podía haberle molestado de mi mensaje o de la tarde que pasamos juntas.

Un pensamiento se instaló en mi mente durante toda la mañana, y era que a Lauren le gustaba otra persona y yo había hecho el ridículo creyendo que se refería a mi, y además ahora había perdido a la única persona que conocía en la ciudad.

Las horas pasaron lentas, cada segundo me consumía, quería hablar con Lauren para poder aclarar las cosas, pero por otra parte no quería verla porque había hecho el ridículo.