Capítulo 4: LA VIRTUD

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¿Cómo reaccionar ante aquella situación? No lo sé.
Pero, lo que sí estaba claro era que no iba a ser un "gran guerrero", ni para matar a una serpiente... menos mal que la serpiente de la leyenda no existe... es sólo un cuento inventado para asustar a los críos y que no salgan de sus casas.

Al cabo de unos diez segundos de tensión, el Hersir se me arrimó y me cogió del pelo muy fuerte. Creo que no lo hizo con mala intención, pero me hizo daño, el hombre es muy grande y con poderío. 

Pronunció unas palabras (en nórdico): ¨Hermanos y valkirias, ¿hace cuánto tiempo que no olemos a un extraño de otras tierras? Nuestro pueblo contó historias, rumores, (exaltando la palabra) de que hace ya cinco largas generaciones, nuestros antepasados interactuaron con un grupo de extranjeros¨.

-"¡Que al tercer día murieron por débiles y cobardes!"-gritó un guerrero al lado derecho del Hersir. 

(Rompen a carcajadas)

-"Dime muchacho, ¿eres tú el héroe que acabará con la serpiente del Nidjogg?"- Dijo él observándome de abajo a arriba.

Una vez más me quedé mudo, pero esta vez pensé detenidamente en qué decir. Pensé que sería el momento más importante de mi vida, que había nacido para tener un papel importante aquí y ahora, ayudar a salvar a los nórdicos de una... ¿irreal serpiente?, ¿Ser tratado como a un héroe y cuidado como a un dios hasta que se interponga la ficticia realidad de una serpiente gigante a las puertas del pueblo? Joder, ¿por qué no? Grité:

- "JA!"- Y todos los que habían en la sala me siguieron y comenzó a volver la música incluso con un volumen más alto y alegre.

Al volver al banquete, me senté y seguí con mi cena, seguía teniendo mucha hambre. De vez en cuando miraba mis cercanías y vi al Hersir  yéndose de nuevo a la oscuridad. Cuando mi vista ya no lograba verle, un hombre me puso su mano en mi hombro para que me girara.

Era un señor alto y pelirrojo, algo fuerte y cómo no, con armadura y casco. A sus espaldas estaba su hija, que me miraba ruborizada.

El padre me la quería presentar, ya que le dijo su hija que yo le atraía, pero no se atrevía a hablarme porque era muy tímida. Le dio un empujoncito y me la puso a pocos centímetros de mi cara, vaya manera más delicada de hacerlo siendo tímida...

La chica era monísima, tenía el pelo rubio con dos trenzas que le llegaban a los hombros, unas pecas naranjas en los pomos y una nariz pequeña pero bonita.

El padre al empujarla hacia mí, me dijo que se llamaba Ladgerda (se lee como "laguerza"). Para saludarla fui torpe y no pensé en las culturas del Norte. Le quise dar dos besos en la mejilla y ella se asustó, se echó para atrás. Se interpuso el padre y me dijo:

Hijo, no sé cómo lo hacen de donde vienes, pero aquí siempre se estrecha la mano para saludar¨.

Les di mis disculpas a los dos, y le sonreí a Ladgerda, ella me  devolvió la sonrisa mientras agachaba la cabeza.

-"¡Sergyo! ¡Ven aquí!"- Dijo Björn al otro lado de la lumbre.

-"Bueno, encantado de conocerte Ladgerda y a usted también señor" -Con media reverencia me fui.

Justo al darme la vuelta, escuché reír a la chica ilusionada con su padre, me hizo sentir bien, incluso sentí algo por ella..., parece una buena chica y la quería conocer.

-"Sergyo, amigo mío, te noto algo delgado, y qué mejor momento que presentarte a quien va a hacer de ti un fuerte guerrero. ¡Te presento a Jål Borg!"- Dijo Björn con gran ilusión.

Sergio, y la AgoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora