Capítulo 5: LOS HOMBRES DE SUR

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Una brisa de viento gélido fue lo que me despertó aquella mañana. Apenas había salido el sol de entre los árboles, y ya notaba los primeros rayos de calor que desprendía. Me senté al borde de la cama y noté unos pequeños pinchazos en mi mano izquierda. Tenía un dibujo extraño en la palma, como un jeroglífico, incluso me atrevería a decir que brillaba de color verde esmeralda.

De repente, de las yemas de mis dedos empezaron a salir gotas de sangre bullendo, no cesaba de salir y pegué un brinco de la cama. Fui corriendo al cubo de agua donde me lavé la noche anterior los pies, y nada más meter la mano, no me contuve en el silencio y grité auxilio. Al volver a verme la mano, estaba ardiendo en llamas. Del miedo y desesperación, me revolcaba de espaldas al suelo de dolor. ¡Quería que todo cesara ya!

De una patada, Björn abrió la puerta de mi habitación, pues la tenía bloqueada. Me agarró de los brazos y me susurró al oído:

"Heimdall gud nåde, fri ham fra det onde...".

Recitadas las palabras, el dolor y la marca desvanecieron.

Traumatizado, me sentía aturdido entre desesperes en la comuna. Björn me llevó a la cama e Ingrid acudió a los vecinos, que casualmente fueron Ladgerda y su padre, los que me saludaron en el Gran Banquete. Apurados fueron a ayudarme, el padre me agarró la mano y me dio varios pinchazos en la palma con una astilla mojada con saliva. Parecía saber lo que hacía, era mayor y Björn confiaba en su experiencia. A continuación, cerró los ojos y pronunció unas palabras.

"Heimdall, fortell meg hva du så".

Nada más recitadas sus palabras, en contra de mi voluntad me levanté del lecho y hablé inconscientemente a los que estaban en la habitación.

- "Se acerca el Sur. He visto desde el alto del Valhalla a Bolvar el Despiadado, acercándose con su ejército de sangre negra, ¡preparaos para la gloria! Tarde o temprano Thor os mandará una pequeña ayuda".

- "¿Y qué hacemos Heimdall? El pueblo no nos creerá, hace siglos que no vemos la magia, y hace poco hubo un milagro desmentido que me hizo plantearme dudas de vuestra deidad". - dijo Björn confuso.

-"¿Qué estás diciendo, Björn?" - le dije yo a mi amigo, pues mi consciencia no era presente en aquel momento.

Me miró detenidamente unos segundos y de repente se volvió y salió de la comuna con buena celeridad. Hizo sonar las campanas del Templo de los Dioses y el pueblo se reunió en la plaza central donde estaba montado un mercadillo.

- "Vecinos, amigos, hermanos. En mi comuna nuestro joven Sergyo tuvo una visión, una visión divina de nuestro guardián, Heimdall". (los habitantes murmuran entre ellos, supongo que Björn lo dijo así porque suena más convincente que en realidad me hubiese poseído para comunicarnos algo después de hacerme sufrir)

- "ME LARGO, TENGO COSAS MÁS IMPORTANTES QUE HACER QUE ESCUCHAR A UN LOCO OBSESIONADO CON EL FORASTERO" - dijo un sastre artesano.

- "Opino lo mismo, marchémonos, tengo bocas que alimentar y necesito vender mis productos. ¿Quién quiere un talismán? ¡Realmente funcionan! Cómprenlos, ¡están bendecidos por los mismísimos Dioses!" - dijo un hombre al lado del anterior.

- "Esperad, esperad, ¡digo la verdad! Nuestro pueblo corre un grave peligro, ¡se avecina Bolvar con un gran ejército para arrasar con todo lo que se le interponga!" - dijo Björn preocupado y gritando.

- "Te creemos Bjørn, sabemos que dices la verdad, sabemos que has visto semejante visión... pero sólo los locos creen las palabras que ellos conforman como su propia realidad". -dijo una anciana mientras todos volvían al mercado.

Sergio, y la AgoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora